Prostatitis Aguda
- EmergenciasUNO
- 24 ago 2024
- 4 Min. de lectura
MANUAL DE EMERGENCIAS 2024
Manejo de la Prostatitis Aguda
El tratamiento de la prostatitis aguda bacteriana debe ser inmediato debido a la gravedad potencial de la infección. Se detallan las pautas principales para su manejo:
Tratamiento con antibióticos:
Primera línea: Se recomienda el uso de antibióticos orales durante 14 días. Los fármacos de primera elección incluyen:
Ciprofloxacino: 500 mg dos veces al día.
Ofloxacino: 200 mg dos veces al día.
Alternativas: Si estos antibióticos no son apropiados, se puede administrar:
Trimetoprim: 200 mg dos veces al día.
Segunda línea: En caso de resistencia bacteriana o fallo terapéutico, se puede optar por:
Levofloxacino: 500 mg una vez al día.
Co-trimoxazol: 960 mg dos veces al día. Se debe usar solo si hay evidencia bacteriológica de sensibilidad y razones justificadas para su preferencia.
Analgésicos y manejo del dolor:
Analgésicos comunes: Se recomienda el uso de paracetamol o ibuprofeno para el alivio del dolor. En caso de dolor más intenso, se pueden usar opioides débiles como la codeína en combinación con paracetamol.
Hidratación: Es importante que el paciente beba suficiente líquido para evitar la deshidratación.
Seguimiento clínico:
Revisión a las 48 horas: Se debe realizar una revisión clínica a los dos días del inicio del tratamiento para evaluar la respuesta a los antibióticos y verificar los resultados de los cultivos de orina.
Ajuste del tratamiento: Si no se observa mejoría, se debe ajustar el tratamiento antibiótico según los resultados de sensibilidad bacteriana. En algunos casos, puede ser necesaria la hospitalización.
Seguimiento del tratamiento: Si los síntomas persisten o no mejoran tras 14 días, el tratamiento antibiótico puede extenderse hasta un máximo de 6 semanas.
Hospitalización:
El ingreso hospitalario es necesario en los casos en los que el paciente:
No puede tomar antibióticos orales.
Presenta síntomas graves.
Muestra signos de complicaciones como sepsis, retención urinaria aguda o absceso prostático.
Además, los pacientes con condiciones preexistentes, como inmunosupresión, diabetes o patologías urológicas, deben ser considerados para ingreso hospitalario.
Educación del paciente:
Curso de la enfermedad: Se debe informar al paciente sobre la duración esperada de la prostatitis aguda (hasta 6 semanas en algunos casos) y los posibles efectos adversos de los medicamentos, especialmente los asociados con el uso de fluoroquinolonas.
Señales de advertencia: Se debe instruir al paciente para que busque atención médica urgente si los síntomas empeoran, no mejoran en 48 horas o si experimenta fiebre alta o signos de sepsis.
Prevención de recurrencias:
Una vez que el paciente se haya recuperado, se le debe referir a un especialista para realizar estudios que identifiquen posibles anomalías estructurales del tracto urinario, como hipertrofia prostática o malformaciones, que podrían predisponer a nuevas infecciones.
Diagnóstico
El diagnóstico de la prostatitis aguda bacteriana se basa en la presentación clínica y pruebas de laboratorio, buscando descartar otras posibles afecciones. Los pasos incluyen:
Historia clínica y síntomas clave:
Infección urinaria: Los síntomas urinarios típicos incluyen disuria (dolor al orinar), urgencia y frecuencia urinaria.
Síntomas prostáticos: Los pacientes pueden presentar dolor en el periné, pene o recto, retención urinaria aguda, síntomas obstructivos urinarios, dolor lumbar o al eyacular. Durante el examen rectal digital (DRE), la próstata puede estar inflamada, sensible y caliente.
Bacteriemia: Escalofríos, fiebre, taquicardia, mialgias o artralgias pueden ser signos de infección diseminada.
Exámenes de laboratorio y físicos:
Muestra de orina (MSU): Se debe recolectar una muestra de orina para confirmar la infección mediante análisis de tira reactiva, cultivo y pruebas de sensibilidad. No se recomienda la recolección de secreciones prostáticas debido al riesgo de sepsis y al dolor intenso.
Cultivos de sangre y análisis de sangre completos: Para detectar la posible presencia de bacteriemia.
Examen físico: Incluye la palpación del abdomen para detectar una posible distensión vesical, sensibilidad en el ángulo costovertebral, examen genital y un examen rectal digital (DRE).
Pruebas para infecciones de transmisión sexual (ITS): Se deben considerar en pacientes de alto riesgo.
Exclusión de otras patologías:
Se deben descartar condiciones como hiperplasia prostática benigna (HPB), infecciones urinarias simples, epididimo-orquitis, cáncer de próstata o vejiga, o cáncer colorrectal, que pueden presentar síntomas similares a la prostatitis aguda.
Diagnóstico Diferencial
El diagnóstico diferencial incluye una serie de patologías que pueden mimetizar los síntomas de la prostatitis aguda:
Hiperplasia prostática benigna (HPB): Se caracteriza por un flujo urinario reducido de forma gradual, con frecuencia, urgencia, nocturia y retención urinaria. Puede coexistir con infecciones del tracto urinario.
Prostatitis crónica: Se debe sospechar si los síntomas persisten por varias semanas o meses.
Infección urinaria (ITU): Suele cursar sin síntomas obstructivos a menos que coexistan con HPB o cáncer prostático.
Epididimo-orquitis: Inflamación del escroto, testículo o epidídimo junto con síntomas urinarios puede sugerir esta afección.
Cáncer de próstata: Aunque comparte síntomas con la prostatitis, los niveles elevados de PSA pueden ser indicativos de malignidad prostática.
Cáncer vesical o colorrectal: La hematuria y cambios en los hábitos intestinales pueden ser signos de cáncer vesical o colorrectal, respectivamente.
Definición
La prostatitis aguda bacteriana es una infección bacteriana grave y potencialmente mortal de la próstata. Se acompaña de infección del tracto urinario, siendo los patógenos más comunes Escherichia coli, Pseudomonas aeruginosa, Klebsiella, Enterococcus y Proteus.
La infección suele ocurrir tras procedimientos uretrales, traumatismos, obstrucción del flujo urinario o diseminación de una infección desde otras partes del cuerpo. Es una condición rara pero importante, que representa alrededor del 10% de los diagnósticos de prostatitis .
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