MANUAL DE EMERGENCIAS 2024
Manejo de la Sepsis
El manejo de la sepsis implica una evaluación rápida y un tratamiento agresivo para reducir la mortalidad y prevenir complicaciones graves. A continuación, se detallan los pasos esenciales para el manejo de la sepsis:
Evaluación inicial:
Sospecha de sepsis en cualquier persona que presente signos de infección con deterioro clínico. Los signos clave incluyen fiebre o hipotermia, taquicardia, respiración acelerada, presión arterial baja, y alteraciones en el estado mental. La evaluación debe incluir la revisión de posibles factores de riesgo como edad avanzada, inmunosupresión, trauma reciente, o infecciones en lugares específicos como los pulmones, el abdomen o el tracto urinario.
Se recomienda utilizar herramientas de estratificación de riesgo, como el NEWS2, que evalúa parámetros como la frecuencia cardíaca, respiratoria, la presión arterial y la saturación de oxígeno para estimar el riesgo de deterioro severo.
Intervenciones iniciales (Sepsis Six):Dentro de la primera hora del diagnóstico, se deben implementar las siguientes intervenciones, conocidas como el “Sepsis Six”:
Administración de oxígeno si la saturación de oxígeno es baja o el paciente tiene dificultades respiratorias.
Obtención de muestras para cultivos (sangre, orina, esputo, heridas) antes de iniciar antibióticos.
Administración de antibióticos intravenosos de amplio espectro lo antes posible, sin esperar los resultados de los cultivos.
Administración de líquidos intravenosos para mantener la presión arterial y la perfusión tisular adecuada.
Monitoreo de niveles de lactato para evaluar la gravedad de la hipoxia tisular. Un lactato elevado indica mayor riesgo de mortalidad.
Monitoreo de la diuresis para evaluar la función renal y la respuesta al tratamiento.
Cuidados intensivos y manejo avanzado:
En casos de shock séptico, puede ser necesario el ingreso a una unidad de cuidados intensivos. Allí se podría requerir la administración de vasopresores si la hipotensión persiste después de la reanimación con líquidos para mantener una presión arterial adecuada.
Es crucial monitorear la función de los órganos, ya que la sepsis puede causar fallos en múltiples sistemas, incluidos los riñones, los pulmones y el corazón. El monitoreo continuo de la perfusión tisular, el equilibrio de fluidos y los marcadores metabólicos es vital.
Seguimiento y manejo post-sepsis:
Tras la estabilización y el alta hospitalaria, se debe proporcionar al paciente información clara sobre los posibles efectos secundarios a largo plazo, como la fatiga crónica, el dolor y los trastornos emocionales como la ansiedad o el trastorno de estrés postraumático.
Se recomienda un seguimiento cercano para detectar complicaciones como infecciones recurrentes o daño orgánico persistente.
Diagnóstico
El diagnóstico de la sepsis puede ser difícil debido a su presentación clínica variable, especialmente en personas con comorbilidades o en los extremos de la edad. La sepsis debe sospecharse en cualquier persona que presente síntomas de infección junto con signos de disfunción orgánica, como hipotensión, taquicardia, dificultad respiratoria, alteración del estado mental o reducción de la diuresis. Los pasos esenciales para el diagnóstico incluyen:
Identificación de síntomas y signos clave:
Fiebre, escalofríos, taquicardia, taquipnea y presión arterial baja.
Alteraciones neurológicas como confusión o disminución del nivel de conciencia.
Disfunción orgánica, evidenciada por alteraciones en los parámetros de laboratorio (aumento de lactato, creatinina, pruebas de coagulación alteradas).
Evaluación detallada de los factores de riesgo:
Edad avanzada (mayores de 75 años) o edad pediátrica (menores de 1 año).
Inmunosupresión debido a enfermedades crónicas (como diabetes o VIH), tratamientos con corticosteroides o quimioterapia.
Trauma reciente, cirugía o presencia de catéteres.
Infecciones bacterianas comunes en la piel, tracto urinario, pulmones o abdomen.
Pruebas diagnósticas:
Pruebas de laboratorio: hemocultivos, urocultivos, gasometría arterial para medir lactato, hemograma completo para evaluar leucocitosis o leucopenia, y pruebas de función renal y hepática.
Imágenes diagnósticas: radiografías de tórax, ecografías abdominales o tomografías computarizadas según el sitio sospechado de infección.
Evaluación de riesgo:
Uso de herramientas de evaluación como el NEWS2 o el qSOFA (Quick Sepsis-related Organ Failure Assessment), que evalúan frecuencia respiratoria, presión arterial y estado mental.
Diagnóstico Diferencial
El diagnóstico diferencial de la sepsis debe considerar otras condiciones graves que pueden presentar síntomas similares, como:
Insuficiencia cardíaca aguda: Puede causar hipotensión y dificultad respiratoria que pueden parecerse a la sepsis.
Embolia pulmonar: Provoca dificultad respiratoria y taquicardia, similares a los síntomas respiratorios de la sepsis.
Cetoacidosis diabética: Se presenta con confusión, respiración acelerada y deshidratación, que se pueden confundir con sepsis.
Síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SIRS): Se presenta con fiebre, taquicardia y taquipnea, pero no necesariamente con infección.
Reacciones adversas a medicamentos o intoxicaciones: Pueden causar alteraciones del estado mental, fiebre y disfunción orgánica, similares a los síntomas sépticos.
Definición
La sepsis es un síndrome clínico que se caracteriza por una disfunción orgánica potencialmente mortal causada por una respuesta desregulada del huésped a una infección. Implica una activación excesiva del sistema inmunitario que conduce a un daño tisular, hipoxia y disfunción orgánica. La sepsis puede ser desencadenada por cualquier tipo de patógeno, siendo las bacterias gramnegativas y grampositivas las más comunes.
El shock séptico es una forma severa de sepsis en la que, además de la disfunción orgánica, se observan anomalías circulatorias, celulares y metabólicas que aumentan considerablemente el riesgo de muerte.
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