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Sangrado de las venas varicosas

Actualizado: 12 dic 2024

MANUAL DE EMERGENCIAS 2025



El sangrado de las venas varicosas, también conocido como varicorragia, es una complicación potencialmente grave de la enfermedad venosa crónica. Aunque es relativamente infrecuente, puede resultar alarmante y, en casos extremos, poner en riesgo la vida del paciente[3][5].


Síntomas


Los síntomas que pueden preceder o acompañar al sangrado de venas varicosas incluyen:


  • Sensación de plenitud o pesadez en las piernas.

  • Dolor o hiperestesia en el área afectada.

  • Picazón alrededor de las venas varicosas

  • Calambres en muslos y pantorrillas, especialmente por la noche[5][7]


Es importante destacar que el sangrado en sí mismo puede ocurrir de forma súbita y sin síntomas previos evidentes[6].


Signos clínicos


Los signos clínicos del sangrado de venas varicosas incluyen:


  • Hemorragia visible y potencialmente abundante desde una vena superficial.

  • Venas dilatadas y tortuosas visibles bajo la piel

  • Cambios en la coloración de la piel circundante, que pueden aparecer rojiza o azulada.

  • Posible presencia de úlceras venosas en casos avanzados[3][5][7]


Exploración


La exploración física debe incluir:


  • Inspección visual detallada de ambas extremidades inferiores.

  • Palpación de las áreas afectadas para evaluar la extensión y profundidad de las venas varicosas.

  • Evaluación de los pulsos periféricos para descartar enfermedad arterial concomitante.

  • Búsqueda de signos de insuficiencia venosa crónica, como edema, cambios tróficos en la piel o úlceras[3][5]


Pruebas diagnósticas


Aunque el diagnóstico de sangrado de venas varicosas suele ser clínico, pueden realizarse las siguientes pruebas complementarias:


  • Ecografía Doppler: Para evaluar el flujo sanguíneo y la anatomía venosa.

  • Flebografía: En casos seleccionados para una evaluación más detallada del sistema venoso

  • Análisis de sangre: Para evaluar la coagulación y descartar anemia en casos de sangrado significativo[2][5]


Manejo de emergencias


El manejo de la varicorragia en el servicio de emergencias debe ser rápido y eficaz:


  1. Elevación de la extremidad afectada por encima del nivel del corazón.

  2. Aplicación de presión directa sobre el punto de sangrado.

  3. Colocación de un vendaje compresivo.

  4. Evaluación hemodinámica del paciente y reposición de volumen si es necesario.

  5. Tratamiento de la anemia si está presente.

  6. Consideración de la escleroterapia o ligadura quirúrgica en casos de sangrado recurrente o incontrolable[3][6].


Es fundamental educar al paciente sobre las medidas preventivas, como el uso de medios de compresión y la elevación regular de las piernas, para reducir el riesgo de futuros episodios de sangrado[5][7].


El reconocimiento temprano de los síntomas y signos, junto con un abordaje diagnóstico y terapéutico apropiado, es esencial para garantizar un resultado favorable para el paciente.


Citas:



 
 
 

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