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Fisura anal

Actualizado: 11 dic 2024

MANUAL DE EMERGENCIAS 2025



La fisura anal es una patología proctológica frecuente caracterizada por un desgarro lineal de la mucosa anal, distal a la línea pectínea[6]. Esta condición afecta principalmente a personas de mediana edad y es más común en mujeres que en hombres[8]. A continuación, se analizan los aspectos clave de esta patología.


Síntomas


Los síntomas característicos de la fisura anal incluyen:


  1. Dolor intenso, agudo y cortante durante la defecación[1][4].

  2. Dolor persistente después de la deposición, que puede durar desde minutos hasta horas[1][9].

  3. Sangrado, generalmente escaso y de color rojo brillante, visible en el papel higiénico o en las heces[1][9].

  4. Prurito o escozor en el año[1].

  5. Estreñimiento, que puede ser tanto causa como consecuencia de la fisura[1].

  6. Espasmos musculares en el esfínter anal[4].


Signos clínicos


Los signos clínicos observables en pacientes con fisura anal son:


  1. Presencia de una herida lineal o con forma de pera en el anodermo[5].

  2. En lesiones crónicas, se pueden observar fibras musculares del esfínter anal interno expuesto[6].

  3. Colgajo cutáneo centinela y papilas hipertróficas en casos crónicos[6].

  4. Localización predominante en la línea media posterior (90%) o anterior (10%)[6].


Exploración


La exploración física para diagnosticar una fisura anal implica:


  1. Posicionamiento del paciente en posición genupectoral o de Sims (decúbito lateral con rodillas flexionadas)[5].

  2. Separación cuidadosa de las nalgas para visualizar la fisura[5][10].

  3. Inspección visual del año y el área perianal[10].

  4. En algunos casos, puede ser necesario un tacto rectal, aunque a menudo es difícil debido al dolor[5].


Es importante notar que la exploración mediante tacto rectal o proctoscopio puede ser imposible debido al dolor intenso[5].


Pruebas diagnósticas


El diagnóstico de la fisura anal se basa principalmente en la historia clínica y la exploración física. Sin embargo, en algunos casos pueden ser necesarias pruebas adicionales:


  1. Anoscopia: para visualizar el canal anal, aunque puede ser difícil debido al dolor[2].

  2. Manometría anal: para medir la presión del esfínter anal interno, que suele estar aumentada en pacientes con fisura anal[8].

  3. Ecografía anal: puede ser útil para delimitar con mayor exactitud la intervención quirúrgica en casos que requieran tratamiento quirúrgico[10].


Manejo de emergencias


El manejo inicial de la fisura anal en el servicio de emergencias se centra en el alivio del dolor y la prevención de complicaciones:


  1. Baños de asiento con agua tibia durante 10-15 minutos, 2-3 veces al día[3].

  2. Prescripción de analgésicos para el control del dolor.

  3. Recomendación de una dieta rica en fibra y aumento de la ingesta de líquidos para prevenir el estreñimiento[3].

  4. Aplicación de cremas anestésicas tópicas para aliviar el dolor[3].

  5. En casos severos, se puede considerar la aplicación de nitroglicerina tópica o bloqueadores de canales de calcio para relajar el esfínter anal[3][10].

  6. Educación al paciente sobre la importancia de mantener una buena higiene anal y evitar el esfuerzo excesivo durante la defecación.


Es importante destacar que la mayoría de las fisuras anales agudas responden bien al tratamiento conservador. Sin embargo, si los síntomas persisten o se vuelven crónicos, se debe considerar la derivación a un especialista en coloproctología para evaluar la necesidad de tratamientos más avanzados, incluyendo la posibilidad de intervención quirúrgica[10].


Citas



 
 
 

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