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Terapia con Insulina en la Diabetes Tipo 1



MANUAL DE EMERGENCIAS 2024



Manejo de la Terapia con Insulina en la Diabetes Tipo 1


El manejo de la diabetes tipo 1 implica el uso de insulina como tratamiento fundamental, ya que la destrucción autoinmune de las células beta pancreáticas provoca una deficiencia absoluta de insulina, lo que requiere su administración exógena de por vida para mantener el control de los niveles de glucosa en sangre.


Tipos de insulina:


  1. Insulinas humanas:Estas insulinas son producidas mediante tecnología de ADN recombinante y tienen la misma estructura que la insulina natural humana. Son ampliamente utilizadas debido a su seguridad y eficacia.


  2. Análogos de insulina humana:Los análogos son insulinas modificadas que ofrecen características cinéticas especiales, como absorción más rápida o duración prolongada, lo que mejora el control glicémico al permitir una mayor flexibilidad en el manejo de los niveles de glucosa. Ejemplos de estos incluyen:


    • Insulinas de acción rápida, como insulina lispro (Humalog®) o insulina aspart (Novorapid®), que tienen un inicio de acción rápido (15 minutos) y una duración corta (2-5 horas). Se usan antes de las comidas para controlar el aumento de la glucosa postprandial.


    • Insulinas de acción prolongada, como insulina glargina (Lantus®) o insulina detemir (Levemir®), que se administran una o dos veces al día para proporcionar un efecto basal constante.


  3. Insulinas animales:Extraídas de fuentes bovinas o porcinas, fueron las primeras insulinas disponibles, pero su uso ha disminuido drásticamente en favor de las insulinas humanas y sus análogos. Sin embargo, todavía se utilizan en algunas personas que no toleran o prefieren no usar insulinas humanas.


Clasificación según su perfil de acción:


Las insulinas se clasifican según su tiempo de acción en:


  • Insulinas de acción rápida y corta: Tienen un inicio rápido y una corta duración, replicando la insulina que el cuerpo produce en respuesta a las comidas. Se utilizan para controlar los aumentos de glucosa postprandiales.


  • Insulinas de acción intermedia y prolongada: Tienen un inicio más lento y una duración prolongada, imitando el efecto de la insulina basal que se secreta de forma continua durante el día.


Regímenes de insulina:


El tratamiento con insulina debe ser individualizado, y las opciones incluyen:


  1. Regímenes basal-bolus de inyecciones múltiples diarias (MDI): Este es el enfoque más común, que implica inyectar insulina de acción rápida antes de las comidas y una insulina de acción prolongada para cubrir las necesidades basales.


  2. Regímenes mixtos (bifásicos): Estos combinan insulinas de acción rápida e intermedia en una sola inyección, lo que permite un menor número de inyecciones al día, pero con menos flexibilidad.


  3. Infusión subcutánea continua de insulina (bomba de insulina): Ofrece la administración constante de insulina rápida o corta mediante una bomba que se programa para ajustar las tasas de infusión según las necesidades del usuario.


Complicaciones y educación del paciente:


La hipoglucemia es el principal riesgo de la terapia con insulina, definida generalmente como un nivel de glucosa en sangre menor de 3.5 mmol/L. Los síntomas varían desde hambre, ansiedad y sudoración hasta confusión, pérdida de conciencia y coma. Las personas en tratamiento con insulina deben estar entrenadas para reconocer y manejar los episodios de hipoglucemia, y siempre deben llevar consigo una fuente de glucosa de acción rápida.

En casos de hipoglucemia severa, se recomienda la administración de glucagón intramuscular, lo que puede ser realizado por un familiar o cuidador entrenado. Las personas con diabetes tipo 1 deben recibir educación continua sobre la administración de insulina, el ajuste de dosis, las técnicas de inyección y cómo manejar la diabetes en situaciones especiales, como ejercicio, consumo de alcohol, viajes, turnos laborales y ayunos.


Diagnóstico


El diagnóstico de la diabetes tipo 1 generalmente se basa en niveles elevados de glucosa en sangre y otros criterios como la presencia de autoanticuerpos que indican una destrucción autoinmune de las células beta. Sin embargo, dado que esta enfermedad suele presentarse de forma aguda en personas jóvenes, el monitoreo continuo y el ajuste del tratamiento son esenciales para mantener un control óptimo de la glucosa.


Monitoreo de la glucosa en sangre:


Las personas con diabetes tipo 1 deben monitorear regularmente sus niveles de glucosa en sangre mediante:


  • Medidores de glucosa capilar: Estos dispositivos permiten la medición inmediata de la glucosa en sangre, lo cual es fundamental para ajustar las dosis de insulina antes de las comidas y antes de dormir.


  • Monitoreo continuo de glucosa (CGM): Proporciona lecturas continuas de los niveles de glucosa y permite una mejor identificación de patrones y eventos de hipoglucemia o hiperglucemia. Existen dos tipos de CGM: el monitoreo continuo en tiempo real (rtCGM) y el monitoreo intermitente (isCGM).


El monitoreo regular es especialmente importante durante situaciones de alto riesgo como la enfermedad, el ejercicio físico o los viajes. Las metas recomendadas de glucosa en ayunas y preprandial suelen estar entre 4-7 mmol/L.


Ajuste de la insulina:


El ajuste de las dosis de insulina es clave para el éxito del tratamiento. Los pacientes deben aprender a modificar sus dosis en función de los niveles de glucosa, la ingesta de carbohidratos y la actividad física, lo cual es esencial para evitar fluctuaciones extremas en los niveles de glucosa.


Diagnóstico Diferencial


El diagnóstico de la diabetes tipo 1 puede ser complicado por la similitud de los síntomas con otras condiciones metabólicas o endocrinas. Algunas de las principales condiciones a considerar en el diagnóstico diferencial son:


  1. Diabetes tipo 2: Aunque también se caracteriza por hiperglucemia, la diabetes tipo 2 está más asociada con la resistencia a la insulina y la obesidad, mientras que la diabetes tipo 1 se debe a una deficiencia absoluta de insulina. Las personas con diabetes tipo 1 tienden a ser más jóvenes y presentan una progresión más rápida de los síntomas.


  2. Diabetes monogénica (MODY): Un subtipo de diabetes hereditaria que puede presentarse en personas jóvenes, pero que tiene una progresión más lenta y generalmente no requiere insulina inmediatamente.


  3. Hipoglucemia reactiva: Condición en la que los niveles de glucosa bajan después de comer, lo que puede parecerse a los episodios de hipoglucemia en personas con diabetes tratadas con insulina.


  4. Enfermedades tiroideas: Condiciones como el hipotiroidismo y el hipertiroidismo pueden presentar síntomas similares a la diabetes, como fatiga, pérdida de peso y cambios en el apetito.


  5. Cetoacidosis alcohólica: Este trastorno, que ocurre en personas con consumo excesivo de alcohol, puede causar cetonas elevadas en la sangre y acidemia, lo que puede confundirse con la cetoacidosis diabética.


Definición


La diabetes tipo 1 es una enfermedad crónica caracterizada por la destrucción autoinmune de las células beta del páncreas, lo que provoca una deficiencia absoluta de insulina. La insulina es una hormona polipeptídica secretada por el páncreas que tiene como función principal reducir los niveles de glucosa en sangre al promover la captación de glucosa en los tejidos musculares y adiposos, y al inhibir la producción de glucosa en el hígado.


En ausencia de insulina, como ocurre en la diabetes tipo 1, los niveles de glucosa en sangre aumentan de forma descontrolada, lo que puede llevar a complicaciones agudas como la cetoacidosis diabética, y crónicas como daño a los vasos sanguíneos y nervios (retinopatía, nefropatía y neuropatía).


Por lo tanto, la administración de insulina es esencial para prevenir estos daños y permitir a las personas con diabetes tipo 1 llevar una vida saludable y activa.

Sin insulina, el cuerpo no puede metabolizar la glucosa de manera eficiente, lo que resulta en hiperglucemia y la movilización excesiva de grasas como fuente de energía, lo que provoca la formación de cuerpos cetónicos, un marcador clave en la cetoacidosis diabética.

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