MANUAL DE EMERGENCIAS 2025
El parto normal de emergencia es una situación que requiere una atención rápida y eficaz por parte del personal sanitario. A continuación, se presenta un análisis detallado de los aspectos más relevantes de este proceso.
Síntomas
Los síntomas que indican el inicio de un parto normal incluyen:
Contracciones uterinas regulares que duran al menos 30 segundos y aparecen en intervalos de aproximadamente 6 minutos o menos durante una hora[1].
Posible rotura de membranas, que se manifiesta como una pérdida de líquido amniótico[1].
Dolor abdominal o de espalda intermitente[1].
Es importante destacar que síntomas como dolor abdominal o de espalda persistente, sangrado vaginal abundante o inestabilidad hemodinámica no son característicos de un parto normal y requieren evaluación inmediata[1].
Signos clínicos
Los signos clínicos que se observan durante un parto normal de emergencia son:
Dilatación y borramiento cervical progresivos[1].
Descenso de la presentación fetal, que puede evaluarse mediante las maniobras de Leopold[1].
Presencia de ruidos cardíacos fetales regulares[1].
En casos avanzados, se puede observar la cabeza fetal retraída contra el perineo, conocido como “signo de la tortuga”[3].
Exploración
La exploración en un parto normal de emergencia debe incluir:
Medición de signos vitales maternos[1].
Evaluación del abdomen mediante las maniobras de Leopold para determinar la posición y presentación fetal[1].
Examen con espéculo estéril para confirmar la rotura de membranas, si se sospecha[1].
Examen vaginal digital para evaluar la dilatación cervical, teniendo en cuenta el riesgo de infección[1].
Observación de la presencia de líquido amniótico y su color, registrando la presencia de meconio si lo hubiera[1].
Pruebas diagnósticas
Las pruebas diagnósticas recomendadas en un parto normal de emergencia incluyen:
Hemograma completo y panel de sangre[1].
Detección de anticuerpos[1].
Pruebas de laboratorio de rutina si no se realizaron durante las visitas prenatales, incluyendo detección de HIV, hepatitis B, sífilis, y evaluación de inmunidad contra rubéola y varicela[1].
Detección de infección por estreptococos del grupo B[1].
Monitorización fetal electrónica o auscultación intermitente para evaluar el bienestar fetal[4].
Manejo en Emergencias
El manejo de un parto normal en situación de emergencia debe seguir estos pasos:
Evaluación rápida de la situación y solicitud de ayuda si es necesario[3].
Asegurar una vía aérea permeable y administrar oxigenoterapia si se requiere[2].
Monitorización continua de los signos vitales maternos y fetales[1][4].
Mantener a la paciente en ayunas para prevenir posibles complicaciones[1].
Proporcionar apoyo emocional a la parturienta y su familia[4].
Realizar intervenciones solo si son necesarias, como amniotomía o episiotomía[4].
En caso de prolapso de cordón umbilical, actuar inmediatamente elevando la presentación fetal y preparando para una cesárea de emergencia[3].
Si el parto es inminente, asistir en el proceso respetando la fisiología natural del parto[4].
Estar preparado para trasladar a la paciente a un nivel superior de atención si surgen complicaciones[4].
El manejo de un parto normal de emergencia requiere un enfoque sistemático y basado en la evidencia. Es fundamental que el personal sanitario esté preparado para identificar y manejar tanto los partos normales como las posibles complicaciones que puedan surgir, garantizando así la seguridad y el bienestar tanto de la madre como del recién nacido.
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