MANUAL DE EMERGENCIAS 2024
Manejo de la Psicosis y esquizofrenia
El manejo de la psicosis y la esquizofrenia se enfoca en la intervención rápida, el uso de tratamiento farmacológico adecuado, la terapia psicológica, y el seguimiento a largo plazo para prevenir complicaciones y mejorar la calidad de vida.
Intervención temprana:
Detección y evaluación temprana: Si se sospecha que una persona está en riesgo de desarrollar un trastorno psicótico, o si presenta su primer episodio de psicosis, se debe realizar una evaluación del riesgo de daño a sí misma o a otros. La intervención oportuna mediante un equipo especializado, como el equipo de intervención temprana en psicosis o un equipo de tratamiento en crisis, es crucial.
Referencias urgentes: Si el riesgo de daño es alto, se debe organizar una evaluación psiquiátrica el mismo día. Si el riesgo es moderado o bajo, se debe referir a la persona a un equipo de intervención temprana o a un servicio de salud mental especializado.
Tratamiento farmacológico:
Antipsicóticos: Los antipsicóticos son el tratamiento principal para los trastornos psicóticos, especialmente la esquizofrenia. Estos medicamentos se dividen en antipsicóticos de primera generación (típicos) y segunda generación (atípicos). Los de segunda generación se prefieren generalmente porque causan menos efectos extrapiramidales (como rigidez y temblores) que los de primera generación, aunque pueden provocar efectos adversos como aumento de peso y dislipidemia.
Elección de antipsicóticos: La elección del medicamento depende de varios factores, incluyendo la respuesta previa, el perfil de efectos secundarios, y las preferencias del paciente. Los medicamentos como la clozapina se reservan para casos que no responden a al menos dos antipsicóticos diferentes.
Antipsicóticos de liberación prolongada (depot): En personas con baja adherencia al tratamiento oral, se pueden usar antipsicóticos inyectables de liberación prolongada para asegurar la continuidad del tratamiento.
Terapia psicológica:
Terapia cognitivo-conductual (TCC): Se recomienda la TCC para ayudar a las personas a manejar los síntomas psicóticos, como los delirios y las alucinaciones, y mejorar el funcionamiento diario.
Intervención familiar: El apoyo y la intervención familiar son importantes para ayudar a reducir el estrés familiar y mejorar el entorno de apoyo, lo que puede prevenir recaídas.
Terapias creativas: Como la terapia de arte, pueden ser útiles, especialmente para personas con síntomas negativos prominentes como el aplanamiento emocional.
Seguimiento y manejo a largo plazo:
Monitoreo de la salud física: Es fundamental debido a que los antipsicóticos pueden causar efectos adversos importantes, como aumento de peso, diabetes tipo 2 y problemas cardiovasculares. Se deben realizar revisiones periódicas para controlar el peso, los niveles de lípidos, la glucosa en sangre y la presión arterial.
Manejo de la adherencia al tratamiento: El equipo de atención secundaria es responsable de monitorear los efectos del tratamiento durante al menos los primeros 12 meses. Luego, la atención puede transferirse a la atención primaria, con revisiones anuales para asegurar la adherencia al tratamiento y la detección de posibles recaídas.
Complicaciones:
Riesgo de suicidio: Las personas con esquizofrenia tienen un riesgo elevado de suicidio, especialmente en los primeros años después del diagnóstico o tras una recaída.
Problemas físicos: Las enfermedades cardiovasculares y la diabetes tipo 2 son más comunes en personas con psicosis, en parte debido al tratamiento con antipsicóticos y factores de estilo de vida como la mala alimentación y el tabaquismo.
Problemas sociales: La esquizofrenia puede llevar al aislamiento social, dificultades para mantener relaciones interpersonales y problemas en el ámbito laboral.
Diagnóstico
El diagnóstico de la psicosis y la esquizofrenia se basa en la identificación de síntomas positivos y negativos, junto con la exclusión de otras posibles causas.
Síntomas positivos:
Alucinaciones: Percepciones sin un estímulo real, que suelen ser auditivas (escuchar voces).
Delirios: Creencias falsas, como la convicción de estar siendo perseguido o controlado por fuerzas externas.
Comportamiento y pensamiento desorganizado: Incluye dificultades para hablar coherentemente y comportamientos extraños o inapropiados.
Síntomas negativos:
Aplanamiento afectivo: Falta de respuesta emocional.
Avolición: Pérdida de motivación para realizar actividades cotidianas.
Aislamiento social: Falta de interés en mantener relaciones interpersonales.
Autonegligencia: Descuidar la higiene personal o la alimentación.
Período prodrómico:
Puede haber un período previo al inicio de la psicosis conocido como fase prodrómica, que puede durar entre unos días y hasta 18 meses. Durante esta fase, la persona puede experimentar cambios emocionales y conductuales, como disminución del interés en las actividades diarias, problemas de sueño, dificultades en la concentración y síntomas psicóticos de baja intensidad, como alucinaciones breves.
Evaluación médica:
Se debe realizar una evaluación médica completa para descartar causas alternativas, como el uso de drogas recreativas (por ejemplo, cannabis, anfetaminas), medicamentos (como corticosteroides en dosis altas), o condiciones médicas subyacentes (como infecciones o trastornos neurológicos).
Diagnóstico Diferencial
Es importante considerar otras condiciones que pueden simular síntomas psicóticos:
Trastornos afectivos con síntomas psicóticos:
Depresión grave o trastorno bipolar pueden incluir síntomas psicóticos, pero en estos casos predominan los síntomas afectivos, como los cambios severos en el estado de ánimo.
Psicosis inducida por drogas:
Ciertas sustancias como el cannabis, anfetaminas, cocaína, y opioides pueden inducir episodios psicóticos agudos que, por lo general, desaparecen al cesar el uso de la sustancia.
Sepsis:
La sepsis puede provocar síntomas similares a la psicosis en personas sin un historial psiquiátrico previo, especialmente si presentan signos de infección como fiebre o confusión.
Condiciones neurológicas:
Epilepsia del lóbulo temporal, tumores cerebrales, y enfermedades cerebrovasculares pueden manifestarse con síntomas psicóticos.
Trastorno de estrés postraumático (TEPT):
El TEPT puede incluir flashbacks que imitan alucinaciones, junto con hiperalerta que puede parecer paranoia.
Trastornos del espectro autista:
Las personas con autismo o trastornos de la comunicación pueden presentar conductas que se asemejan a un episodio psicótico, pero se distinguen por déficits en la interacción social y comportamientos repetitivos.
Definición
La psicosis es un término amplio que describe una alteración significativa en la percepción, el pensamiento, el estado de ánimo y el comportamiento de una persona. Incluye síntomas como alucinaciones, delirios y comportamiento desorganizado.
La esquizofrenia es el trastorno psicótico más común y se caracteriza por la presencia de síntomas psicóticos durante al menos un mes. Otros trastornos psicóticos incluyen el trastorno esquizoafectivo, donde los síntomas psicóticos y afectivos (como la depresión o la manía) son igualmente prominentes, y la psicosis inducida por sustancias, que generalmente remite al cesar el uso de la sustancia.
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