MANUAL DE EMERGENCIAS 2025
La psicosis de Korsakoff se desarrolla en aproximadamente el 80% de los pacientes no tratados con encefalopatía de Wernicke[1][2]. Aunque el alcoholismo crónico es la causa más común, otras condiciones que pueden llevar a un déficit severo de tiamina también pueden desencadenar este síndrome. La deficiencia de tiamina provoca daños en estructuras cerebrales críticas, incluyendo los cuerpos mamilares, el tálamo y el hipotálamo[3].
Síntomas
Los síntomas característicos de la psicosis de Korsakoff incluyen:
Amnesia anterógrada severa: incapacidad para formar nuevos recuerdos[4].
Amnesia retrógrada: pérdida de memoria de eventos pasados, que puede variar en extensión[1].
Confabulación: invención involuntaria de historias para llenar lagunas de memoria[2][3].
Desorientación temporal: pérdida de la noción del tiempo[1].
Apatía o cambios emocionales: pueden incluir euforia leve o falta de respuesta emocional[1].
Signos clínicos
Los signos clínicos observables en pacientes con psicosis de Korsakoff son:
Deterioro cognitivo evidente, especialmente en la memoria reciente.
Preservación relativa de otras funciones cognitivas y habilidades sociales.
Confabulación espontánea o provocada.
Apatía o indiferencia ante situaciones que normalmente provocarían una respuesta emocional.
Posible presencia de signos neurológicos residuales de la encefalopatía de Wernicke, como ataxia o alteraciones oculomotoras[1].
Exploración
La exploración clínica debe incluir:
Evaluación neurológica completa.
Examen del estado mental, con énfasis en la memoria y orientación.
Pruebas de función cognitiva, incluyendo tests de memoria a corto y largo plazo.
Evaluación de la marcha y coordinación.
Examen de los movimientos oculares.
Pruebas diagnósticas
El diagnóstico de la psicosis de Korsakoff es principalmente clínico, pero se pueden realizar las siguientes pruebas para apoyar el diagnóstico y descartar otras patologías:
Resonancia magnética cerebral: puede mostrar atrofia de los cuerpos mamilares y otras estructuras cerebrales afectadas[3].
Tomografía por emisión de positrones: puede revelar áreas de hipometabolismo cerebral[3].
Pruebas de laboratorio: para evaluar los niveles de tiamina y descartar otras causas de deterioro cognitivo.
Tests neuropsicológicos: para evaluar detalladamente las funciones cognitivas y la memoria.
Manejo en Emergencias
El manejo de la psicosis de Korsakoff en el servicio de emergencias debe centrarse en:
Administración inmediata de tiamina: se debe administrar por vía parenteral, preferiblemente intravenosa, en dosis altas (500 mg cada 8 horas) durante al menos 2-3 días[1][2].
Hidratación adecuada: para corregir posibles desequilibrios electrolíticos.
Corrección de otros déficits nutricionales: especialmente magnesio y otras vitaminas del complejo B.
Manejo de la abstinencia alcohólica: si es necesario, utilizando benzodiacepinas u otros fármacos apropiados.
Evaluación y tratamiento de complicaciones médicas asociadas.
Es crucial iniciar el tratamiento con tiamina lo antes posible, sin esperar la confirmación diagnóstica, ya que el retraso en el tratamiento puede llevar a daños cerebrales irreversibles[1][2].
La psicosis de Korsakoff es una complicación grave del déficit crónico de tiamina, principalmente asociada al alcoholismo. Su diagnóstico requiere un alto índice de sospecha clínica y un abordaje multidisciplinario. El tratamiento temprano con tiamina es fundamental para prevenir el daño cerebral permanente y mejorar el pronóstico del paciente.
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