Terapia con insulina en la diabetes tipo 1
- EmergenciasUNO
- 20 ago 2024
- 5 Min. de lectura
MANUAL DE EMERGENCIAS 2024
Manejo de la Terapia con insulina en la diabetes tipo 1
Terapia de insulina como necesidad médica:
En la diabetes tipo 1, la destrucción autoinmune de las células beta pancreáticas provoca una deficiencia absoluta de insulina. Sin insulina, los niveles de glucosa en sangre aumentan, lo que puede llevar a complicaciones graves, como cetoacidosis diabética.
La terapia con insulina tiene como objetivo reemplazar la insulina endógena que el cuerpo ya no puede producir, permitiendo controlar la glucosa en sangre. Esto ayuda a prevenir complicaciones microvasculares (retinopatía, nefropatía, neuropatía), macrovasculares (enfermedades cardíacas y vasculares como infarto de miocardio y accidente cerebrovascular) y metabólicas (cetoacidosis diabética y hipoglucemia).
Tipos de insulina disponibles:
Insulinas humanas: Se producen mediante tecnología de ADN recombinante y son idénticas a la insulina humana natural. Estas son ampliamente utilizadas debido a su efectividad y perfil de seguridad.
Análogos de insulina humana: Estos son insulinas modificadas para tener características específicas, como una absorción más rápida o una duración más prolongada de acción. Los análogos de insulina son preferidos por muchos pacientes debido a su capacidad para ajustar mejor los niveles de glucosa en sangre.
Insulinas animales: Aunque raramente se utilizan hoy en día, estas insulinas, derivadas de bovinos y porcinos, aún están disponibles para pacientes que no toleran las insulinas humanas o prefieren no utilizarlas.
Clasificación por tiempo de acción:
Insulinas de acción rápida y corta: Se usan antes de las comidas para imitar la liberación natural de insulina en respuesta a la ingesta de alimentos. Las insulinas de acción rápida, como el insulina lispro y el insulina aspart, tienen un inicio rápido (aproximadamente 15 minutos) y una duración corta (2-5 horas).
Insulinas de acción intermedia: Como la insulina isofánica, tienen un inicio más lento (1-2 horas) y una duración más prolongada (hasta 24 horas), por lo que son útiles para proporcionar un efecto basal durante el día.
Insulinas de acción prolongada: Incluyen insulina glargina, insulina detemir y insulina degludec, que pueden durar hasta 24 horas o más, proporcionando un nivel constante de insulina.
Regímenes de insulina:
Basal-bolus: Consiste en inyecciones de insulina de acción rápida antes de las comidas, junto con insulina de acción prolongada para cubrir las necesidades basales. Este régimen ofrece mayor flexibilidad y control de la glucosa en sangre.
Mixto (bifásico): Combinación de insulina de acción rápida con intermedia en una sola inyección, lo que reduce la cantidad de inyecciones necesarias.
Infusión continua de insulina (bomba de insulina): Dispositivo que administra insulina de acción rápida de forma constante y puede ajustarse según las necesidades del paciente. Es una opción más precisa pero más costosa y requiere entrenamiento especializado.
Efectos adversos:
La hipoglucemia es la complicación más común, generalmente definida como glucosa en sangre <3.5 mmol/L. Los síntomas pueden incluir ansiedad, palpitaciones, sudoración, hambre intensa y, en casos graves, pérdida de conciencia y coma. La hipoglucemia severa requiere la administración de glucagón intramuscular.
Educación para el paciente:
Se debe proporcionar información clara sobre cómo ajustar las dosis de insulina de acuerdo con los niveles de glucosa en sangre, la ingesta de alimentos y la actividad física. Los pacientes también deben saber cómo manejar la hipoglucemia y tener acceso a glucosa de acción rápida en caso de episodios hipoglucémicos.
El entrenamiento en la técnica de inyección es crucial para evitar problemas como la lipohipertrofia, que puede interferir con la absorción de insulina.
Monitoreo continuo de glucosa (MCG):
Los sistemas de monitoreo continuo de glucosa permiten una medición constante de los niveles de glucosa, lo que ayuda a detectar episodios de hipoglucemia e hiperglucemia, y permite realizar ajustes en tiempo real en la terapia de insulina.
Diagnóstico
Monitoreo de glucosa en sangre:
Es esencial que las personas con diabetes tipo 1 monitoreen regularmente sus niveles de glucosa en sangre, con un mínimo de 4 veces al día, incluyendo antes de las comidas y antes de acostarse. En situaciones específicas, como durante el ejercicio o en caso de enfermedad, puede ser necesario aumentar la frecuencia.
El uso de dispositivos como el monitor continuo de glucosa (MCG) o el medidor de glucosa en sangre puede ayudar a ajustar las dosis de insulina según sea necesario.
Evaluación y ajuste del régimen de insulina:
El régimen de insulina debe personalizarse según los niveles de glucosa en sangre, la actividad física y los hábitos alimentarios del paciente. Las necesidades de insulina pueden cambiar con el tiempo, por lo que es esencial una evaluación continua por parte de profesionales de la salud especializados.
Se pueden realizar ajustes según los resultados del monitoreo de glucosa, la hemoglobina A1c y la aparición de episodios de hipoglucemia o hiperglucemia.
Pruebas adicionales:
Además del monitoreo de glucosa en sangre, se deben realizar pruebas para detectar complicaciones microvasculares (como la retinopatía o la nefropatía) y macrovasculares (como la enfermedad cardiovascular). Estas pruebas incluyen análisis de la función renal, monitoreo de la presión arterial y exámenes oftalmológicos.
Diagnóstico Diferencial
Cetoacidosis diabética (CAD):
En personas con diabetes tipo 1, la cetoacidosis diabética es una complicación grave que ocurre cuando el cuerpo no tiene suficiente insulina, lo que resulta en niveles peligrosamente altos de glucosa y cetonas en sangre. Se presenta con síntomas como náuseas, vómitos, dolor abdominal y respiración rápida.
El diagnóstico de CAD requiere análisis de sangre y orina para medir los niveles de glucosa y cetonas, junto con un tratamiento rápido que incluya la administración de insulina intravenosa y líquidos.
Hipoglucemia recurrente:
La hipoglucemia recurrente es común en personas tratadas con insulina y puede deberse a factores como una dosis inadecuada de insulina, un aumento en la actividad física o una ingesta insuficiente de carbohidratos. Los pacientes con hipoglucemia inadvertida (falta de síntomas) tienen un mayor riesgo de episodios graves.
El tratamiento implica ajustar el régimen de insulina y educar al paciente para que reconozca los síntomas tempranos.
Otras enfermedades autoinmunes:
La diabetes tipo 1 puede estar asociada con otras enfermedades autoinmunes, como la enfermedad de Graves, la enfermedad celíaca o la tiroiditis autoinmune. En pacientes con diabetes tipo 1 mal controlada o con síntomas atípicos, se deben considerar estas enfermedades.
Lipohipertrofia:
La lipohipertrofia es una complicación común del uso crónico de insulina en sitios de inyección repetidos, que resulta en la formación de depósitos de grasa bajo la piel. Esto puede afectar la absorción de insulina y empeorar el control glucémico.
El tratamiento incluye la rotación de sitios de inyección y el cambio de las agujas con regularidad.
Definición
La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune crónica caracterizada por la destrucción de las células beta del páncreas, lo que provoca una deficiencia absoluta de insulina. La falta de insulina impide que el cuerpo regule los niveles de glucosa en sangre, lo que lleva a hiperglucemia persistente. Sin tratamiento, puede dar lugar a complicaciones graves como cetoacidosis diabética, daño vascular y complicaciones microvasculares (retinopatía, nefropatía y neuropatía). La terapia con insulina es esencial para mantener los niveles de glucosa en sangre dentro de un rango normal y prevenir complicaciones a largo plazo.
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