MANUAL DE EMERGENCIAS 2024
Manejo de la Otitis Externa
El manejo de la otitis externa se centra en aliviar los síntomas, tratar la infección y prevenir complicaciones. Las estrategias recomendadas son:
Autocuidado y educación del paciente:
Evitar traumatismos en el oído externo: Es importante no introducir objetos como bastoncillos de algodón o dedos para limpiar el canal auditivo, ya que esto puede dañar la piel del canal y empeorar la infección. También se debe evitar rascarse o frotarse los oídos.
Mantener el oído seco: Se recomienda evitar nadar o realizar deportes acuáticos mientras dure el tratamiento (al menos 7-10 días). Durante el baño o la ducha, se puede usar un tapón de algodón cubierto con vaselina para evitar la entrada de agua en el oído.
Secar el canal auditivo: Después de bañarse, lavarse el cabello o nadar, se puede usar un secador de cabello a temperatura baja para secar suavemente el canal auditivo y así reducir la humedad que favorece la proliferación bacteriana o fúngica.
Tratamiento médico:
Antibióticos tópicos: Los antibióticos en forma de gotas, como ciprofloxacino o gentamicina, son de elección para infecciones bacterianas comunes. Si hay inflamación significativa, se pueden combinar con corticosteroides tópicos para reducir la hinchazón y el dolor.
Antifúngicos tópicos: En casos de otitis externa crónica causada por hongos, especialmente después de un uso prolongado de antibióticos tópicos, se pueden utilizar antifúngicos como clotrimazol o ácido acético 2% en gotas o spray.
Limpieza del canal auditivo (Aural Toilet): Es fundamental eliminar el exudado o detritos del canal para mejorar la efectividad de los tratamientos tópicos. Esto se puede realizar con un aspirador especializado (microsucción) o mediante limpieza profesional con instrumentos adecuados. Esta limpieza debe ser realizada por un especialista, sobre todo en casos de infección grave o crónica.
Alivio del dolor:
Para aliviar el dolor, se pueden usar analgésicos de venta libre como paracetamol o ibuprofeno, ajustados según la intensidad del dolor y las necesidades del paciente.
Manejo de causas subyacentes o factores de riesgo:
Condiciones cutáneas: Las afecciones subyacentes, como dermatitis, eccema o psoriasis en el oído, deben tratarse adecuadamente para evitar la recurrencia de la otitis externa.
Diabetes y otras causas de inmunocompromiso: En pacientes con diabetes o inmunosupresión, se debe hacer un control estricto de la glucemia y tratar las infecciones de manera más agresiva debido al mayor riesgo de complicaciones, como la otitis externa maligna.
Seguimiento:
Se debe organizar un seguimiento si los síntomas no mejoran después de 48-72 horas de iniciar el tratamiento o si persisten más allá de las 2 semanas. En pacientes inmunocomprometidos o con síntomas graves, el seguimiento debe ser más frecuente. Si persiste la inflamación, se debe considerar el uso de cultivos bacterianos o fúngicos para ajustar el tratamiento.
Derivación a un especialista:
Se debe considerar la referencia a un otorrinolaringólogo (ORL) si los síntomas no responden al tratamiento, hay complicaciones (como perforación del tímpano o estenosis del canal), o si se sospecha otitis externa maligna. En casos de recurrencia crónica o sensibilidad a medicamentos, puede ser útil la evaluación por un dermatólogo para identificar posibles reacciones alérgicas.
Diagnóstico
El diagnóstico de otitis externa se basa en la historia clínica y el examen físico del canal auditivo y la membrana timpánica, diferenciando entre otitis externa aguda, crónica y maligna:
Otitis externa aguda:
Síntomas típicos: Incluyen prurito, dolor intenso (especialmente al tocar el trago o mover la oreja), secreción (otorragia o exudado purulento), y pérdida auditiva si hay oclusión del canal. El dolor suele ser agudo y puede irradiarse hacia la mandíbula.
Signos típicos: Se observa enrojecimiento y edema del canal auditivo, que puede estar lleno de exudado o detritos, dificultando la visualización del tímpano. También puede haber eritema de la membrana timpánica.
Otitis externa crónica:
Síntomas típicos: Incluyen prurito constante, leve incomodidad o dolor y piel seca o escamosa en el canal auditivo. La infección fúngica crónica puede causar una descarga con aspecto de “algodón” o puntos negros.
Signos típicos: Ausencia de cerumen protector, piel del canal auditivo seca o húmeda y roja, con posible estenosis parcial del canal. Se pueden visualizar hifas de hongos o residuos fúngicos.
Otitis externa maligna:
Síntomas típicos: Dolor de oído desproporcionado y persistente, otorrea purulenta, fiebre, cefalea, y pérdida auditiva conductiva severa. Puede haber afectación del estado general con síntomas sistémicos como fiebre y malestar general.
Signos típicos: Presencia de tejido de granulación en el canal auditivo y exposición del hueso, lo que indica osteomielitis. También puede haber parálisis del nervio facial debido a la extensión de la infección.
Diagnóstico Diferencial
Es crucial diferenciar la otitis externa de otras afecciones que pueden causar síntomas similares, tales como:
Otitis media aguda: Se caracteriza por la inflamación del oído medio con posible eritema de la membrana timpánica y otorrea si hay perforación timpánica.
Cuerpos extraños en el oído: Especialmente en niños, pueden causar dolor, descarga purulenta y pérdida auditiva.
Cerumen impactado: Puede causar pérdida auditiva conductiva y dolor, pero sin signos de infección.
Condiciones cutáneas: Afecciones como dermatitis de contacto, psoriasis o dermatitis seborreica que afectan el canal auditivo pueden imitar los síntomas de otitis externa.
Mastoiditis: Infección más profunda del hueso mastoideo que provoca inflamación dolorosa detrás de la oreja, pérdida auditiva y fiebre.
Síndrome de Ramsay Hunt: Infección viral que afecta el nervio facial, presentando dolor severo, vesículas en la oreja y parálisis facial.
Colesteatoma: Masa destructiva en el oído medio, generalmente indolora, pero puede causar otorrea crónica y pérdida auditiva.
Barotrauma: Causado por cambios de presión, puede dañar el oído interno o medio y causar dolor, vértigo y pérdida auditiva.
Definición
La otitis externa se define como una inflamación difusa de la piel y el tejido subdérmico del canal auditivo externo, que en algunos casos puede afectar también el pabellón auricular (pinna) o la membrana timpánica. Esta afección también es conocida como “oído de nadador” debido a su alta incidencia en personas expuestas frecuentemente al agua.
Otitis externa aguda:
Es una inflamación de corta duración (menos de 6 semanas), generalmente causada por infecciones bacterianas como Pseudomonas aeruginosa o Staphylococcus aureus. Los factores predisponentes incluyen la exposición frecuente al agua, el trauma local, y condiciones cutáneas subyacentes.
Otitis externa crónica:
Se refiere a una inflamación de más de 3 meses de duración. Las causas comunes incluyen infecciones fúngicas (por ejemplo, Aspergillus o Candida) debido al uso prolongado de antibióticos tópicos o corticosteroides. También puede asociarse con enfermedades crónicas como la diabetes mellitus o inmunosupresión.
Otitis externa maligna:
Es una forma grave y potencialmente mortal de la otitis externa, caracterizada por una infección progresiva que afecta el hueso temporal y las estructuras circundantes, llevando a osteomielitis. Es más frecuente en personas inmunocomprometidas o con diabetes no controlada y puede causar complicaciones severas como parálisis facial y diseminación de la infección al cráneo.
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