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Prueba de Weber

Actualizado: 13 dic 2024

MANUAL DE EMERGENCIAS 2025



La prueba de Weber, desarrollada por Ernst Heinrich Weber en 1834, es una técnica de evaluación auditiva ampliamente utilizada en la práctica clínica otorrinolaringológica[2]. Esta prueba se emplea principalmente para detectar la pérdida auditiva unilateral y comparar la conducción ósea en ambos oídos[6]. A pesar de su antigüedad, sigue siendo una herramienta valiosa en el diagnóstico diferencial de trastornos auditivos.


Síntomas


Aunque la prueba de Weber en sí no produce síntomas, se utiliza para evaluar pacientes que presentan:


  • Disminución unilateral de la audición

  • Sensación de audición asimétrica

  • Tinnitus unilateral

  • Vértigo asociado a problemas auditivos


Es importante destacar que estos síntomas pueden ser indicativos de diversas patologías auditivas, y la prueba de Weber ayuda a diferenciar entre ellas[4].


Signos Clínicos


Los signos clínicos que se evalúan durante la prueba de Weber incluyen:


  • Lateralización del sonido: El paciente percibe el sonido más fuerte en un oído que en el otro.

  • Audición central: El paciente percibe el sonido en el centro de la cabeza, lo que sugiere una audición simétrica.


La interpretación de estos signos es crucial para el diagnóstico diferencial entre hipoacusia conductiva y neurosensorial[2][4].


Exploración


La exploración mediante la prueba de Weber se realiza de la siguiente manera:


  1. Se utiliza un diapasón vibrante de 512 Hz.

  2. El diapasón se coloca en el centro de la frente del paciente.

  3. Se solicita al paciente que indique dónde percibe el sonido: en el centro o hacia un lado[6].


Es fundamental realizar esta prueba en conjunto con otras evaluaciones auditivas, como la prueba de Rinne, para obtener una evaluación más completa[4].


Pruebas Diagnósticas


La prueba de Weber forma parte de un conjunto de pruebas diagnósticas en otorrinolaringología:


  1. Audiometría: Proporciona una evaluación cuantitativa de la audición y sirve como patrón de oro para validar los resultados de la prueba de Weber[4].

  2. Prueba de Rinne: Complementa la prueba de Weber al comparar la conducción aérea y ósea en cada oído individualmente[2].

  3. Timpanometría: Evalúa la función del oído medio y puede ayudar a confirmar sospechas de hipoacusia conductiva[3].


Es importante señalar que, aunque estas pruebas son útiles, tienen limitaciones en su precisión diagnóstica. Un estudio mostró que la prueba de Weber tiene un cociente de probabilidad positivo de solo 1,6 a 1,7, lo que indica una precisión diagnóstica limitada[4].


Manejo en Emergencias


En situaciones de emergencia, la prueba de Weber puede ser útil para:


  1. Evaluación rápida de pérdida auditiva súbita: Puede ayudar a diferenciar entre causas conductivas y neurosensoriales[4].

  2. Detección de complicaciones postoperatorias: Se utiliza para comprobar la actividad auditiva después de intervenciones otológicas[6].

  3. Evaluación inicial en traumatismos craneales: Puede indicar la presencia de lesiones que afecten la vía auditiva.


Sin embargo, es crucial recordar que la prueba de Weber no debe utilizarse de forma aislada para tomar decisiones críticas en emergencias. Siempre debe combinarse con una evaluación clínica completa y, cuando sea posible, con pruebas audiométricas más precisas[4].


La prueba de Weber, a pesar de sus limitaciones, sigue siendo una herramienta valiosa en la práctica clínica otorrinolaringológica. Su simplicidad y rapidez la hacen útil para la evaluación inicial de problemas auditivos, pero debe interpretarse con cautela y en el contexto de una evaluación más amplia. Los profesionales de la salud deben ser conscientes de sus limitaciones y utilizarla como parte de un enfoque diagnóstico integral.


Citas


 
 
 

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