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Neuritis óptica

Actualizado: 13 dic 2024

MANUAL DE EMERGENCIAS 2025



La neuritis óptica es una enfermedad inflamatoria del nervio óptico que constituye la causa más frecuente de pérdida visual aguda en adultos jóvenes[1][3]. Esta condición puede presentarse de forma aislada o asociada a enfermedades desmielinizantes como la esclerosis múltiple (EM)[4]. A continuación, se revisan los aspectos clínicos más relevantes de esta patología.


Síntomas


Los síntomas característicos de la neuritis óptica incluyen:


  • Pérdida brusca y aguda de la visión en un ojo, que puede progresar durante horas o días[5]

  • Dolor ocular o periocular que empeora con los movimientos oculares[1][5]

  • Alteración en la percepción de los colores, especialmente del rojo[1]

  • Disminución de la sensibilidad al contraste[4]

  • Posibles ráfagas de luz o luces centelleantes con los movimientos oculares[5]


Es importante destacar que la mayoría de los casos son unilaterales, aunque pueden ocurrir de formas bilaterales[5].


Signos clínicos


Los signos clínicos más relevantes en la neuritis óptica son:


  • Disminución de la agudeza visual, que puede variar desde leve hasta ceguera completa[1][5]

  • Defecto pupilar aferente relativo en el ojo afectado[4]

  • Edema del disco óptico en casos de papilitis, aunque en la forma retrobulbar el fondo de ojo puede ser normal inicialmente[1][3]

  • Alteraciones en el campo visual, generalmente con escotoma central o paracentral[4]


Exploración


La exploración oftalmológica debe incluir:


  • Evaluación de la agudeza visual y sensibilidad al contraste[4]

  • Examen de reflejos pupilares para detectar el defecto pupilar aferente relativo[4]

  • Oftalmoscopia para valorar el aspecto del disco óptico[1][3]

  • Campimetría para evaluar los defectos del campo visual[4]

  • Evaluación de la visión cromática[1]


Pruebas diagnósticas


Las pruebas diagnósticas más relevantes son:


  • Resonancia magnética (RM) cerebral y orbitaria con gadolinio: fundamental para el diagnóstico etiológico y pronóstico. Puede mostrar realce del nervio óptico y lesiones desmielinizantes cerebrales[2][4][8]

  • Tomografía de coherencia óptica (OCT): permite evaluar el grosor de la capa de fibras nerviosas de la retina[4][7]

  • Potenciales evocados visuales: pueden mostrar retraso en la conducción del nervio óptico[4]

  • Análisis de sangre: para descartar otras causas de neuritis óptica, como enfermedades autoinmunes o infecciosas[2][5]

  • Punción lumbar: puede mostrar bandas oligoclonales en casos asociados a EM[10]


Manejo de emergencias


El manejo inicial en el servicio de urgencias debe incluir:


  1. Evaluación oftalmológica completa para confirmar el diagnóstico[4]

  2. Solicitud de RM cerebral y orbitaria con gadolinio[2][8]

  3. Considere el inicio de corticosteroides intravenosos en dosis altas:


    • Metilprednisolona 1000 mg/día por vía intravenosa durante 3 días[7][8]

    • Seguido de prednisona oral 1 mg/kg/día durante 11 días[7][8]


  4. Evitar el uso de corticosteroides orales en dosis bajas como monoterapia inicial[8]

  5. En casos graves o refractarios a corticosteroides, considere plasmaféresis[8]

  6. Derivación a neurología para evaluación del riesgo de EM y seguimiento[4]


Es crucial recordar que el tratamiento con corticosteroides acelera la recuperación visual pero no modifica el pronóstico a largo plazo en la mayoría de los casos[7][8]. El manejo debe individualizarse según la presentación clínica y la sospecha etiológica.


La neuritis óptica es una patología que requiere un abordaje diagnóstico, rápido y terapéutico. El conocimiento de sus características clínicas y el uso adecuado de las pruebas diagnósticas son fundamentales para optimizar el manejo y los pronósticos de los pacientes afectados.


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