Nistagmo
- EmergenciasUNO

- 6 dic 2024
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Actualizado: 13 dic 2024
MANUAL DE EMERGENCIAS 2025
El nistagmo es un trastorno ocular caracterizado por movimientos involuntarios, rápidos y repetitivos de los ojos. Este fenómeno puede ser congénito o adquirido, y afecta aproximadamente a 14-17 de cada 10.000 niños[5]. A continuación, se analizarán los aspectos más relevantes de esta condición.
Síntomas
Los principales síntomas del nistagmo incluyen:
Mala visión, especialmente en casos congénitos[2][4]
Oscilopsia (sensación de que el entorno se mueve)[2]
Dificultad para fijar la mirada en objetos[4]
Posible tortícolis debido a la tendencia a girar el cuello para reducir los síntomas[7]
Náuseas, pérdida del equilibrio y vómitos en algunos casos[7]
Signos clínicos
Los signos clínicos más característicos del nistagmo son:
Movimientos oculares involuntarios que pueden ser horizontales, verticales, rotatorios o una combinación de estos[1][2]
Oscilaciones rítmicas de uno o ambos ojos[3]
Posible giro cefálico hacia la dirección del nistagmo para minimizarlo[4]
En algunos casos, asimetría significativa de amplitud o dirección entre los dos ojos (nistagmo disociado)[6]
Exploración
La exploración del nistagmo debe incluir:
Observación directa del movimiento ocular[5]
Evaluación de la dirección, amplitud, frecuencia y regularidad del nistagmo[1][6]
Análisis del nistagmo en diferentes posiciones de la mirada[1]
Valoración del efecto de la fijación visual sobre el nistagmo[9]
Examen de la agudeza visual y refracción[3]
Pruebas diagnósticas
Para un diagnóstico preciso del nistagmo, se pueden realizar las siguientes pruebas:
Electronistagmograma o videonistagmograma para registrar el movimiento ocular[3]
Resonancia magnética cerebral para descartar lesiones estructurales[1][3]
Tomografía computarizada en casos específicos[1]
Pruebas de electrofisiología ocular[1]
Evaluación neurológica y otorrinolaringológica para descartar causas subyacentes[1][2]
Manejo de emergencias
Aunque el nistagmo rara vez constituye una emergencia médica por sí mismo, su aparición súbita puede indicar una condición subyacente grave. En un contexto de emergencia, se recomienda:
Realizar una evaluación neurológica completa para descartar causas potenciales graves como accidentes cerebrovasculares o tumores cerebrales[6].
Obtenga una historia clínica detallada, incluyendo el inicio de los síntomas y factores desencadenantes[3].
Llevar a cabo un examen oftalmológico básico, incluyendo la evaluación de los movimientos oculares y la agudeza visual[3].
Considerar pruebas de neuroimagen urgentes si se sospecha de una causa central[3][6].
Tratar cualquier condición subyacente identificada, como intoxicaciones o alteraciones metabólicas[2].
En caso de nistagmo adquirido con síntomas vestibulares asociados, considere la posibilidad de un vértigo agudo y manejar los síntomas según corresponda[9].
Es importante recordar que el manejo del nistagmo a largo plazo dependerá de su etiología y puede incluir tratamientos farmacológicos, uso de lentes correctoras, o incluso intervenciones quirúrgicas en casos seleccionados[1][3].
El nistagmo es una condición compleja que requiere una evaluación multidisciplinaria para su correcto diagnóstico y manejo. La comprensión de sus características clínicas y las herramientas diagnósticas disponibles es fundamental para proporcionar una atención adecuada a los pacientes afectados por este trastorno ocular.
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