Violación y agresión sexual
- EmergenciasUNO

- 3 dic 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 12 dic 2024
MANUAL DE EMERGENCIAS 2025
La violación y agresión sexual son formas graves de violencia que tienen profundas consecuencias físicas y psicológicas para las víctimas. Este artículo aborda los aspectos clínicos clave para su adecuado manejo médico.
Síntomas
Las víctimas de violación y agresión sexual pueden presentar una amplia gama de síntomas psicológicos, que incluyen:
Miedo, ansiedad y pesadillas[1]
Sentimientos de culpa, vergüenza y baja autoestima[1][3]
Depresión y pensamientos suicidas[1][3]
Trastorno de estrés postraumático (TEPT)[2]
Problemas de sueño y alimentación[1][11]
Dificultades en las relaciones interpersonales[11]
Abuso de alcohol o drogas[11][12]
Es importante destacar que la ausencia de síntomas psicológicos evidentes no descarta la ocurrencia de una agresión sexual.
Signos clínicos
Los signos físicos de violación o agresión sexual pueden incluir:
Lesiones genitales como laceraciones, equimosis o fisuras[1][4]
Lesiones extragenitales como hematomas, marcas de sujeción o mordeduras[4][8]
Sangrado vaginal, anal o bucal[1][4]
Dolor o molestias al orinar o defecar[1][11]
Presencia de fluidos corporales del agresor[5]
Embarazo no deseado[2][12]
Infecciones de transmisión sexual (ITS)[2][12]
Sin embargo, la ausencia de lesiones físicas no descarta la ocurrencia de una agresión sexual[2].
Exploración
La exploración de una víctima de violación o agresión sexual debe realizarse de manera cuidadosa y empática, incluyendo:
Anamnesis detallada del evento, evitando la revictimización[5][6]
Examen físico completo, documentando todas las lesiones[5][8]
Exploración genital y anal minuciosa, idealmente con colposcopio[5][8]
Toma de fotografías forenses de las lesiones, con consentimiento de la víctima[5][8]
Recolección de evidencias (ropa, fluidos corporales, etc.) siguiendo protocolos forenses[5][6]
Es fundamental obtener el consentimiento informado de la víctima antes de cada paso de la exploración[5][6].
Pruebas diagnósticas
Las pruebas diagnósticas recomendadas incluyen:
Prueba de embarazo[5][6]
Cultivos y pruebas serológicas para ITS (VIH, sífilis, hepatitis B, gonorrea, clamidia)[5][6]
Toxicología en caso de sospecha de sumisión química[8]
Análisis de ADN de muestras biológicas recolectadas[5][8]
Estas pruebas deben repetirse según protocolos establecidos para descartar infecciones en periodo de ventana[6].
Manejo de emergencias
El manejo inicial en urgencias debe priorizar:
Estabilización de lesiones que comprometen la vida[6][10]
Atención psicológica inmediata y primeros auxilios emocionales[6][10]
Profilaxis de ITS, incluyendo VIH (dentro de 72 horas)[6][10]
Anticoncepción de emergencia (dentro de 120 horas, idealmente en 72 horas)[6][10]
Inmunización contra la hepatitis B y tétanos si es necesaria[6][10]
Recolección de evidencias forenses (dentro de 7 días del evento)[6][10]
Coordinación con servicios legales y sociales de apoyo[6][10]
Es crucial brindar una atención integral, centrada en la víctima, respetando su autonomía y decisiones en todo momento[5][6][10].
El manejo adecuado de víctimas de violación y agresión sexual requiere un abordaje multidisciplinario, sensato y basado en evidencia. La capacitación continua del personal de salud es fundamental para brindar una atención óptima y contribuir a la recuperación de las víctimas.
Citas
[5] https://www.msdmanuals.com/es/professional/ginecología-y-obstetricia/violencia-doméstica-y-agresión-sexual/examen-médico-de-la-víctima-de-agresión-sexual
[7] https://www.elsevier.es/es-revista-atencion-primaria-27-avance-resumen-la-violencia-sexual-su-abordaje-S0212656723002706
[8] https://www.msdmanuals.com/es/hogar/salud-femenina/violencia-doméstica-y-agresiones-sexuales/agresión-sexual-y-violación

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