MANUAL DE EMERGENCIAS 2025
La meningitis micótica es una inflamación de las meninges causada por hongos, que puede resultar potencialmente mortal si no se trata adecuadamente. Esta condición afecta principalmente a individuos con sistemas inmunitarios comprometidos[1][3].
Síntomas
Los síntomas de la meningitis micótica suelen desarrollarse gradualmente durante varios días o semanas, e incluyen:
Fiebre persistente
Dolor de cabeza intenso
Rigidez en el cuello
Náuseas y vómitos
Sensibilidad a la luz (fotofobia)
Confusión o alteraciones del estado mental.
Fatiga
Alucinaciones[1][2][4]
Signos Clínicos
Durante la evaluación clínica, los médicos pueden observar:
Fiebre alta
Rigidez nucal
Signos de irritación meníngea (signo de Kernig o Brudzinski positivos)
Alteración del nivel de conciencia
Déficits neurológicos focales
Edema papilar en el fondo de ojo[2][4]
Exploración
La exploración física de un paciente con sospecha de meningitis micótica debe incluir:
Evaluación del estado mental y nivel de conciencia.
Examen de signos vitales, con especial atención a la temperatura.
Exploración neurológica completa, incluyendo reflejos y función de pares craneales.
Evaluación de la rigidez nucal y signos meníngeos.
Examen de la piel en busca de lesiones cutáneas asociadas[2][4]
Pruebas diagnósticas
El diagnóstico definitivo de la meningitis micótica requiere las siguientes pruebas:
Punción lumbar: Es el procedimiento más importante para obtener líquido cefalorraquídeo (LCR) para análisis[1][6].
Análisis del LCR:
Examen citológico
Análisis bioquímico (glucosa, proteínas)
Tinción de gramo
Cultivo microbiológico
Detección de antígenos fúngicos[6][8]
Prueba de imagen:
Tomografía computarizada (TC) cerebral
Resonancia magnética (RM) cerebral[2][4]
Hemocultivos para detectar posible fungemia asociada[7]
Pruebas serológicas para detectar antígenos fúngicos en sangre[7]
Manejo de emergencias
El manejo de la meningitis micótica en el servicio de emergencias debe ser rápido y eficiente:
Estabilización inicial: Asegurar vía aérea, respiración y circulación.
Obtención de accesos venosos y extracción de muestras para hemocultivos.
Realización de punción lumbar si no hay contraindicaciones.
Inicio de tratamiento antifúngico empírico, generalmente con anfotericina B intravenosa, mientras se esperan los resultados de los cultivos[1][7].
Manejo de la presión intracraneal elevada si está presente.
Monitorización neurológica estrecha.
Tratamiento sintomático (antipiréticos, analgésicos).
Consulta con especialistas en enfermedades infecciosas y neurología[4][7].
Es crucial iniciar el tratamiento antifúngico lo antes posible, ya que el retraso en el inicio de la terapia puede aumentar significativamente la morbimortalidad[1][4].
La meningitis micótica representa un desafío diagnóstico y terapéutico que requiere un alto índice de sospecha, especialmente en pacientes inmunocomprometidos. El diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado son fundamentales para mejorar los pronósticos de esta grave infección del sistema nervioso central.
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