MANUAL MINORS
La rotura del cuádriceps es una lesión grave que afecta al tendón del cuádriceps, el cual conecta este músculo con la parte superior de la rótula. Ocurre generalmente por un traumatismo directo, un esfuerzo excesivo o un movimiento brusco que implica una contracción violenta del músculo.
Es más común en personas mayores o en deportistas que realizan movimientos explosivos. Los síntomas incluyen dolor intenso en la parte anterior del muslo, hinchazón, incapacidad para extender la rodilla y, en algunos casos, un hundimiento palpable sobre la rótula.
Diagnóstico
El diagnóstico se basa en la historia clínica y en el examen físico, donde se puede evidenciar un defecto palpable en el tendón del cuádriceps y una incapacidad para extender la rodilla activamente. Las radiografías pueden mostrar una rótula baja (patela baja), y la resonancia magnética (RM) es el estudio de elección para confirmar la rotura y su extensión.
Diagnóstico diferencial
Condición | Diferenciación clave |
Rotura del tendón rotuliano | Incapacidad para extender la rodilla, pero con rótula alta (patela alta) en radiografía |
Tendinitis rotuliana | Dolor anterior a la rodilla, sin déficit funcional severo |
Bursitis prepatelar | Hinchazón anterior, pero sin pérdida de la función de extensión |
Desgarro muscular del cuádriceps | Dolor localizado en el músculo, sin déficit funcional importante |
Fractura de rótula | Dolor severo, incapacidad para mover la rodilla, confirmado por radiografía |
Manejo en Emergencias
En el servicio de urgencias, el manejo inicial consiste en inmovilizar la pierna afectada con una férula en extensión para evitar más daño, aplicar hielo para reducir la inflamación y administrar analgésicos y antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) para controlar el dolor. Es crucial evitar la movilización activa de la rodilla. El paciente debe ser remitido rápidamente a ortopedia para una evaluación quirúrgica.
Tratamiento Definitivo
El tratamiento definitivo generalmente requiere cirugía para reparar el tendón del cuádriceps, especialmente en las roturas completas. Tras la cirugía, el paciente debe someterse a un programa de rehabilitación prolongado para recuperar la fuerza y la movilidad. En casos de rotura parcial, puede considerarse un tratamiento conservador, con inmovilización y fisioterapia gradual.
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