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Manejo de los Trastornos de la Conducta Alimentaria en el Servicio de Urgencias

MANUAL DE PEDIATRÍA



La Anorexia Nerviosa presenta la tasa de mortalidad más alta entre los trastornos psiquiátricos.


La intervención temprana es fundamental para lograr una recuperación exitosa. Es importante reconocer los signos de alarma y derivar oportunamente al servicio adecuado.



Historia clínica


  • ¿Se trata de un diagnóstico reciente o de un/a niño/a o adolescente con un TCA ya establecido?


  • Perfil de peso: peso actual, peso previo a la enfermedad, porcentaje de pérdida de peso, periodo en que ocurrió la pérdida (una pérdida del 10–15% o más en 3–6 meses es clínicamente significativa).


  • Inicio de la menstruación y antecedentes menstruales recientes.


  • Riesgo de suicidio o autolesiones.


  • Puede incluirse una evaluación psicosocial más amplia utilizando el modelo HEADSSS


Si es la primera consulta y el diagnóstico es incierto, considerar las siguientes preguntas:


  • ¿Preocupación por el peso?


  • ¿Alteraciones en la imagen corporal y temor a ganar peso?


  • ¿Hábitos alimentarios?


  • ¿Conductas asociadas a la alimentación? (Ej.: comer muy lentamente, hacerlo en soledad, rituales específicos durante las comidas)


  • ¿Medidas para el control del peso? (Ej.: ejercicio excesivo, uso de laxantes, vómitos provocados)


  • ¿Episodios de atracones?


En pacientes menores de 12 años, se debe discutir el caso con un médico de mayor jerarquía.


Examen físico


  • Frecuencia cardíaca y presión arterial en posición supina y al incorporarse (ortostática)


  • Temperatura corporal


  • Peso, estatura e índice de masa corporal (IMC)


Manejo


Estudios complementarios


  • Electrocardiograma de 12 derivaciones


  • Análisis de sangre (para todos los pacientes): Hemograma completo, electrolitos (Na, K, Cl), calcio, magnesio, fósforo, pruebas de función hepática, gasometría venosa, glucemia.


  • Análisis adicionales en caso de nuevo diagnóstico: Velocidad de sedimentación globular (VSG), función tiroidea, pesquisa de enfermedad celíaca.


  • Considerar evaluación nutricional (si no se realizó en los últimos 3 meses): estudios de hierro, vitamina B12, folato eritrocitario, vitamina D y zinc.


Considerar hospitalización médica en los siguientes casos:


  • Trastornos significativos de electrolitos (por ejemplo, potasio <3.0 mmol/L)


  • Frecuencia cardíaca en reposo ≤ 50 lpm


  • Aumento ortostático de la frecuencia cardíaca ≥ 30 lpm


  • Presión arterial sistólica en reposo ≤ 80 mmHg


  • Disminución ortostática de la presión sistólica ≥ 20 mmHg


  • Hipotermia <35.5°C


  • Deshidratación


  • Arritmias o intervalo QTc prolongado >0.45s


  • Peso <75% del peso corporal esperado o pérdida rápida de peso (>10–15% en 3–6 meses)


  • Conductas compensatorias descontroladas (ej.: ayuno prolongado, incapacidad para alimentarse en casa, purgas o ejercicio excesivo no controlados)


  • En situaciones excepcionales, cuando el manejo ambulatorio no sea efectivo


Alimentación


La alimentación no debe iniciarse hasta que se hayan revisado los resultados de laboratorio y el equipo médico encargado de la admisión haya evaluado al paciente.


El plan de alimentación acordado debe iniciarse lo antes posible, idealmente desde el servicio de urgencias.


Existe riesgo de síndrome de realimentación, que implica cambios peligrosos en líquidos y electrolitos al reiniciar la alimentación en pacientes con desnutrición. El principal marcador bioquímico de este síndrome es la hipofosfatemia.


Monitoreo cardíaco


Debe considerarse en conjunto con el médico a cargo de la admisión en casos de:


  • Alteraciones electrolíticas severas (ej.: potasio <2.5 mmol/L)


  • Frecuencia cardíaca <45 lpm


  • Frecuencia cardíaca <40 lpm durante el sueño


Evaluación psiquiátrica


Si el/la paciente está clínicamente estable pero hay preocupación por su salud mental (ej.: riesgo suicida, trastorno psiquiátrico asociado o conductas compensatorias descontroladas), debe consultarse con el equipo local de salud mental.


Considerar consulta con el equipo local de pediatría o adolescencia cuando:


  • El/la paciente está médicamente inestable (ver criterios anteriores) o requiere hospitalización.


  • Para coordinar seguimiento adecuado tras el alta desde urgencias.


Considerar consulta secundaria con hospitales especializados (RCH o MMC) en los siguientes casos:


  • Manejo de niños/as y adolescentes con TCA, especialmente si requieren realimentación o presentan inestabilidad médica o psiquiátrica.


Considerar traslado cuando:


El/la paciente está médicamente inestable y requiere un nivel de atención superior al que puede brindar el equipo o centro local.



Considerar el alta médica cuando:


  • El/la paciente se encuentra médicamente estable


  • Evaluación de salud mental completada


  • Se ha organizado el seguimiento médico y/o psiquiátrico correspondiente

 
 
 

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