MANUAL MINORS
Las picaduras de medusas ocurren cuando los tentáculos del animal liberan toxinas a través de células urticantes llamadas nematocistos. Estas picaduras provocan una reacción inmediata con dolor punzante, enrojecimiento, hinchazón y, en algunos casos, reacciones sistémicas como náuseas, dificultad respiratoria o incluso shock. La gravedad de la picadura depende de la especie de medusa, la cantidad de área afectada y la sensibilidad del paciente.
Diagnóstico
El diagnóstico se basa en la historia de exposición al agua de mar y el contacto con una medusa, junto con la aparición de una erupción cutánea lineal, enrojecida, con inflamación y dolor intenso en el área de la picadura.
Se pueden observar lesiones urticantes en forma de “líneas” o “huellas”. En casos graves, el paciente puede experimentar síntomas sistémicos como mareos, dolor de cabeza, dificultad para respirar o dolor torácico, lo que sugiere una reacción tóxica generalizada.
Diagnóstico diferencial
Condición | Diferencia clave |
---|---|
Picadura de anémona | Puede causar una reacción urticante similar, pero es menos dolorosa y no suele provocar síntomas sistémicos. |
Picadura de pez escorpión | Produce una herida más profunda con dolor intenso localizado, y el envenenamiento es más tóxico. |
Dermatitis de contacto | Reacción cutánea inflamatoria sin historia de contacto con medusas o agua de mar. |
Quemaduras solares | Enrojecimiento y dolor generalizados por exposición solar, sin contacto directo con medusas. |
Manejo en Emergencias
El manejo inicial consiste en retirar cuidadosamente cualquier tentáculo visible usando guantes o pinzas, evitando tocar directamente la piel. Luego, se recomienda enjuagar el área afectada con agua de mar (no agua dulce, ya que puede activar más nematocistos).
Para aliviar el dolor y desactivar las toxinas, se debe aplicar vinagre o una solución de ácido acético al 5%. Posteriormente, la inmersión en agua caliente (42-45°C) durante 20-45 minutos puede ayudar a reducir el dolor. Se deben administrar analgésicos y antihistamínicos orales para controlar el dolor y la reacción alérgica.
Tratamiento Definitivo
El tratamiento definitivo incluye el manejo sintomático con analgésicos y antihistamínicos. Si hay signos de infección secundaria, se pueden prescribir antibióticos tópicos o sistémicos.
En casos graves con síntomas sistémicos, como dificultad respiratoria, dolor torácico o shock, se requiere tratamiento de emergencia con oxígeno, líquidos intravenosos y vigilancia en un entorno hospitalario.
Los pacientes con reacciones severas o alérgicas deben ser observados y tratados con adrenalina si hay signos de anafilaxia. El seguimiento incluye la vigilancia de complicaciones como necrosis cutánea o cicatrices permanentes.
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