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Pendientes incrustados

Foto del escritor: EmergenciasUNOEmergenciasUNO

Actualizado: 13 dic 2024

MANUAL DE EMERGENCIAS 2025



Los pendientes incrustados representan una complicación frecuente en la población pediátrica, especialmente en aquellos con lóbulos horribles y carnosos[1]. Esta condición ocurre cuando el cierre del pendiente, generalmente de tipo rosca, se incrusta en el tejido subcutáneo del lóbulo de la oreja, lo que puede llevar a complicaciones si no se maneja adecuadamente[1].


Síntomas


Los pacientes con pendientes incrustados pueden presentar:


  • Dolor localizado en el lóbulo de la oreja.

  • Sensación de presión en el área afectada

  • Dificultad para manipular o retirar el pendiente

  • Incomodidad al dormir sobre el lado afectado


Signos clínicos


La evaluación clínica de un pendiente incrustado puede revelar:


  • Enrojecimiento e inflamación alrededor del sitio de inserción del pendiente.

  • Tejido de granulación que rodea parcial o totalmente el cierre del pendiente.

  • Secreción purulenta en casos de infección secundaria.

  • Deformidad visible del lóbulo de la oreja.


Exploración


La exploración de un paciente con sospecha de pendiente incrustado debe ser metódica y cuidadosa:


  1. Inspección visual del lóbulo de la oreja, observando signos de inflamación o deformidad[1].

  2. Palpación suave del área afectada para evaluar el grado de incrustación y la presencia de tejido de granulación[1].

  3. Evaluación de la movilidad del pendiente, si es visible.

  4. Examen de la piel circundante en busca de signos de infección o reacción alérgica.


Pruebas diagnósticas


En la mayoría de los casos, el diagnóstico de un pendiente incrustado se basa en la historia clínica y el examen físico. Sin embargo, en situaciones complejas, se pueden considerar las siguientes pruebas:


  • Ultrasonido de tejidos blandos para determinar la profundidad de la incrustación y la relación con estructuras adyacentes.

  • Cultivo de secreciones, si se sospecha infección, para guiar la terapia antibiótica.


Manejo de emergencias


El manejo de pendientes incrustados en el servicio de emergencias requiere un enfoque cuidadoso y sistemático:


  1. Evaluación inicial: Realizar una historia clínica detallada y un examen físico completo[1].

  2. Control de la infección: Si hay signos de infección, inicie la terapia antibiótica empírica.

  3. Analgesia: Proporcionar analgesia adecuada antes de cualquier intervención.

  4. Extracción del pendiente:


    • Preparar el entorno y los materiales necesarios[2].

    • Informar al paciente ya la familia sobre el procedimiento[2].

    • Realizar la extracción mediante métodos mecánicos o cirugía menor, según sea necesario[2].


  5. Cuidados post-extracción:


    • Limpiar y desinfectar la herida.

    • Aplicar un apósito adecuado.

    • Proporcionar instrucciones para el cuidado en casa[2].


  6. Seguimiento: Programar una revisión para evaluar la cicatrización y descartar complicaciones.

  7. Educación: Instruir al paciente ya la familia sobre el uso adecuado de pendientes y cómo prevenir futuras incrustaciones[2].


Es fundamental que los profesionales de la salud estén familiarizados con esta condición y su manejo, ya que un abordaje oportuno y adecuado puede prevenir complicaciones y mejorar los resultados para el paciente. Además, la educación sobre el uso seguro de pendientes en la población pediátrica es crucial para prevenir esta y otras complicaciones relacionadas[1][2].


Citas



 
 
 

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