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Transtorno Maníaco o Manía

Foto del escritor: EmergenciasUNOEmergenciasUNO

MANUAL DE EMERGENCIAS 2025



El trastorno maníaco, también conocido como manía, es un componente fundamental del trastorno bipolar, caracterizado por episodios de estado de ánimo anormalmente elevado y aumento de la energía. Este artículo académico explora los aspectos clave del trastorno maníaco, incluyendo sus síntomas, signos clínicos, exploración, pruebas diagnósticas y manejo en emergencias.


Síntomas


Los síntomas del trastorno maníaco se desarrollan típicamente durante un período de 1 a 2 semanas y pueden incluir:


  1. Humor eufórico o irritable

  2. Ideas de grandiosidad

  3. Disminución de la necesidad de dormir

  4. Aceleración del habla

  5. Hiperactividad

  6. Fuga de ideas o pensamientos acelerados

  7. Distractibilidad

  8. Aumento de la actividad dirigida por objetivos o agitación psicomotriz

  9. Participación excesiva en actividades de alto riesgo[1][3]


En casos más graves, pueden presentarse síntomas psicóticos, como delirios y alucinaciones[1].


Signos clínicos


Los signos clínicos observables en pacientes con trastorno maníaco incluyen:


  1. Apariencia exuberante y vestimenta extravagante o colorida

  2. Maneras autoritarias

  3. Verborrea imparable

  4. Asociaciones por sonidos en lugar de significados

  5. Cambios constantes de tema

  6. Aumento marcado del nivel de actividad

  7. Labilidad del estado de ánimo con irritabilidad creciente[3]


En casos de psicosis maníaca, pueden observarse conductas extremas como correr, gritar, insultar o cantar, así como la pérdida total del pensamiento y la conducta coherentes[3].


Exploración


La exploración del trastorno maníaco implica una evaluación exhaustiva que incluye:


  1. Examen físico completo

  2. Evaluación de salud mental por un psiquiatra

  3. Entrevista diagnóstica detallada

  4. Registro diario del estado de ánimo y patrones de sueño

  5. Interrogatorio sobre ideación suicida

  6. Evaluación de posibles trastornos comórbidos, como trastornos de ansiedad[2][3][4]


Es crucial realizar un interrogatorio hábil para detectar signos mórbidos previos, como gastos excesivos o conductas impulsivas, que pueden no ser reportados espontáneamente por el paciente[3].


Pruebas diagnósticas


Las pruebas diagnósticas para el trastorno maníaco incluyen:


  1. Análisis de laboratorio:


    • Nivel de tiroxina (T4) y hormona tiroideoestimulante (TSH) para descartar hipertiroidismo

    • Hemograma completo

    • Panel metabólico básico


  2. Cribado toxicológico en sangre u orina para descartar abuso de sustancias

  3. Pruebas de imagen como resonancia magnética, si se sospecha una causa orgánica

  4. Cuestionarios estructurados, como el Mood Disorder Questionnaire[2][3]


Estas pruebas ayudan a excluir otras condiciones médicas que puedan causar síntomas similares a la manía[3].


Manejo en Emergencias


El manejo de emergencias en casos de trastorno maníaco es crucial, especialmente cuando existe riesgo de suicidio o daño. Las pautas incluyen:


  1. Evaluación inmediata del riesgo de autolesión o suicidio

  2. Contacto con familiares o amigos para obtener apoyo

  3. Utilización de líneas directas de prevención del suicidio

  4. Llamada a servicios de emergencia (911 o número local equivalente)

  5. Traslado al departamento de emergencias si es necesario[6]


Es fundamental proporcionar un entorno seguro y supervisado para el paciente durante la fase aguda del episodio maníaco.


El trastorno maníaco es una condición compleja que requiere una evaluación cuidadosa y un manejo multidisciplinario. El reconocimiento temprano de los síntomas y signos, junto con un diagnóstico preciso y un manejo adecuado de las emergencias, son esenciales para el tratamiento efectivo y la prevención de complicaciones en pacientes con trastorno maníaco.


Citas



 
 
 

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