MANUAL DE EMERGENCIAS 2025
La prescripción de anticonceptivos orales requiere una evaluación cuidadosa de la paciente para garantizar su seguridad y eficacia. Este artículo aborda los aspectos clave a considerar en la prescripción y seguimiento de pacientes que toman anticonceptivos orales.
Síntomas
Los anticonceptivos orales pueden provocar diversos síntomas en las pacientes. Durante los primeros meses de uso, es común que se produzcan sangrados intermenstruales y ausencia de períodos (amenorrea), aunque estos síntomas suelen desaparecer cuando el cuerpo se adapta a las hormonas[1].
Algunas mujeres pueden experimentar náuseas, sensibilidad en los senos, dolor de cabeza o cambios de humor. Es importante informar a las pacientes que estos efectos secundarios son generalmente temporales y disminuyen con el tiempo.
Signos
Los signos clínicos que deben vigilarse en pacientes que toman anticonceptivos orales incluyen:
Cambios en la presión arterial: Los anticonceptivos orales combinados pueden aumentar ligeramente la presión arterial[1].
Manchas oscuras en la piel (melasma): Algunas mujeres pueden desarrollar manchas oscuras en la cara, similares a las que aparecen durante el embarazo[1].
Signos de trombosis venosa profunda: Hinchazón en una pierna, dolor torácico o dificultad respiratoria[1].
Cambios en los patrones de sangrado menstrual.
Exploración
Antes de prescribir anticonceptivos orales, se recomienda realizar una exploración que incluya:
Medición de la presión arterial: Es fundamental medir la presión arterial antes de iniciar el tratamiento y en controles posteriores[1][3].
Exploración física general: Aunque no es estrictamente necesaria, puede ser útil para descartar contraindicaciones[1].
Evaluación del riesgo de trombosis: Se debe considerar la historia personal y familiar de trastornos tromboembólicos[1][3].
Examen pélvico: No es obligatorio antes de prescribir anticonceptivos orales, pero puede ser necesario en algunos casos[5].
Pruebas diagnósticas
Las pruebas diagnósticas no son rutinariamente necesarias para todas las pacientes, pero pueden ser requeridas en casos específicos:
Prueba de embarazo: Para descartar un embarazo existente antes de iniciar el tratamiento[1].
Análisis de sangre: En mujeres con factores de riesgo, se puede considerar medir los niveles de colesterol, lípidos y glucosa[1].
Pruebas de función hepática: Si la paciente tiene antecedentes de trastornos hepáticos[1].
Cribado de infecciones de transmisión sexual (ITS): No es necesario de rutina, pero puede considerarse en pacientes de alto riesgo[5].
Manejo en Emergencias
En situaciones de emergencia relacionadas con el uso de anticonceptivos orales, se deben seguir las siguientes pautas:
Sospecha de trombosis venosa profunda o embolia pulmonar: Suspender inmediatamente los anticonceptivos orales y realizar pruebas diagnósticas urgentes[1][3].
Cirugía mayor programada: Suspender los anticonceptivos orales al menos un mes antes de la cirugía y no reanudarlos hasta un mes después para reducir el riesgo de complicaciones tromboembólicas[3].
Aparición de signos de melasma: Considerar la interrupción de los anticonceptivos orales ante los primeros signos, ya que el tratamiento puede ser difícil[3].
Elevación significativa de la presión arterial: Evaluar la necesidad de suspender o cambiar el método anticonceptivo[1][3].
La prescripción de anticonceptivos orales requiere una evaluación individualizada de cada paciente, considerando sus antecedentes médicos, factores de riesgo y preferencias personales. Un seguimiento adecuado y la educación de la paciente sobre los posibles efectos secundarios y signos de alarma son fundamentales para garantizar un uso seguro y efectivo de este método anticonceptivo.
Citas
[3]https://www.sanidad.gob.es/biblioPublic/publicaciones/recursos_propios/infMedic/porVolumen/anticonc.htm
[4] https://www.msdmanuals.com/es/professional/ginecología-y-obstetricia/planificación-familiar/anticonceptivos-orales
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