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Luxaciones de los dedos del pie

Actualizado: 17 sept

MANUAL MINORS



Las luxaciones de los dedos del pie ocurren cuando los huesos de los dedos se salen de su alineación normal en la articulación, generalmente debido a un traumatismo directo o torsión. Las articulaciones más afectadas son las metatarsofalángicas (en la base del dedo) o las interfalángicas (entre las falanges). Estas luxaciones pueden ser dolorosas y provocar deformidad evidente, limitando la capacidad de caminar.


Diagnóstico


El diagnóstico se basa en la historia de un traumatismo o movimiento brusco, seguido de dolor agudo, hinchazón y deformidad en el dedo afectado. El dedo puede aparecer desplazado de su posición normal. La movilidad está limitada, y el paciente a menudo presenta dolor intenso al intentar mover o tocar el dedo. Las radiografías confirman el diagnóstico, mostrando el desplazamiento de las superficies articulares, y descartan fracturas asociadas.


Diagnóstico diferencial

Condición

Diferencia clave

Fractura de los dedos del pie

Dolor similar, pero con interrupción ósea en lugar de desplazamiento articular.

Esguince de los dedos del pie

Lesión ligamentosa, con dolor e hinchazón, pero sin desplazamiento visible.

Contusión de los dedos

Dolor e hinchazón tras un golpe, pero sin luxación ni desplazamiento.

Artritis traumática

Dolor crónico y rigidez en la articulación, sin un episodio agudo de desplazamiento.

Manejo en Emergencias


El manejo en urgencias incluye la reducción cerrada de la luxación. Esto implica la manipulación del dedo para regresar los huesos a su posición anatómica bajo anestesia local o sedación.


Después de la reducción, se inmoviliza el dedo con vendaje en “buddy taping” (vendaje junto al dedo adyacente) o con una férula temporal, dependiendo de la gravedad de la lesión. Se administran analgésicos y antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) para controlar el dolor y la inflamación.


Tratamiento Definitivo


Después de la reducción, el tratamiento definitivo incluye mantener el dedo inmovilizado durante 2 a 3 semanas para permitir la cicatrización de los tejidos blandos. Se recomienda reposo, evitando actividades que ejerzan presión sobre el pie.


En caso de luxaciones recurrentes o inestables, puede ser necesaria una intervención quirúrgica para reparar los ligamentos dañados o estabilizar la articulación. La rehabilitación posterior incluye ejercicios de movilidad y fortalecimiento para restaurar la función completa del dedo.

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