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Luxación de la Articulación Metacarpofalángica (MCF) del Pulgar

MANUAL DE EMERGENCIAS MENORES



Una luxación de la articulación metacarpofalángica (MCF) del pulgar ocurre cuando las superficies articulares del metacarpiano y de la primera falange se separan. Generalmente es causada por una hiperextensión o abducción forzada, como una caída sobre el pulgar o un traumatismo directo. La luxación puede ser completa o incompleta y puede implicar daño a los ligamentos colaterales.


Diagnóstico


El diagnóstico se basa en la observación de una deformidad visible, dolor intenso, incapacidad para mover el pulgar e hinchazón. Las radiografías son esenciales para confirmar la luxación, evaluar la posición del desplazamiento articular y descartar fracturas asociadas.


Diagnóstico Diferencial

Condición

Diferencias Clave

Fractura-luxación de Bennett

Fractura intraarticular en la base del primer metacarpiano con desplazamiento de un fragmento óseo.

Esguince del ligamento colateral cubital

Dolor localizado sin desplazamiento óseo en radiografías; posible inestabilidad articular.

Subluxación del pulgar

Desplazamiento articular parcial, con menor deformidad visible.

Luxación interfalángica del pulgar

Afecta la articulación entre las falanges, no la MCF; deformidad en otra zona del pulgar.

Manejo de Emergencia


  • Inmovilización inmediata del pulgar en su posición deformada, evitando cualquier manipulación forzada que pueda agravar la lesión.


  • Administración de analgésicos y antiinflamatorios para el control del dolor.


  • Reducción cerrada de la luxación bajo anestesia local o sedación, utilizando maniobras específicas para reposicionar correctamente la articulación.


  • Radiografías posteriores a la reducción para confirmar la alineación exitosa de la articulación.


  • Inmovilización con férula o yeso, manteniendo el pulgar en ligera flexión para proteger los ligamentos y la articulación reducida.


Tratamiento Definitivo


En luxaciones no complicadas, la inmovilización con férula o yeso durante 3 a 4 semanas suele ser suficiente. En casos de inestabilidad, daño ligamentoso severo o imposibilidad de lograr una reducción cerrada, puede ser necesaria una intervención quirúrgica para reparar los ligamentos y estabilizar la articulación. La rehabilitación posterior a la inmovilización mediante fisioterapia es esencial para restaurar la movilidad, fuerza y estabilidad del pulgar.

 
 
 

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