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Lesión de la Glándula Parótida

MANUAL DE EMERGENCIAS MENORES



La lesión de la glándula parótida ocurre debido a un traumatismo en la región preauricular o lateral del rostro, afectando tanto al tejido glandular como a las estructuras asociadas, como el conducto de Stensen (conducto parotídeo). Estas lesiones pueden provocar fuga de saliva, infección o daño al nervio facial, que atraviesa la glándula, lo cual puede resultar en parálisis facial parcial.


Diagnóstico


El diagnóstico se basa en la evaluación clínica, observando signos de inflamación, hinchazón, fuga de saliva o formación de una masa (sialocele) en la región parotídea tras un traumatismo. La parálisis facial, el dolor localizado y la salida de saliva por la herida son signos característicos. Estudios de imagen como ecografía, sialografía o tomografía computarizada (TC) pueden utilizarse para evaluar la extensión de la lesión.


Diagnóstico Diferencial

Patología

Características Clave

Sialadenitis

Dolor, inflamación y fiebre sin antecedentes de trauma

Fístula salival

Fuga continua de saliva a través de una herida o fístula

Tumor de la glándula parótida

Masa indolora de crecimiento lento, sin historia de trauma

Fractura mandibular

Dolor e inestabilidad mandibular, sin fuga de saliva

Manejo de Emergencia


  • Control de hemorragia: Aplicar presión directa en el sitio de la lesión.


  • Descontaminación: Irrigar la herida con solución salina estéril para prevenir infecciones.


  • Evaluación neurológica: Comprobar la función del nervio facial para detectar signos de parálisis.


  • Tratamiento del sialocele o fístula: Aspiración o drenaje si hay acumulación de saliva en los tejidos circundantes.


  • Antibióticos profilácticos: Administrar antibióticos de amplio espectro para prevenir infecciones, especialmente si hay una fístula o sialocele.


  • Evitar el cierre prematuro de la herida: En casos de sialocele o fístula, puede ser necesario permitir un drenaje adecuado antes de cerrar la herida.


Tratamiento Definitivo


La reparación quirúrgica puede incluir reconstrucción del tejido glandular, drenaje del sialocele y, en casos de daño al nervio facial o al conducto parotídeo, corrección microquirúrgica. El uso de toxina botulínica para reducir la producción de saliva puede facilitar la cicatrización en casos complejos.

 
 
 

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