MANUAL DE EMERGENCIAS 2024
Manejo de la Terapia con insulina en diabetes tipo 2
El manejo de la diabetes tipo 2 con insulina se recomienda cuando no se logra un control adecuado de la glucosa con antidiabéticos orales u otros fármacos no insulínicos, o cuando hay contraindicaciones o intolerancia a estos tratamientos. El tratamiento con insulina debe ser gestionado por profesionales de la salud con experiencia en diabetes, y el régimen de insulina debe adaptarse de manera individualizada según las necesidades del paciente.
Opciones de régimen de insulina:
Regímenes de una, dos o tres inyecciones diarias: Generalmente consisten en insulinas de acción corta o rápida mezcladas con insulinas de acción intermedia (regímenes bifásicos). Las mezclas de insulinas pueden prepararse manualmente o usarse productos premezclados.
Regímenes basal-bolo: Consisten en inyecciones de insulina de acción rápida antes de las comidas, combinadas con una o más inyecciones diarias de insulina de acción intermedia o larga para cubrir las necesidades basales. Este régimen permite un control más flexible de la glucosa.
Tipos de insulina disponibles:
Insulina humana: Producida mediante tecnología de ADN recombinante, imita la insulina natural.
Análogos de insulina humana: Insulinas modificadas para mejorar sus características de acción (como duración prolongada o inicio rápido).
Insulina animal: Usada raramente, extraída de fuentes bovinas o porcinas.
Insulinas según su perfil de acción:
Insulinas de acción corta y rápida: Utilizadas para controlar los aumentos de glucosa después de las comidas. Ejemplos incluyen Humalog® y Novorapid®.
Insulinas de acción intermedia y prolongada: Utilizadas para simular la secreción basal continua de insulina durante el día. Ejemplos incluyen Humulin I® y Lantus®.
Adversidades del tratamiento con insulina:
Hipoglucemia: Principal efecto adverso, definida generalmente como un nivel de glucosa en sangre inferior a 3.5 mmol/L. Los síntomas pueden variar desde leves (hambre, ansiedad) hasta graves (convulsiones, coma). La educación sobre la hipoglucemia es fundamental e incluye el reconocimiento de síntomas, manejo de episodios y revisión del régimen de tratamiento para minimizar su riesgo.
Aumento de peso: El tratamiento con insulina puede contribuir al aumento de peso, lo que puede dificultar aún más el control de la glucosa.
Problemas en los sitios de inyección: Las reacciones locales como lipodistrofias pueden afectar la absorción de insulina.
El ajuste de la insulina debe realizarse de forma cuidadosa, revisando regularmente el control glucémico y haciendo modificaciones en la dosis según sea necesario. Durante las enfermedades intercurrentes, la insulina no debe suspenderse, y el monitoreo de la glucosa debe intensificarse.
Diagnóstico
La indicación de insulina en diabetes tipo 2 se realiza cuando no se alcanza un control glucémico adecuado con el tratamiento no insulínico, o cuando existen síntomas marcados de hiperglucemia, como:
Poliuria: Aumento en la cantidad de orina.
Polidipsia: Aumento excesivo de la sed.
Pérdida de peso involuntaria.
También se considera cuando el paciente tiene un alto riesgo de complicaciones relacionadas con la diabetes, como retinopatía, neuropatía o enfermedad cardiovascular, y cuando la glucosa en sangre se mantiene elevada, a pesar del uso de dosis máximas de fármacos antidiabéticos.
Criterios para considerar la insulina en adultos:
Pobre control glucémico: Si los niveles de glucosa no se controlan adecuadamente con dosis máximas toleradas de otros antidiabéticos.
Complicaciones agudas: Cuando el paciente presenta hiperglucemia severa con síntomas marcados o complicaciones como cetoacidosis diabética o estado hiperosmolar.
Contraindicaciones o intolerancia a otros antidiabéticos: Como en casos de insuficiencia renal o hepática, donde algunos medicamentos orales no pueden ser utilizados.
El monitoreo frecuente de la glucosa en sangre es esencial, especialmente al iniciar la terapia con insulina. Los pacientes deben ser educados sobre la técnica correcta de inyección, el uso de medidores de glucosa y cómo interpretar sus niveles de glucosa para ajustar la dosis de insulina de forma segura.
Diagnóstico Diferencial
En personas con diabetes tipo 2 que no logran un control glucémico adecuado con insulina, es importante considerar otros factores que pueden estar contribuyendo a la hiperglucemia o hipoglucemia:
Adherencia al tratamiento: La falta de adherencia a la insulina es una causa común de hiperglucemia.
Problemas en la técnica de inyección: Una técnica de inyección incorrecta o el uso de dispositivos defectuosos puede llevar a una absorción errática de la insulina.
Problemas en los sitios de inyección: La lipodistrofia (formación de bultos subcutáneos) en los sitios de inyección puede interferir con la absorción de insulina.
Enfermedades concomitantes: Afecciones como la insuficiencia renal crónica, la gastroparesia diabética o el síndrome de Cushing pueden alterar el control glucémico.
Problemas psicosociales: La depresión, la ansiedad o el estrés pueden influir en la capacidad de los pacientes para gestionar su diabetes de forma adecuada.
El manejo de estos factores es crucial para optimizar el uso de insulina y mejorar el control glucémico. Además, se deben considerar ajustes en la dosis de insulina si el paciente presenta hipoglucemia recurrente o no alcanza sus objetivos de HbA1c.
Definición
La insulina es una hormona polipeptídica secretada por las células beta del páncreas que actúa reduciendo los niveles de glucosa en sangre, evitando así la hiperglucemia y sus complicaciones, tales como:
Complicaciones microvasculares: Retinopatía, nefropatía y neuropatía.
Complicaciones macrovasculares: Enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y enfermedad arterial periférica.
Complicaciones metabólicas: Dislipidemia y cetoacidosis diabética.
La insulina facilita la captación de glucosa en los tejidos como músculos y tejido adiposo, y suprime la liberación de glucosa por el hígado.
En personas con diabetes tipo 2, hay una combinación variable de resistencia a la insulina (lo que reduce la capacidad de los tejidos para utilizar la glucosa) y una pérdida progresiva de la función de las células beta del páncreas, lo que disminuye la secreción de insulina tanto basal como estimulada por la glucosa. Esto hace que, con el tiempo, sea necesario recurrir a la insulina exógena para mantener un adecuado control de la glucosa.
El uso de insulina es crucial para prevenir las complicaciones asociadas a la diabetes tipo 2, y su administración debe ser realizada de forma segura y eficiente para lograr un control glucémico óptimo y reducir el riesgo de hipoglucemia y otras complicaciones.
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