Neumonía por Aspiración
- EmergenciasUNO

- 9 dic 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 13 dic 2024
MANUAL DE EMERGENCIAS 2025
La neumonía por aspiración es una infección pulmonar causada por la inhalación de secreciones orofaríngeas, contenido gástrico o ambos[1][3]. Representa entre el 5% y el 15% de los casos de neumonía adquirida en la comunidad que requieren hospitalización[2][4]. Este artículo abordará los aspectos clave de esta patología, incluyendo síntomas, signos clínicos, exploración, pruebas diagnósticas y manejo en emergencias.
Síntomas
Los síntomas de la neumonía por aspiración suelen desarrollarse en un período de 1 a 2 días después del evento de aspiración[3]. Los principales síntomas incluyen:
Tos, que puede producir esputo pútrido o con coloración inusual[1][3]
Fiebre[1][3]
Dificultad respiratoria (disnea)[1][3]
Dolor torácico[1][3]
Fatiga[5]
En algunos casos, el síndrome puede evolucionar durante días a semanas, en lugar de presentarse de forma aguda[1].
Signos Clínicos
Los signos clínicos de la neumonía por aspiración pueden variar, pero incluyen:
Cianosis, especialmente en casos de aspiración de gran volumen[1]
Taquipnea[1]
Sonidos respiratorios anormales, como crepitantes o sibilancias[5][6]
Disminución de la saturación de oxígeno[6]
Fibra, que puede ser de bajo grado en algunos casos[1]
Exploración
Durante la exploración física, el médico realizará las siguientes acciones:
Auscultación del tórax con estetoscopio para detectar sonidos respiratorios anormales, como crepitantes o sibilancias[5][6]
Percusión del tórax para identificar áreas de consolidación[5]
Evaluación de la frecuencia respiratoria y el uso de músculos accesorios[6]
Medición de la temperatura corporal[1]
Evaluación del estado de conciencia y la capacidad de deglución[4]
Pruebas Diagnósticas
El diagnóstico de la neumonía por aspiración se basa en la historia clínica, la exploración física y las pruebas complementarias[2]. Las principales pruebas diagnósticas incluyen:
Radiografía de tórax: Es fundamental para confirmar el diagnóstico y determinar la extensión y localización de la infección[3][6].
Análisis de sangre: Incluye hemograma completo y hemocultivos para confirmar la infección e identificar el agente causal[6].
Gasometría arterial: Para evaluar el intercambio gaseoso y la oxigenación[5].
Cultivo de esputo: Ayuda a identificar el microorganismo causante de la infección[5][6].
Pulsioximetría: Para medir el nivel de oxígeno en sangre[6].
Tomografía computarizada (TC) de tórax: En casos de neumonía que no mejoran o para obtener imágenes más detalladas[6].
Broncoscopia: En casos seleccionados, para visualizar las vías respiratorias y obtener muestras[5].
Manejo de emergencias
El manejo inicial de la neumonía por aspiración en el servicio de emergencias incluye:
Estabilización del paciente: Asegurar la vía aérea, administrar oxígeno suplementario y monitorizar los signos vitales[3].
Antibioticoterapia empírica: Se deben iniciar antibióticos de amplio espectro que cubran los patógenos más comunes, incluyendo anaerobios. Opciones frecuentes son clindamicina, amoxicilina-ácido clavulánico, ampicilina/sulbactam o imipenem[3].
Terapia de soporte: Incluye hidratación, manejo del dolor y la fiebre, y fisioterapia respiratoria[3].
Evaluación de la capacidad de deglución: Para prevenir futuras aspiraciones[4].
Considerar la intubación y ventilación mecánica en casos de insuficiencia respiratoria grave[3].
Tratamiento de complicaciones: Como derrame pleural o absceso pulmonar, si se desarrolla[1].
La neumonía por aspiración es una patología grave que requiere un diagnóstico rápido y un manejo adecuado. El reconocimiento temprano de los síntomas y signos clínicos, junto con las pruebas diagnósticas apropiadas, es crucial para iniciar un tratamiento oportuno y prevenir complicaciones.
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