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Pielonefritis aguda


MANUAL DE EMERGENCIAS 2024



Manejo de la Pielonefritis aguda


El manejo de la pielonefritis aguda incluye:


  1. Antibióticos:


    • Todos los pacientes con pielonefritis aguda deben recibir tratamiento antibiótico adecuado, que puede iniciarse empíricamente y luego ajustarse según los resultados del cultivo de orina.


    • Para mujeres no embarazadas, hombres y personas con catéteres permanentes, las opciones de tratamiento antibiótico incluyen:


      • Ciprofloxacina 500 mg dos veces al día durante 7 días.

      • Trimetoprima 200 mg dos veces al día durante 14 días.

      • Co-amoxiclav 500/125 mg tres veces al día durante 7-10 días.

      • Cefalexina 500 mg dos o tres veces al día (hasta 1-1.5 g tres o cuatro veces al día en infecciones graves) durante 7-10 días.


    • Para mujeres embarazadas que no requieren hospitalización, se recomienda Cefalexina 500 mg dos o tres veces al día (hasta 1-1.5 g tres o cuatro veces al día en infecciones graves) durante 7-10 días.


    • Una vez obtenidos los resultados del cultivo y la sensibilidad, se debe ajustar el antibiótico si es necesario, utilizando uno de espectro reducido si es posible.


  2. Hospitalización:


    • Las personas con síntomas severos o signos de una enfermedad grave (como sepsis), deshidratación significativa o incapacidad para tomar líquidos y medicamentos deben ser admitidas en el hospital.


    • También deben ser hospitalizadas las personas con alto riesgo de complicaciones, como aquellas con anomalías estructurales o funcionales del tracto genitourinario, diabetes mellitus, inmunosupresión, insuficiencia renal aguda o crónica, o si los síntomas persisten o empeoran a pesar del tratamiento con antibióticos.


  3. Seguimiento y reevaluación:


    • El paciente debe ser reevaluado si los síntomas empeoran en cualquier momento o no mejoran dentro de las 48 horas después de comenzar el tratamiento con antibióticos. Se debe considerar el diagnóstico de otras posibles afecciones o la necesidad de ajustar el tratamiento antibiótico.


    • Se debe proporcionar al paciente información sobre el uso adecuado de los antibióticos, los posibles efectos secundarios (como diarrea y náuseas) y cuándo buscar ayuda médica (por ejemplo, si los síntomas empeoran o no mejoran en 48 horas).


    • También se recomienda el uso de analgésicos como paracetamol y la ingesta adecuada de líquidos para evitar la deshidratación.


  4. Referencia:


    • Las personas que no mejoran con el tratamiento antibiótico, presentan síntomas recurrentes o tienen complicaciones deben ser remitidas para una evaluación especializada.


    • Se debe considerar la referencia para personas con riesgo elevado de complicaciones, como las que presentan anomalías del tracto urinario o inmunosupresión.


    • Las personas embarazadas con pielonefritis deben ser tratadas con mayor precaución debido al riesgo de complicaciones como el parto prematuro.


Diagnóstico


El diagnóstico de pielonefritis aguda implica:


  1. Historia clínica y examen físico:


    • La pielonefritis debe sospecharse en personas con síntomas de infección del tracto urinario (por ejemplo, disuria, frecuencia, urgencia) junto con signos de infección sistémica como fiebre, náuseas, vómitos o dolor en el flanco.


    • El diagnóstico de pielonefritis aguda generalmente se basa en la combinación de síntomas urinarios y sistémicos.


  2. Pruebas de laboratorio:


    • Se debe recolectar una muestra de orina para cultivo y sensibilidad antes de comenzar el tratamiento con antibióticos.


    • El análisis de orina con tira reactiva puede ser útil como guía diagnóstica, aunque no se recomienda en personas con catéteres permanentes o en mayores de 65 años.


    • El diagnóstico definitivo se realiza cuando hay dolor en el flanco y/o fiebre, y una infección urinaria se confirma mediante el cultivo de un patógeno en la orina, excluyendo otras causas de dolor en el flanco o fiebre.


  3. Diagnóstico diferencial:


    • El diagnóstico diferencial incluye una variedad de afecciones que pueden causar síntomas similares, tales como:


      • Infección del tracto urinario inferior.

      • Prostatitis aguda.

      • Enfermedades ginecológicas, como la enfermedad inflamatoria pélvica.

      • Trastornos musculoesqueléticos que afectan la región costovertebral.

      • Neumonía del lóbulo inferior.

      • Cólico renal.

      • Herpes zóster.


Diagnóstico Diferencial


Las condiciones que pueden simular los síntomas de la pielonefritis aguda incluyen:


  1. Infecciones del tracto urinario bajo: la infección que afecta la vejiga y la uretra generalmente no presenta síntomas sistémicos graves como fiebre o dolor en el flanco.


  2. Prostatitis aguda: en los hombres, una infección aguda de la próstata puede causar síntomas urinarios y dolor pélvico o en el periné, que puede confundirse con el dolor del flanco de la pielonefritis.


  3. Condiciones ginecológicas: enfermedades como la enfermedad inflamatoria pélvica pueden provocar dolor abdominal bajo y fiebre, pero suelen asociarse con síntomas ginecológicos.


  4. Trastornos musculoesqueléticos: el dolor en la región costovertebral puede ser causado por problemas musculares o articulares, aunque no se asocia con fiebre ni síntomas urinarios.


  5. Neumonía del lóbulo inferior: la neumonía localizada en los lóbulos inferiores del pulmón puede causar dolor pleurítico y fiebre, lo que podría confundirse con pielonefritis.


  6. Cólico renal: la presencia de cálculos renales puede causar dolor intenso en el flanco, pero no está asociado con fiebre o signos de infección sistémica.


Definición


La pielonefritis aguda es una infección bacteriana que afecta uno o ambos riñones, generalmente originada en una infección del tracto urinario inferior, como la cistitis. Las bacterias ascienden desde la vejiga hacia los riñones, causando inflamación del tejido renal.


La bacteria más comúnmente responsable es Escherichia coli, que se encuentra en el 60-80% de las infecciones no complicadas. Si no se trata de manera oportuna, la pielonefritis puede derivar en complicaciones graves, como sepsis, abscesos renales o cicatrices permanentes en los riñones.

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