Fiebre del Heno
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- 27 ago
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INFORMACIÓN PARA PADRES - SALUD PEDIÁTRICA
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Puntos clave
La fiebre del heno es una reacción alérgica frecuente ante sustancias normalmente inofensivas llamadas alérgenos.
Afecta principalmente la nariz, los ojos, la garganta, los oídos y los senos paranasales.
Cuando es causada por el polen, se conoce como fiebre del heno estacional y es más común durante la primavera y el verano.
Otros alérgenos como los ácaros del polvo, las esporas de moho o los animales pueden desencadenar fiebre del heno durante todo el año (fiebre del heno perenne).
Evitar el contacto con los desencadenantes es la mejor forma de prevenir y reducir los síntomas en niños.
Existen tratamientos que pueden ayudar a aliviar los síntomas.
¿Qué es la fiebre del heno?
La fiebre del heno, también llamada rinitis alérgica, es una respuesta alérgica que afecta principalmente a la nariz, aunque también puede comprometer los ojos, la garganta, los oídos y los senos paranasales.
Se produce al exponerse a sustancias como el polen o los ácaros del polvo. La duración de los síntomas puede ir desde unas pocas horas hasta varias semanas, dependiendo del alérgeno involucrado.
¿Qué causa la fiebre del heno?
La fiebre del heno ocurre cuando una persona sensible entra en contacto con un alérgeno ambiental (como el polen). El sistema inmunológico lo identifica erróneamente como una amenaza y reacciona liberando sustancias químicas que producen los síntomas alérgicos.
Existen dos tipos principales:
Fiebre del heno estacional: aparece en primavera o verano, y es provocada por el polen de árboles, pastos y flores.
Fiebre del heno perenne: puede ocurrir en cualquier época del año, causada por exposición a ácaros del polvo, moho o caspa de animales.
Muchos niños con fiebre del heno también presentan otras condiciones alérgicas como asma, eccema o alergias alimentarias. La predisposición genética a desarrollar estas enfermedades se conoce como atopía.
Signos y síntomas de la fiebre del heno en niños
Los síntomas más comunes incluyen:
Secreción nasal o congestión (puede afectar una o ambas fosas nasales).
Ojos enrojecidos, con picazón, inflamación o lagrimeo.
Picazón en nariz, garganta, oídos o paladar.
Estornudos frecuentes.
También pueden presentarse:
Dolor de cabeza.
Problemas para dormir.
Agravamiento del asma.
Dificultades para concentrarse o aprender.
Mal aliento, voz nasal o irritación de garganta.
Infecciones oculares por frotarse los ojos constantemente.
Asma por tormentas eléctricas
La asma inducida por tormentas eléctricas es una condición seria relacionada con la fiebre del heno. Está asociada a niveles elevados de polen durante tormentas. El aire húmedo y las descargas eléctricas pueden fragmentar el polen en partículas más pequeñas que penetran con facilidad en las vías respiratorias, provocando una crisis asmática.
Recomendaciones:
Controle los niveles de polen diariamente durante la temporada de primavera y verano.
Observe atentamente los síntomas respiratorios de su hijo en días de alta concentración de polen.
Si su hijo presenta dificultad para respirar o hablar, llame a emergencias de inmediato.
Cómo prevenir la fiebre del heno en los niños
La mejor forma de prevenirla es evitando el contacto con los alérgenos que la desencadenan.
Si la causa es el polen (fiebre del heno estacional):
Verifique los informes de niveles de polen durante primavera y verano.
Mantenga a su hijo dentro de casa con ventanas y puertas cerradas en días con niveles altos de polen.
Seque la ropa dentro de casa.
Evite que jueguen sobre césped recién cortado.
No los deje jugar al aire libre durante o justo después de una tormenta.
Báñelos o dúchelos luego de estar al aire libre, especialmente si tienen picazón.
Si la causa es otro alérgeno (fiebre del heno perenne):
Consulte con el pediatra para realizar pruebas de alergia.
Reduzca la exposición al alérgeno específico (por ejemplo, en caso de ácaros, aspire alfombras semanalmente y evite que el niño entre a la habitación justo después de aspirar).
Enseñe al niño a lavarse las manos frecuentemente.
Si no está claro cuál es el alérgeno, consulte con un profesional. Puede ser necesario hacer pruebas y establecer un plan de tratamiento adecuado.
Tratamiento para la fiebre del heno
Aunque no existe una cura definitiva, sí hay tratamientos eficaces que permiten controlar los síntomas.
Si la fiebre del heno afecta la calidad de vida del niño, consulte con un médico o farmacéutico.
Principales tratamientos disponibles:
Antihistamínicos no sedantes: alivian la picazón, estornudos y secreción nasal.
Aerosoles nasales con corticoides: reducen la inflamación nasal.
Aerosoles nasales combinados (antihistamínicos + corticoides): alivian múltiples síntomas nasales.
La elección del tratamiento depende de la edad del niño y de los síntomas. No inicie ningún tratamiento sin consultar a un profesional.
Inmunoterapia para la fiebre del heno
Cuando los síntomas son persistentes y no mejoran con tratamiento convencional ni evitando alérgenos, se puede considerar la inmunoterapia.
Este tratamiento busca aumentar la tolerancia del organismo a un alérgeno específico (como el polen o los ácaros del polvo), mediante exposiciones controladas a pequeñas cantidades del alérgeno. Puede administrarse por inyección o por vía sublingual (en comprimidos o gotas).
La inmunoterapia suele durar entre 3 y 5 años y debe ser supervisada por un especialista en alergias.
Preguntas frecuentes sobre la fiebre del heno
¿La fiebre del heno es contagiosa?
No. Es una respuesta inmunológica y no se transmite entre personas.
¿Qué diferencia hay entre fiebre del heno y alergias?
La fiebre del heno es un tipo de alergia respiratoria. Las alergias pueden incluir otras reacciones, como a alimentos o picaduras.
¿Sirven las pruebas cutáneas o de sangre?
Pueden ser útiles para identificar alérgenos específicos. Consulte con su médico si es adecuado realizarlas en su caso.
¿Son seguros los aerosoles nasales con esteroides en niños?
Sí, si se usan de forma correcta y bajo indicación médica. Cada producto tiene recomendaciones específicas según la edad. Consulte con su médico antes de usarlos.
Para más información
Consulte al pediatra de su hijo
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