MANUAL DE EMERGENCIAS 2025
La meningitis es una inflamación de las meninges, las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal. Es una condición potencialmente mortal que requiere atención médica inmediata. Este artículo abordará los aspectos clave de la meningitis, incluyendo síntomas, signos clínicos, exploración, pruebas diagnósticas y manejo en emergencias, con un enfoque en la profilaxis.
Síntomas
Los síntomas de la meningitis pueden variar según la edad del paciente y la causa subyacente. En adultos y niños mayores de 2 años, los síntomas comunes incluyen:
Fiebre alta repentina
Cefalea intensa
Rigidez de nuca
Náuseas y vómitos
Confusión o dificultad para concentrarse
Sensibilidad a la luz
Somnolencia o dificultad para despertarse[3][6]
En recién nacidos y lactantes, los síntomas pueden ser menos específicos e incluir:
Fiebre alta
Llanto constante o irritabilidad
Somnolencia excesiva
Rechazo de la alimentación
Fontanela abombada[6]
Signos Clínicos
La exploración física puede revelar varios signos clínicos indicativos de meningitis:
Fiebre (presente en el 90% de los casos)
Taquicardia
Rigidez de nuca (80% de los casos)
Alteración del estado mental (95% de los casos)
Signos de Kernig y Brudzinski positivos
Petequias o púrpura (en casos de meningitis meningocócica)
Fotofobia[2][3]
Exploración
La exploración neurológica es fundamental y debe incluir:
Evaluación del nivel de conciencia (escala de Glasgow)
Búsqueda de signos de focalidad neurológica
Examen de fondo de ojo para descartar papiledema
Evaluación de signos meníngeos
Exploración de pares craneales[2][7]
Pruebas Diagnósticas
El diagnóstico definitivo de meningitis requiere el análisis del líquido cefalorraquídeo (LCR) obtenido mediante punción lumbar. Las pruebas diagnósticas incluyen:
Análisis del LCR:
Bioquímica y celularidad
Tinción de gramo y cultivo
Detección de antígenos bacterianos
PCR para identificación de patógenos
Hemocultivos (positivos en 50-80% de los casos)
Prueba de imagen:
TC o RM craneal (si hay sospecha de hipertensión intracraneal)
Ecografía transfontanelar en lactantes
Análisis sanguíneos:
Hemograma completo
Estudio de coagulación
Bioquímica básica
Marcadores inflamatorios (PCR, procalcitonina)[2][3][7]
Manejo de emergencias
La meningitis bacteriana es una emergencia médica que requiere acción inmediata:
Iniciar antibioterapia empírica dentro de los primeros 30 minutos tras la sospecha clínica, incluso antes de la punción lumbar si esto se retrasa.
Administrar corticosteroides (dexametasona) junto con la primera dosis de antibióticos.
Asegurar la estabilidad hemodinámica y respiratoria del paciente.
Realizar punción lumbar si no hay contraindicaciones.
Monitorizar y tratar posibles complicaciones como convulsiones o aumento de la presión intracraneal.
Iniciar profilaxis antibiótica en contactos cercanos en casos de meningitis meningocócica[1][2][7]
Profilaxis
La profilaxis es crucial para prevenir casos secundarios y brotes de meningitis, especialmente en la meningitis meningocócica. Las principales estrategias de profilaxis incluyen:
Vacunación: Es la medida más efectiva para prevenir la meningitis bacteriana. Las vacunas disponibles protegen contra los principales patógenos como Neisseria meningitidis, Streptococcus pneumoniae y Haemophilus influenzae tipo b[4][5].
Quimioprofilaxis: Consiste en la administración de antibióticos a contactos cercanos de pacientes con meningitis meningocócica. Se debe iniciar lo antes posible, idealmente dentro de las 24 horas posteriores al diagnóstico del índice de caso[5][6].
Medidas de higiene: Lavado de manos frecuente, evitar compartir utensilios personales y mantener una buena higiene respiratoria son medidas importantes para prevenir la transmisión[6].
La meningitis es una condición grave que requiere un diagnóstico rápido y un tratamiento inmediato. La profilaxis, tanto a través de la vacunación como de la quimioprofilaxis en casos seleccionados, juega un papel fundamental en la prevención de casos y brotes.
El conocimiento de los síntomas, signos clínicos y el manejo adecuado en emergencias es crucial para mejorar el pronóstico de los pacientes afectados por esta enfermedad.
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