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Problemas del Tracto Biliar

Foto del escritor: EmergenciasUNOEmergenciasUNO

Actualizado: 11 dic 2024

MANUAL DE EMERGENCIAS 2025



Los problemas del tracto biliar representan un grupo diverso de condiciones que afectan la vesícula biliar y los conductos biliares. Estas patologías pueden variar desde condiciones relativamente benignas hasta emergencias médicas potencialmente mortales. Este artículo examina los aspectos clave de los problemas del tracto biliar, enfocándose en los síntomas, signos clínicos, exploración, pruebas diagnósticas y manejo en emergencias.


Síntomas


Los problemas del tracto biliar pueden manifestarse con una variedad de síntomas, que incluyen:


  • Dolor abdominal en el cuadrante superior derecho, a menudo descrito como cólico biliar.

  • Náuseas y vómitos

  • Fiebre y escalofríos

  • Ictericia (coloración amarillenta de la piel y ojos)

  • Orina oscura y heces de color claro o arcilloso

  • Picazón en la piel

  • Pérdida de apetito


La intensidad y duración de estos síntomas pueden variar dependiendo de la causa subyacente y la gravedad de la obstrucción biliar[1][3].


Signos clínicos


Los signos clínicos observables en pacientes con problemas del tracto biliar incluyen:


  • Ictericia visible en piel y escleróticas.

  • Distensión abdominal

  • Signos de deshidratación

  • Fiebre

  • Taquicardia

  • En casos graves, signos de shock.


Es importante notar que algunos pacientes pueden presentar cálculos biliares “silenciosos” sin manifestar signos clínicos evidentes[1][3].


Exploración


Durante la exploración física, el médico puede encontrar:


  • Sensibilidad a la palpación en el cuadrante superior derecho del abdomen.

  • Signo de Murphy positivo (dolor al presionar bajo el borde costal derecho durante la inspiración)

  • Abdomen distendido y timpanico

  • Posible masa palpable

  • Ruidos intestinales aumentados o ausentes


Es fundamental realizar un examen abdominal completo y un tacto rectal para descartar otras patologías[2][4].


Pruebas diagnósticas


Las pruebas diagnósticas son cruciales para confirmar y caracterizar los problemas del tracto biliar. Estas incluyen:


  1. Análisis de sangre:


    • Hemograma completo

    • Pruebas de función hepática (bilirrubina, fosfatasa alcalina, GGT, transaminasas)

    • Amilasa y lipasa sérica


  2. Estudios de imagen:


    • Ecografía abdominal: método de elección inicial

    • Tomografía computarizada (TC) abdominal con contraste

    • Colangiopancreatografía por resonancia magnética (CPRM)

    • Colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE)

    • Colangiografía transhepática percutánea (CTP)


  3. Otros estudios:


    • Gammagrafía biliar con radionúclidos

    • Colegammagrafía


La elección de las pruebas dependerá de la presentación clínica y la sospecha diagnóstica[2][4][5].


Manejo de emergencias


El manejo de los problemas del tracto biliar en emergencias se centra en la estabilización del paciente y el alivio de la obstrucción. Los pasos clave incluyen:


  1. Estabilización inicial:


    • Administración de líquidos intravenosos

    • Analgesia para controlar el dolor.

    • Antieméticos si hay náuseas o vómitos.

    • Antibióticos de amplio espectro si se sospecha infección.


  2. Tratamiento específico según la causa:


    • Colecistitis aguda: antibióticos y colecistectomía urgente

    • Coledocolitiasis: CPRE para extracción de cálculos del conducto biliar común

    • Colangitis: antibióticos y descompresión biliar urgente


  3. Monitorización estrecha de signos vitales y evolución clínica.

  4. Consulta temprana con cirugía y/o gastroenterología según la gravedad y causa subyacente.

  5. Consideración de intervención quirúrgica urgente en casos de perforación, peritonitis o falla del tratamiento conservador


Es fundamental un diagnóstico y manejo temprano para prevenir complicaciones graves como sepsis biliar, pancreatitis o perforación de la vesícula biliar[2][3][4].



Citas:



 
 
 

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