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Neumonía

Foto del escritor: EmergenciasUNOEmergenciasUNO

Actualizado: 13 dic 2024

MANUAL DE EMERGENCIAS 2025



La neumonía es una infección aguda del parénquima pulmonar caracterizada por la inflamación de los espacios alveolares. Esta patología representa una causa importante de morbilidad y mortalidad, especialmente en poblaciones vulnerables como adultos mayores y pacientes con comorbilidades.


Síntomas


Los síntomas de la neumonía pueden variar en gravedad, pero también incluyen:


  • Tos, que puede ser seca o productiva con expectoración mucopurulenta o hemoptoica[1][7]

  • Fiebre, que puede ser de bajo o alto grado[7]

  • Escalofríos con temblores[7]

  • Disnea o dificultad respiratoria, que puede exacerbarse con el esfuerzo[7]

  • Dolor torácico pleurítico, que empeora con la respiración profunda o la tos[1][7]

  • Fatiga y disminución del apetito[7]


En algunos casos, especialmente en adultos mayores, pueden presentarse síntomas atípicos como confusión o alteraciones del estado mental[7].


Signos clínicos


La exploración física puede revelar diversos signos clínicos, incluyendo:


  • Taquipnea (respiración rápida)[1]

  • Taquicardia[8]

  • Uso de musculatura accesoria respiratoria[1]

  • Cianosis en casos severos[1]

  • Alteración del estado de conciencia[1]


Exploración


La exploración física es fundamental y debe incluir:


  1. Evaluación del estado general, nivel de conciencia y signos vitales[1]

  2. Inspección de la hidratación, perfusión periférica y estado nutricional[1]

  3. Auscultación cardiopulmonar: se pueden detectar ruidos respiratorios anormales como estertores crepitantes o disminución del murmullo vesicular[1][7]

  4. Percusión torácica: puede revelar áreas de matidez[7]

  5. Palpación de frémito vocal[7]


Pruebas diagnósticas


El diagnóstico de la neumonía se basa en la combinación de hallazgos clínicos y radiológicos. Las pruebas diagnósticas más relevantes incluyen:


  1. Radiografía de tórax: es la prueba estándar de oro para confirmar el diagnóstico, determinar la extensión y localización de la infección, y descartar complicaciones[1][3][8]

  2. Análisis de sangre:


    • Hemograma completo: puede mostrar leucocitosis con neutrofilia[1][3]

    • Bioquímica sanguínea: para evaluar función renal, hepática y estado metabólico[1]


  3. Gasometría arterial: para evaluar el intercambio gaseoso y la oxigenación[3][7]

  4. Cultivos microbiológicos:


    • Hemocultivos: para identificar bacteriemia[3]

    • Cultivo de esputo: para aislar el agente etiológico[3][7]


  5. Pruebas moleculares: como PCR para detectar patógenos virales o bacterias atípicos[7]

  6. Pulsioximetría: para monitorizar la saturación de oxígeno[3]


En casos seleccionados, pueden ser necesarias pruebas adicionales como tomografía computarizada de tórax, broncoscopia o toracocentesis[7].


Manejo de emergencias


El manejo inicial en el servicio de urgencias debe incluir:


  1. Evaluación rápida de la gravedad y estabilización del paciente si es necesario[1]

  2. Oxigenoterapia si hay hipoxemia[3]

  3. Inicio precoz de antibioticoterapia empírica, considerando los patógenos más probables y la epidemiología local[2][5]

  4. Toma de muestras para cultivos antes de iniciar antibióticos, si es posible[3]

  5. Evaluación de criterios de ingreso hospitalario vs. manejo ambulatorio[5]

  6. Manejo sintomático: antipiréticos, analgésicos, hidratación[5]

  7. En casos severos, considere soporte ventilatorio no invasivo o invasivo[2]

  8. Monitorización estrecha de signos vitales y evolución clínica[5]


El manejo y oportuno de la neumonía en el servicio de urgencias es crucial para mejorar los pronósticos y reducir las complicaciones asociadas a esta patología.


Citas



 
 
 

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