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Laceraciones Pretibiales

MANUAL DE EMERGENCIAS MENORES



Las laceraciones pretibiales son heridas ubicadas en la superficie anterior de la pierna, específicamente sobre la tibia. Esta zona es particularmente vulnerable debido a la delgada capa de tejido blando que recubre la tibia, lo que proporciona una protección mínima. Estas lesiones suelen producirse por caídas, objetos cortantes o traumatismos directos, especialmente en pacientes ancianos cuya piel es más frágil.


Debido a la localización superficial de la tibia, las laceraciones pretibiales pueden comprometer estructuras más profundas, como hueso, tendones o periostio, por lo que es fundamental una evaluación y manejo cuidadosos.


Diagnóstico


El diagnóstico es principalmente clínico, basado en la apariencia de la herida. Las laceraciones pretibiales se presentan generalmente como una herida abierta sobre la espinilla, que puede variar en profundidad y longitud. Puede haber exposición ósea, afectación de tendones o cuerpos extraños incrustados, especialmente tras traumatismos.


Se requiere un examen minucioso para evaluar la extensión de la lesión, incluyendo posibles daños a estructuras profundas como el hueso o los tendones. Las radiografías pueden utilizarse para descartar fracturas o identificar cuerpos extraños en la zona lesionada.


Diagnóstico Diferencial

Condición

Diferenciación Clave

Abrasión Superficial

Afecta solo la epidermis, sin compromiso de tejidos profundos ni hueso.

Síndrome Compartimental

Dolor desproporcionado, hinchazón y compromiso neurovascular.

Fractura con Laceración Superpuesta

Posible deformidad, dolor a la palpación, fractura visible en radiografía.

Lesión Tendinosa

Pérdida de función o movimiento, exposición visible de tendones en la laceración.

Cuerpo Extraño en la Herida

Dolor, hinchazón y riesgo de infección si hay un objeto incrustado.

Manejo de Emergencia


En el servicio de urgencias, el manejo inicial de las laceraciones pretibiales incluye la limpieza de la herida para eliminar residuos, evaluar la profundidad y asegurar que no haya afectación de estructuras profundas como tendones o hueso.


El cuidado básico de la herida incluye irrigación con solución salina para reducir el riesgo de infección. Se pueden administrar analgésicos para el control del dolor, y debe considerarse la profilaxis antitetánica según el historial de vacunación del paciente y el grado de contaminación de la herida.


En casos con daño significativo de tejidos blandos, puede ser necesaria la derivación a un especialista para reparación quirúrgica. Si la herida es profunda o compleja, puede requerirse cierre diferido o injerto de piel. Las heridas más superficiales pueden cerrarse con suturas o adhesivos dérmicos.


Tratamiento Definitivo


El tratamiento definitivo depende de la gravedad y profundidad de la laceración. Las heridas superficiales pueden manejarse con suturas, apósitos y seguimiento periódico para vigilar signos de infección. Las heridas profundas que comprometen tendones, periostio o hueso pueden requerir reparación quirúrgica compleja.


  • Cierre de la Herida: En laceraciones superficiales o no complicadas se pueden utilizar suturas, adhesivos dérmicos o tiras adhesivas (steri-strips).


  • Desbridamiento Quirúrgico: En casos con contaminación, tejido necrótico o heridas complejas, puede ser necesario realizar desbridamiento quirúrgico para limpiar completamente la herida y reducir el riesgo de infección.


  • Injerto de Piel: Las heridas extensas o de difícil cierre pueden requerir injerto cutáneo, especialmente en pacientes ancianos o con cicatrización comprometida.


  • Cuidado y Seguimiento: El monitoreo regular de la herida y los cambios de apósito son esenciales para asegurar una correcta cicatrización y detectar signos tempranos de complicaciones.

 
 
 

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