MANUAL DE EMERGENCIAS 2024
Manejo de la Tricomoniasis
El tratamiento de la tricomoniasis debe ser proporcionado preferentemente por un especialista en medicina genitourinaria (GUM) o un servicio de salud sexual especializado. Sin embargo, si no es posible, puede realizarse en atención primaria siguiendo las recomendaciones correspondientes:
Para hombres y mujeres no embarazadas o en periodo de lactancia, se prescribe metronidazol oral 400-500 mg dos veces al día durante 5-7 días, o una dosis única de 2 g de metronidazol.
Para mujeres embarazadas y sintomáticas, se prescribe metronidazol oral 400-500 mg dos veces al día durante 5-7 días. No se recomienda el uso de la dosis única alta de 2 g en mujeres embarazadas o lactantes debido a posibles efectos adversos.
Para mujeres asintomáticas embarazadas, se debe buscar asesoramiento especializado para evaluar el tratamiento adecuado.
En personas con VIH, se recomienda una dosis de metronidazol oral 500 mg dos veces al día durante 7 días.
Se debe tratar simultáneamente a las parejas sexuales actuales y a las parejas sexuales de las últimas 4 semanas antes de la aparición de los síntomas.
Durante el tratamiento, se debe proporcionar información escrita sobre la infección y las posibles complicaciones, además de medidas para reducir el riesgo de nuevas infecciones.
Seguimiento
Después de completar el tratamiento, se debe realizar un seguimiento para:
Revisar si persisten los síntomas o si han mejorado, lo que puede indicar éxito o fracaso del tratamiento.
Confirmar que se ha realizado el rastreo de contactos.
Revisar los resultados de las pruebas de detección de otras infecciones de transmisión sexual (ITS).
No se recomienda realizar pruebas rutinarias para confirmar la curación, salvo que los síntomas persistan o reaparezcan.
Diagnóstico
Mujeres:
Historia clínica: Se debe interrogar sobre los síntomas como flujo vaginal (presente en hasta el 70% de las mujeres infectadas), prurito vulvar, disuria, olor fétido, dolor abdominal bajo y ulceraciones vulvares. Sin embargo, hasta el 50% de las mujeres pueden ser asintomáticas.
Examen físico:
Inspección del área vulvar en busca de lesiones, ulceraciones, vulvitis o flujo vaginal. En casos sintomáticos, el flujo vaginal puede ser de color amarillo-verdoso y espumoso con olor desagradable.
La prueba de pH vaginal puede ayudar a diferenciar la tricomoniasis de otras causas de síntomas. Un pH mayor a 4.5 es sugerente de tricomoniasis.
Examen de laboratorio: Se toma un exudado vaginal alto (del fondo de saco posterior) para cultivo o análisis mediante pruebas como la tinción de Gram o PCR, y se debe realizar un cribado para otras ITS como clamidia, gonorrea, VIH y sífilis.
Hombres:
Historia clínica: Los hombres con tricomoniasis suelen ser asintomáticos (15-50%), pero cuando presentan síntomas, estos incluyen secreción uretral, disuria, frecuencia urinaria y, en raros casos, balanitis o prostatitis.
Examen físico y de laboratorio: Se recomienda la toma de un hisopo uretral o una muestra de orina para análisis en busca de Trichomonas vaginalis. También se deben realizar pruebas para otras ITS, incluidas clamidia, gonorrea, VIH y sífilis.
Diagnóstico Diferencial
En mujeres, los síntomas de la tricomoniasis, como el flujo vaginal y el prurito vulvar, pueden ser similares a los de otras condiciones, como:
Vaginosis bacteriana: También causa flujo maloliente, pero sin inflamación o picor significativos.
Candidiasis vaginal: Cursa con prurito intenso y flujo vaginal grumoso.
Gonorrea o clamidia: Pueden causar secreción, pero generalmente sin el flujo espumoso característico de la tricomoniasis.
En hombres, los síntomas uretrales también pueden ser similares a los de otras causas de uretritis, como:
Uretritis no gonocócica (asociada a clamidia).
Gonorrea: Con secreción más purulenta y dolor más intenso.
Definición
La tricomoniasis es una infección de transmisión sexual (ITS) causada por el protozoo flagelado Trichomonas vaginalis. Se considera la ITS no viral más frecuente en el mundo. La transmisión de T. vaginalis en adultos es casi exclusivamente a través de relaciones sexuales, y puede afectar tanto a hombres como a mujeres.
En las mujeres, el microorganismo se encuentra principalmente en la vagina, la uretra y las glándulas parauretrales, mientras que en los hombres se localiza en la uretra y, en ocasiones, en el saco subprepucial o lesiones del pene.
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