Lesión Cerebral – Disautonomía
- EmergenciasUNO

- 1 sept
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INFORMACIÓN PARA PADRES - SALUD PEDIÁTRICA
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¿Qué es la Disautonomía?
La disautonomía es un trastorno del sistema nervioso autónomo, que se encarga de regular funciones automáticas del cuerpo como la respiración, la temperatura corporal, el ritmo cardíaco y la presión arterial.
Después de una lesión cerebral grave, la capacidad del cerebro para controlar estas funciones puede verse alterada. Esto puede generar respuestas exageradas del cuerpo ante estímulos leves o incluso sin causa aparente, como aumento brusco de la temperatura, sudoración excesiva o movimientos involuntarios.
¿Cómo se Manifiesta?
La disautonomía suele aparecer una vez que se interrumpe la ventilación mecánica o se suspenden los sedantes utilizados en cuidados intensivos, como la morfina. Aunque los sedantes pueden ayudar a controlar los síntomas, no se pueden usar de forma prolongada debido a sus efectos secundarios.
Los episodios de disautonomía se presentan en forma de crisis o ráfagas repentinas, similares a abrir y cerrar un grifo. A veces hay un desencadenante claro, como una extracción de sangre o dolor, pero en otras ocasiones no se identifica ningún motivo. Estas crisis pueden repetirse varias veces al día, lo que se conoce como "tormentas autonómicas".
Signos frecuentes:
Fiebre sin causa aparente
Sudoración intensa
Aumento de la frecuencia cardíaca
Respiración rápida o dificultosa
Agitación o inquietud
Rigidez muscular (espasticidad)
Pupilas dilatadas
Tratamiento
El tratamiento de la disautonomía incluye una combinación de cuidados generales y medicación específica. La recuperación suele ser gradual, y en la mayoría de los casos, el cuerpo vuelve a controlar estas funciones con el tiempo.
Cuidados generales:
Mantener un ambiente tranquilo y con poca estimulación, con iluminación suave.
Permitir descanso frecuente y horas adecuadas de sueño.
Limitar las visitas: no más de 3 o 4 personas en la habitación a la vez.
Colocar al niño en una posición cómoda, con caderas y rodillas ligeramente flexionadas.
Asegurar una buena hidratación y nutrición, incluso mediante sonda o vía intravenosa si es necesario.
Tratar adecuadamente el dolor, infecciones urinarias, heridas en la piel, fracturas o estreñimiento.
Medicación
En la mayoría de los casos, se requiere el uso de uno o varios medicamentos. Puede tomar tiempo encontrar la combinación adecuada y las dosis óptimas. Una vez que los síntomas están bajo control, los fármacos se deben reducir gradualmente para evitar recaídas.
Medicamentos comúnmente utilizados:
Diazepam: ayuda a reducir la rigidez muscular y actúa como sedante suave.
Propranolol, clonidina o bromocriptina: ayudan a controlar el ritmo cardíaco, la sudoración, la presión arterial y la fiebre.
Baclofeno o dantroleno: se usan para tratar la espasticidad (rigidez muscular).
Todos los medicamentos pueden tener efectos secundarios, por lo que es necesario un seguimiento cuidadoso con análisis de sangre y supervisión médica constante.
La disautonomía suele resolverse con el tiempo, a medida que mejora la lesión cerebral. Este proceso puede durar desde unos pocos días hasta varias semanas. En general, no se espera que vuelva a aparecer en el futuro.
Puntos Clave para Recordar
La disautonomía es una alteración en el control de las funciones automáticas del cuerpo.
Puede aparecer tras una lesión cerebral grave.
Se manifiesta en forma de episodios con fiebre, sudoración, agitación, rigidez muscular y cambios en la respiración y el ritmo cardíaco.
El tratamiento incluye cuidados generales y medicamentos específicos.
Con el tiempo, el cuerpo suele recuperar el control de estas funciones y los síntomas desaparecen.

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