Trauma – Evaluación secundaria
- EmergenciasUNO

- 11 ago
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MANUAL DE PEDIATRÍA
La evaluación secundaria tiene como objetivo identificar lesiones que no fueron detectadas durante la evaluación primaria. Se inicia solo después de haber tratado cualquier amenaza vital identificada previamente.
Preparación
Continuar monitorizando y reevaluando ABCD de forma constante. Cualquier deterioro inesperado exige repetir la evaluación primaria.
Generar un vínculo con el paciente: explicar cada paso, involucrar a padres o cuidadores para apoyo y distracción.
Mantener al niño abrigado. Exponer únicamente las áreas necesarias y volver a cubrir una vez examinadas.
Examen físico detallado
Cabeza y cara
Piel y hueso: buscar hemorragias, laceraciones, equimosis, hundimientos, irregularidades óseas, signos de fractura de base de cráneo (signo de Battle, “ojos de mapache”).
Ojos: palpar rebordes orbitarios, evaluar movimientos oculares, reflejos pupilares, agudeza visual. Observar lesiones penetrantes, irregularidad del iris, cuerpos extraños, hemorragia subconjuntival, hipema.
Oídos: sangrado, hemotímpano, perforación timpánica, hipoacusia.
Nariz: sangrado, hematoma septal, fuga de LCR, crepitación ósea.
Boca: heridas en labios, encías, lengua o paladar.
Dentición: dientes luxados, ausentes o fracturados.
Mandíbula: dolor, trismo, mala oclusión, escalón óseo.
Cuello
Mantener estabilización cervical manual.
Observar y palpar buscando: desviación traqueal, heridas, enfisema subcutáneo, dolor o crepitación laríngea, ingurgitación yugular, lesión esofágica, hematoma o soplo carotídeo.
Evaluar columna cervical según protocolo específico.
Tórax
Observar simetría respiratoria y movimientos paradójicos.
Revisar signos de trauma (equimosis, marcas de cinturón, heridas ocultas en axilas, espalda, glúteos).
Palpar dolor costal, crepitación, enfisema subcutáneo.
Abdomen
Inspeccionar equimosis (p. ej., cinturón de seguridad, manillar de bicicleta), distensión abdominal.
Palpar signos de irritación peritoneal, dolor en hígado, bazo, riñones o vejiga.
Pelvis y periné
Buscar excoriaciones, hematomas, deformidad.
Palpación suave de crestas ilíacas (no realizar “springing” o maniobras de estrés pélvico).
Revisar meato urinario/introitus en busca de sangrado.
Evaluar priapismo (puede indicar lesión medular).
Extremidades
Inspeccionar heridas, fracturas abiertas, quemaduras, abrasiones.
Palpar en busca de dolor, tumefacción, estabilidad articular.
Revisar pulsos, perfusión, función motora y sensitiva.
Espalda y columna
Realizar log roll una sola vez.
Revisar toda la espalda y glúteos.
Palpar y percutir columna, escápulas y articulaciones sacroilíacas.
Examen rectal solo si hay déficit neurológico sugestivo de lesión medular y debe realizarse una sola vez.
Investigaciones
Radiografía portátil de tórax si no se realizó previamente.
Considerar radiografía de pelvis.
eFAST: uso limitado en pediatría; puede detectar hemotórax, neumotórax y hemopericardio.
Urinálisis: hematuria franca sugiere lesión urológica; hematuria microscópica aislada no indica por sí sola necesidad de imagen adicional.
Manejo y planificación de disposición
Documentar todas las lesiones encontradas.
Curar heridas y ferulizar fracturas.
Proporcionar analgesia adecuada.
Prescribir antibióticos y vacuna antitetánica si corresponde.
Definir plan para el seguimiento de todas las lesiones.
Indicar estudios de imagen adicionales (p. ej., TC) si están justificados.
Determinar destino del paciente: UCI, quirófano, sala de hospitalización o traslado.
El líder del equipo de trauma debe mantener responsabilidad hasta la finalización de estudios avanzados y transferencia de cuidados.
Asegurar un pase de guardia formal y documentación completa.
¿Cuándo transferir?
Todo niño con trauma mayor debe ser trasladado a un centro de trauma pediátrico según protocolos locales.
Si el nivel de atención requerido excede la capacidad del hospital.

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