MANUAL DE EMERGENCIAS 2025
La pancreatitis aguda es una condición inflamatoria del páncreas que puede variar desde casos leves hasta potencialmente mortales. Es una causa frecuente de hospitalización por problemas gastrointestinales, con una incidencia de 13 a 45 casos por 100.000 habitantes[1].
Síntomas
El síntoma cardinal de la pancreatitis aguda es el dolor abdominal, presente en más del 95% de los casos[5]. Este dolor suele ser:
De inicio súbito y progresivo
Intenso y mal tolerado
Localizado en epigastrio o hemiabdomen superior
Con irradiación en cinturón hacia la espalda
Acompañado de náuseas y vómitos (80-90% de los casos)
Otros síntomas frecuentes incluyen:
Distensión abdominal
Febrícula (<38°C)
Malestar general e inquietud[5][9]
Signos clínicos
Los hallazgos incluidos en el examen físico pueden:
Taquicardia
Hipotensión (en casos graves)
Fiebre
Ictericia (si hay obstrucción biliar)
Disminución de ruidos intestinales.
Signos de derrame pleural o atelectasias basales[3][4]
Exploración
La exploración abdominal suele revelar:
Dolor a la palpación en epigastrio y hemiabdomen superior.
Distensión abdominal
Ausencia o disminución de ruidos intestinales.
Signo de Cullen (equimosis periumbilical) o de Grey-Turner (equimosis en flancos) en casos graves[3][9]
Es característico que el abdomen no presente signos de irritación peritoneal franca, a pesar del intenso dolor referido por el paciente[9].
Pruebas diagnósticas
El diagnóstico se basa en la presencia de al menos dos de los siguientes tres criterios[7]:
Cuadro clínico compatible
Elevación de lipasa y/o amilasa sérica >3 veces el límite superior normal
Hallazgos característicos en estudios de imagen.
Las pruebas diagnósticas incluyen:
Análisis de sangre: hemograma, función renal, electrolitos, calcio, glucosa, perfil hepático, triglicéridos, amilasa y lipasa séricas[6]
Estudios de imagen:
Ecografía abdominal: útil para evaluar la vía biliar y descartar litiasis
Tomografía computarizada (TC) con contraste: estándar de oro para evaluar la extensión de la inflamación y detectar complicaciones locales[3][9]
Manejo de emergencias
El manejo inicial en el servicio de urgencias debe incluir:
Reanimación con líquidos: administración agresiva de cristaloides (250-500 ml/h en las primeras 12-24 horas)[8]
Analgesia: opioides por vía parenteral[5]
Soporte nutricional: inicialmente nada por vía oral, considere nutrición enteral precoz en casos moderados a graves[3]
Monitorización de signos vitales y diuresis.
Oxigenoterapia si es necesaria
Prevención de complicaciones: profilaxis de trombosis venosa profunda, protección gástrica[3][8]
En casos de pancreatitis aguda biliar, se debe considerar la realización de una colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE) urgente si hay evidencia de colangitis o ictericia obstructiva persistente[3].
Es fundamental estratificar la gravedad de la pancreatitis para determinar el nivel de cuidados requeridos y la necesidad de traslado a una unidad de cuidados intensivos[8].
El manejo de la pancreatitis aguda requiere un enfoque multidisciplinario y una evaluación continua del paciente, especialmente en las primeras 72 horas, para detectar y tratar oportunamente las complicaciones que puedan surgir[3][8].
Citas:
[3]https://www.msdmanuals.com/es-ec/professional/trastornos-gastrointestinales/pancreatitis/pancreatitis-aguda
[5]https://www.msdmanuals.com/es-ec/hogar/trastornos-gastrointestinales/pancreatitis/pancreatitis-aguda
[6]https://www.elsevier.es/es-revista-gastroenterologia-hepatologia-14-articulo-valoracion-tratamiento-pancreatitis-aguda-documento-S0210570514002465
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