MANUAL DE EMERGENCIAS 2024
Manejo de Mordeduras - humanas y animales
El manejo de las mordeduras, tanto de animales como humanas, incluye una serie de intervenciones dirigidas a prevenir infecciones y tratar las heridas de manera adecuada para evitar complicaciones graves.
Evaluación inicial:
Retiro de cuerpos extraños: Si hay dientes o cualquier otro cuerpo extraño incrustado en la herida, estos deben ser retirados inmediatamente para prevenir la infección y favorecer la cicatrización.
Irrigación de la herida: Las heridas recientes deben lavarse a fondo con agua tibia corriente o solución salina normal para eliminar posibles contaminantes. En heridas por punción profunda, como las causadas por mordeduras de gatos, puede ser más difícil irrigar adecuadamente, lo que aumenta el riesgo de infección.
Desbridamiento: Si hay tejido no viable o la herida está sucia, puede ser necesario realizar un desbridamiento, eliminando tejido muerto para prevenir infecciones graves. Esto se realiza idealmente en un entorno quirúrgico si la herida es extensa o complicada.
Cubrir la herida: Después de la limpieza y desbridamiento, se debe cubrir la herida con un vendaje limpio y apropiado.
Manejo del dolor:
Analgesia: Para controlar el dolor, se recomienda paracetamol o ibuprofeno. En casos de dolor severo, se pueden utilizar medicamentos más potentes dependiendo de la extensión de la lesión.
Antibióticos profilácticos:
Mordeduras humanas: Se debe considerar la profilaxis antibiótica durante 3 días en mordeduras humanas que hayan roto la piel, sacado sangre, afectado áreas de alto riesgo (manos, pies, cara, genitales) o en personas con mayor riesgo de infecciones (diabéticos, inmunocomprometidos).
Mordeduras de animales:
Mordeduras de gatos: Dado que los gatos tienen dientes afilados que causan heridas profundas y pequeñas, existe un riesgo alto de infección, por lo que se recomienda la profilaxis antibiótica durante 3 días si la mordedura ha roto la piel y ha extraído sangre.
Mordeduras de perros y otros animales domésticos: Los antibióticos se indican si la mordedura ha penetrado tejidos profundos o ha causado daños significativos.
Antibióticos indicados: El tratamiento de primera línea es co-amoxiclav. Si hay alergia a la penicilina, se usa metronidazol junto con doxiciclina. Para los niños menores de 12 años, se prefiere cotrimoxazol.
Vacunación antitetánica:
Evaluación del riesgo de tétanos: Si la persona no tiene la vacuna actualizada, o si la herida es potencialmente “propensa a tétanos” (por ejemplo, heridas profundas, contaminadas, con tejidos desvitalizados o que contienen cuerpos extraños), se debe administrar un refuerzo de la vacuna contra el tétanos o inmunoglobulina tetánica, según sea necesario.
Profilaxis contra la rabia:
Si la mordedura fue causada por un animal potencialmente rabioso (especialmente en zonas donde la rabia es endémica), se debe realizar un tratamiento profiláctico antirrábico. Este incluye la administración de la vacuna antirrábica, y en algunos casos, inmunoglobulina antirrábica (HRIG). Es crucial iniciar el tratamiento lo antes posible, idealmente dentro de las primeras 24 horas.
Cierre de la herida:
En general, las mordeduras de animales no se deben cerrar de inmediato debido al alto riesgo de infección, especialmente en heridas profundas, infectadas o presentadas después de 24 horas. Algunas heridas que no presentan riesgo de infección y que han sido adecuadamente irrigadas pueden considerarse para cierre primario, pero esto debe hacerse con precaución y generalmente bajo supervisión especializada.
Seguimiento:
Las heridas por mordedura que no se infecten deben ser revisadas a las 24-48 horas para asegurar que no haya signos de infección. Si la herida está infectada, se debe realizar un seguimiento más estrecho y revisar la respuesta al tratamiento antibiótico en 24 horas.
En casos de riesgo de transmisión de rabia o virus transmitidos por la sangre, se debe realizar un seguimiento especializado según sea indicado.
Diagnóstico
El diagnóstico de una mordedura implica una evaluación completa para determinar la gravedad de la lesión, la posibilidad de infección y el riesgo de complicaciones.
Historia clínica:
Circunstancias del incidente: Documentar cómo y cuándo ocurrió la mordedura, qué tipo de animal fue el agresor, si estaba enfermo o mostraba comportamientos extraños, y si el ataque fue provocado o no.
Características de la herida: Determinar si la mordedura fue oclusiva (de dientes cerrados) o resultante de un puñetazo (mordedura de puño cerrado). Identificar si la piel fue perforada y si hubo sangrado.
Inmunización previa: Verificar el estado de vacunación contra el tétanos y la historia médica de la persona, como condiciones que aumentan el riesgo de infección (diabetes, inmunosupresión, enfermedad hepática crónica, etc.).
Examen físico:
Localización y tamaño de la herida: Evaluar la ubicación exacta de la mordedura, su profundidad, extensión y el tipo de herida (laceración, punción, abrasión, hematoma, avulsión o amputación).
Daño a estructuras subyacentes: Examinar la posible implicación de huesos, músculos, tendones, nervios o vasos sanguíneos. En mordeduras sobre articulaciones, mover la extremidad para verificar posibles lesiones ocultas.
Función neurovascular: Comprobar la función neurológica y el pulso en el área distal a la herida para detectar daños a nervios o vasos sanguíneos.
Signos de infección: Buscar signos de infección temprana como enrojecimiento, calor, hinchazón, exudado purulento, dolor local, linfadenopatía, fiebre o linfangitis.
Pruebas adicionales:
En mordeduras humanas, evaluar la posibilidad de transmisión de infecciones por virus de transmisión sanguínea, como hepatitis B, hepatitis C y VIH.
En mordeduras de animales, considerar pruebas para descartar rabia si el animal era sospechoso de estar infectado.
Diagnóstico Diferencial
El diagnóstico diferencial en casos de mordeduras debe incluir una variedad de posibles complicaciones y condiciones asociadas:
Infección bacteriana:
Celulitis: Infección de la piel y los tejidos subyacentes que causa enrojecimiento, hinchazón y dolor.
Abscesos: Acumulación de pus en los tejidos profundos, especialmente común en mordeduras de gatos.
Tenosinovitis: Infección de las vainas tendinosas, que puede causar dolor e hinchazón en las articulaciones cercanas.
Artritis séptica: Infección de las articulaciones, especialmente común en mordeduras cercanas a articulaciones.
Osteomielitis: Infección del hueso, que puede ser una complicación de mordeduras profundas.
Infección viral:
Rabia: En mordeduras de animales en zonas donde la rabia es endémica, esta infección viral es una de las principales preocupaciones. Afecta el sistema nervioso central y es casi siempre fatal si no se trata a tiempo.
VIH y hepatitis B o C: Las mordeduras humanas, aunque raramente, pueden transmitir estas infecciones si hay contacto con sangre infectada.
Lesiones estructurales:
Fracturas: Las mordeduras graves de perros pueden causar fracturas de huesos subyacentes, especialmente en niños.
Lesiones tendinosas: Las mordeduras sobre las manos o cerca de las articulaciones pueden dañar los tendones, afectando la movilidad.
Tétanos:
Aunque es raro después de mordeduras humanas, las mordeduras de animales, especialmente las que implican tejido desvitalizado o están contaminadas, pueden resultar en infección por Clostridium tetani.
Enfermedades menos comunes:
Enfermedad por arañazo de gato: Infección causada por Bartonella henselae que puede causar fiebre, malestar general y linfadenopatía.
Definición
Una mordedura es una lesión causada por los dientes de un humano o animal, que puede tomar diversas formas como laceraciones, abrasiones, heridas por punción, lesiones por aplastamiento o avulsión de tejido. Las mordeduras humanas y de animales son una causa común de lesiones, siendo las mordeduras de perros las más frecuentes, seguidas de las de gatos y mordeduras humanas. Las mordeduras de gatos tienden a ser más
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