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Prueba de Rinne

Actualizado: 13 dic 2024

MANUAL DE EMERGENCIAS 2025



La prueba de Rinne es una exploración clínica fundamental en el campo de la otorrinolaringología, utilizada para el diagnóstico diferencial de las hipoacusias o pérdidas auditivas[1]. Esta prueba, desarrollada por Adolf Rinne en 1855, permite distinguir entre hipoacusias conductivas y neurosensoriales, proporcionando información valiosa sobre la naturaleza de la pérdida auditiva[2].


Síntomas


Aunque la prueba de Rinne no se centra en síntomas específicos, se utiliza en pacientes que presentan


  • Disminución de la audición

  • Dificultad para entender conversaciones

  • Sensación de oído tapado

  • Zumbidos o acúfenos


Es importante destacar que estos síntomas pueden estar presentes tanto en hipoacusias conductivas como neurosensoriales, lo que resalta la importancia de la prueba de Rinne para diferenciarlas[1][4].


Signos Clínicos


Los signos clínicos que pueden llevar a la realización de una prueba de Rinne incluyen:


  • Respuesta disminuida a estímulos auditivos

  • Necesidad de aumentar el volumen de dispositivos de audio

  • Dificultad para localizar la fuente del sonido

  • Cambios en la calidad de la voz del paciente


Estos signos pueden ser sutiles y requieren una evaluación cuidadosa por parte del profesional de la salud[4].


Exploración


La exploración mediante la prueba de Rinne se realiza de la siguiente manera:


  1. Se utiliza un diapasón, generalmente de 512 Hz.

  2. Se golpea el diapasón para producir una vibración.

  3. Se coloca la base del diapasón en la apófisis mastoides del paciente (conducción ósea).

  4. Cuando el paciente ya no percibe el sonido, se coloca el diapasón cerca del meato auditivo externo (conducción aérea)[1][2].


El examinador compara la capacidad del paciente para percibir el sonido en ambas posiciones. En una audición normal o en una hipoacusia neurosensorial, la conducción aérea es mejor que la ósea (Rinne positivo). En una hipoacusia conductiva, la conducción ósea es mejor (Rinne negativo)[1][5].


Pruebas Diagnósticas


La prueba de Rinne forma parte de un conjunto de pruebas diagnósticas para evaluar la audición:


  • Audiometría tonal liminar: Proporciona una evaluación cuantitativa de la audición.

  • Prueba de Weber: Complementa la prueba de Rinne, ayudando a lateralizar la pérdida auditiva.

  • Timpanometría: Evalúa la función del oído medio.

  • Potenciales evocados auditivos: Evalúan la integridad de la vía auditiva[3][4].


Estas pruebas, en conjunto, proporcionan una evaluación completa de la función auditiva y ayudan a determinar la naturaleza y la gravedad de la pérdida auditiva.


Manejo en Emergencias


Aunque la prueba de Rinne no es típicamente una prueba de emergencia, puede ser útil en ciertas situaciones agudas:


  1. Pérdida súbita de audición: La prueba puede ayudar a determinar rápidamente si la pérdida es conductiva o neurosensorial.

  2. Trauma auditivo: En casos de lesiones en el oído, puede proporcionar información inicial sobre el tipo de daño.

  3. Barotrauma: Puede ser útil para evaluar los efectos de cambios rápidos de presión en la audición[4].


En estos casos, la prueba de Rinne puede guiar las decisiones iniciales de tratamiento, pero siempre debe ser seguida por una evaluación audiológica completa y, si es necesario, estudios de imagen[4].


La prueba de Rinne, a pesar de su simplicidad, sigue siendo una herramienta valiosa en la evaluación inicial de la pérdida auditiva. Su capacidad para diferenciar entre hipoacusias conductivas y neurosensoriales la convierte en un componente esencial del examen otorrinolaringológico, guiando el diagnóstico y el manejo subsiguiente de los trastornos auditivos[1][5].


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