MANUAL DE EMERGENCIAS 2025
La malaria o paludismo es una enfermedad parasitaria potencialmente mortal transmitida por mosquitos del género Anopheles. Causada por parásitos del género Plasmodium, afecta principalmente a regiones tropicales y subtropicales, representando un importante problema de salud pública a nivel mundial[1][2].
Síntomas
Los síntomas de la malaria suelen aparecer entre 10 y 15 días después de la picadura del mosquito infectado[5]. Los más comunes incluyen:
Fiebre
Escalofríos
Dolor de cabeza
Sudoración
Fatiga
Dolor muscular y articular
Náuseas y vómitos
Dolor abdominal
En casos de malaria por P. falciparum, los síntomas pueden progresar rápidamente a formas graves de la enfermedad[2][4].
Signos
Los signos clínicos de la malaria pueden variar según la gravedad de la infección. En casos no complicados, se pueden observar:
Fiebre intermitente
Palidez de piel y mucosas
Taquicardia
Esplenomegalia
Hepatomegalia ocasional
En casos de malaria grave, causado principalmente por P. falciparum, pueden presentarse:
Alteración del nivel de conciencia
Convulsiones
Dificultad respiratoria
Ictericia
Sangrado anormal
Choque
Exploración
La exploración física en pacientes con sospecha de malaria debe incluir:
Evaluación del estado general y nivel de conciencia
Medición de signos vitales (temperatura, frecuencia cardíaca, presión arterial,
frecuencia respiratoria)
Exploración abdominal para detectar esplenomegalia o hepatomegalia.
Evaluación de signos de anemia (palidez conjuntival, palmar)
Búsqueda de signos de deshidratación.
Examen neurológico en casos de sospecha de malaria cerebral[1][2]
Pruebas Diagnósticas
El diagnóstico preciso y oportuno es crucial para el manejo adecuado de la malaria. Las principales pruebas diagnósticas incluyen:
Microscopía óptica:
Gota gruesa: Permite detectar y cuantificar la parasitemia
Frotis sanguíneo: Identifica la especie de Plasmodium
Pruebas de diagnóstico rápido (PDR): Detectan antígenos específicos del parásito en sangre
Técnicas moleculares (PCR): Útiles para detectar infecciones mixtas o de baja parasitemia
Pruebas complementarias:
Hemograma completo
Bioquímica sanguínea (función renal, hepática, glucemia)
Gasometría arterial en casos graves[1][2][4]
Manejo de emergencias
El manejo de la malaria en servicios de emergencia requiere una actuación rápida y eficaz:
Evaluación inicial:
Triaje inmediato de pacientes con sospecha de malaria
Valoración de signos vitales y nivel de conciencia
Diagnóstico:
Realización urgente de pruebas diagnósticas (microscopía o PDR)
Extracción de muestras para análisis complementarios.
Tratamiento:
Inicio precoz de terapia antipalúdica según la especie identificada y la gravedad del cuadro
En casos de malaria grave, se recomienda el uso de artesunato intravenoso como primera línea de tratamiento.
Medidas de soporte:
Manejo de la fiebre con antipiréticos
Corrección de alteraciones hidroelectrolíticas
Soporte respiratorio y hemodinámico en casos graves
Monitorización:
Control estrecho de signos vitales y nivel de conciencia.
Seguimiento de la parasitemia y respuesta al tratamiento.
Prevención de complicaciones:
Vigilancia de hipoglucemia, anemia severa y edema pulmonar.
El manejo adecuado en emergencias es fundamental para reducir la mortalidad asociada a la malaria, especialmente en casos de infección por P. falciparum[2][4][5].
El conocimiento detallado de los aspectos clínicos, diagnósticos y terapéuticos de la malaria es esencial para su manejo efectivo, especialmente en servicios de emergencia. La sospecha clínica temprana, el diagnóstico preciso y el tratamiento oportuno son claves para mejorar el pronóstico de los pacientes afectados por esta enfermedad potencialmente mortal.
Citas
[2] https://www.msdmanuals.com/es/professional/enfermedades-infecciosas/protozoos-extraintestinales/paludismo?ruleredirectid=755
[3] https://vacunasaep.org/profesionales/noticias/oms-informe-sobre-el-paludismo-malaria-en-el-mundo-2023
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