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Intoxicación paralítica de conchas

Actualizado: 12 dic 2024

MANUAL DE EMERGENCIAS 2025



La intoxicación paralítica por conchas (IPC), también conocida como intoxicación paralítica por mariscos, es una condición neurotóxica grave causada por el consumo de mariscos contaminados con saxitoxina y sus derivados.


Esta toxina es producida por ciertas especies de dinoflagelados y diatomeas que proliferan durante las floraciones de algas nocivas (FAN)[1]. La IPC representa un riesgo significativo para la salud pública y requiere un diagnóstico y tratamiento rápidos para prevenir complicaciones potenciales mortales.


Síntomas


Los síntomas de la IPC suelen manifestarse rápidamente, entre 30 minutos y 2 horas después de la ingestión de mariscos contaminados[2]. La progresión de los síntomas es generalmente constante y puede incluir:


  1. Hormigueo o sensación de quemazón en los labios, lengua y cara.

  2. Entumecimiento progresivo que se extiende al cuello, brazos y piernas.

  3. Dificultad para realizar movimientos voluntarios

  4. Afasia

  5. Sensación flotante o disociativa

  6. Salivación excesiva

  7. Cefalea

  8. Parestesias

  9. Sin intensiva

  10. Náuseas y vómitos[1][2]


La gravedad de los síntomas está directamente relacionada con la concentración de toxina ingerida. Niveles de toxina entre 120 y 180 μg pueden producir síntomas moderados, mientras que niveles entre 400 y 1060 μg pueden ser letales[2].


Signos Clínicos


La exploración física de pacientes con IPC puede revelar los siguientes signos clínicos:


  1. Debilidad muscular generalizada

  2. Ataxia y descoordinación

  3. Parálisis flácida (en casos graves)

  4. Insuficiencia respiratoria (en casos graves)

  5. Alteraciones en la sensibilidad térmica

  6. Hipotensión y bradicardia (en casos muy graves)[1][2]


Es importante destacar que estos signos pueden progresar rápidamente, y la insuficiencia respiratoria puede desarrollarse en un lapso de 2 a 12 horas después de la ingestión[2].


Exploración


La exploración clínica de pacientes con sospecha de IPC debe incluir:


  1. Evaluación neurológica completa, con énfasis en la función motora y sensorial.

  2. Monitorización de los signos vitales, especialmente la función respiratoria.

  3. Evaluación de la función cardiovascular.

  4. Examen de la cavidad oral y orofaringe.

  5. Evaluación del estado mental y nivel de conciencia


Pruebas diagnósticas


El diagnóstico de la IPC se basa principalmente en la presentación clínica y el historial de consumo reciente de mariscos. Sin embargo, se pueden realizar las siguientes pruebas diagnósticas:


  1. Análisis de laboratorio de muestras de mariscos para detectar niveles de saxitoxina.

  2. Exámenes de sangre y orina para evaluar el estado general del paciente.

  3. Electrocardiograma (ECG) para monitorizar la función cardíaca.

  4. Pruebas de función respiratoria[1][3]


Es crucial realizar un diagnóstico diferencial con otras condiciones como el botulismo, la ciguatera y las intoxicaciones por insecticidas organofosforados y carbamatos[2].


Manejo de emergencias


El tratamiento de la IPC es principalmente de soporte, ya que no existe un antídoto específico. El manejo en el servicio de emergencias debe incluir:


  1. Estabilización de las funciones vitales, con especial atención a la función respiratoria.

  2. Administración de líquidos por vía intravenosa para mantener la hidratación.

  3. Inducción del vómito o lavado gástrico si la ingestión es reciente (dentro de la primera hora)

  4. Administración de carbón activado en la primera hora post-ingestión

  5. Monitorización continua cardíaca

  6. Ventilación mecánica en casos de insuficiencia respiratoria

  7. Administración de diuréticos y bebidas alcalinas ricas en sodio y potasio para favorecer la eliminación renal de la toxina

  8. Consideración de hemoperfusión en casos severos[2][3]


Es fundamental proporcionar soporte respiratorio adecuado, ya que la mortalidad global se estima en un 10%, y el pronóstico está directamente relacionado con la rapidez en la instalación del mantenimiento ventilatorio[2].


La intoxicación paralítica por conchas es una condición neurológica grave que requiere un diagnóstico rápido y un manejo de soporte intensivo. La clave para un resultado favorable radica en el reconocimiento temprano de los síntomas, la evaluación clínica exhaustiva y la implementación inmediata de medidas de soporte, especialmente el manejo de la función respiratoria.


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