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Infección del tracto urinario en niños



MANUAL DE EMERGENCIAS 2024



Manejo de la Infección del tracto urinario en niños


  • Niños menores de 3 meses: Todos los niños en este grupo de edad con sospecha de infección urinaria (ITU) deben ser referidos urgentemente a un especialista pediátrico. Se requiere tratamiento con antibióticos parenterales (intravenosos) y se debe enviar una muestra de orina para microscopía y cultivo urgente. La detección temprana y el tratamiento inmediato son esenciales para prevenir complicaciones graves como la sepsis.


  • Niños de 3 meses o más con pielonefritis aguda (infección urinaria superior): Para aquellos con fiebre de 38°C o más y bacteriuria, o con fiebre más baja acompañada de dolor en el costado o sensibilidad lumbar, se debe iniciar el tratamiento antibiótico oral con cefalexina o co-amoxiclav. En casos graves o si existe resistencia a los antibióticos, puede ser necesaria la derivación a un especialista pediátrico para un manejo más intensivo.


  • Niños de 3 meses o más con cistitis o infección del tracto urinario inferior: El tratamiento inicial incluye trimetoprim (si el riesgo de resistencia es bajo) o nitrofurantoína (si la tasa de filtración glomerular estimada, o eGFR, es ≥45 ml/min). Si estos medicamentos no son adecuados o si no se obtiene mejoría después de 48 horas, se pueden utilizar opciones de segunda línea como amoxicilina (solo si los resultados del cultivo confirman susceptibilidad) o cefalexina. Si el niño ya está recibiendo antibióticos profilácticos, se debe cambiar a un antibiótico alternativo.


  • Profilaxis antibiótica diaria: Para niños mayores de 3 meses con infecciones urinarias recurrentes, después de tratar la infección actual y tras consultar con un especialista, se puede considerar la administración de antibióticos profilácticos a diario. Las opciones incluyen trimetoprim o nitrofurantoína. La elección del antibiótico debe tener en cuenta factores como la susceptibilidad bacteriana, el historial de infecciones previas y los riesgos asociados con el uso prolongado de antibióticos.


  • Reevaluación y seguimiento: Es esencial reevaluar a los niños si los síntomas empeoran en cualquier momento o si no mejoran dentro de las 48 horas de iniciar el tratamiento. Se debe enviar una muestra de orina para cultivo si no se ha hecho anteriormente y revisar el tratamiento según los resultados. También se debe considerar la posibilidad de realizar un ultrasonido del tracto urinario para identificar posibles anomalías estructurales o signos de infección atípica (infección con organismos no habituales, mal flujo urinario o sepsis).


  • Imágenes e investigación: En los casos de infecciones atípicas o recurrentes, se deben realizar estudios de imágenes, como un ultrasonido renal o una gammagrafía con ácido dimercaptosuccínico (DMSA), para detectar anomalías estructurales y daño renal. En los niños menores de 6 meses con primera infección y aquellos con resultados anormales en las imágenes, se debe realizar un seguimiento con un especialista en nefrología pediátrica.


Diagnóstico


  • Sospecha de pielonefritis: Se debe sospechar en todos los niños con fiebre inexplicada de 38°C o más, o con dolor en el costado o sensibilidad lumbar. La pielonefritis es una infección más grave que afecta los riñones y puede llevar a complicaciones como cicatrices renales si no se trata adecuadamente.


  • Sospecha de infección urinaria en menores de 3 meses: Los signos pueden ser inespecíficos e incluyen fiebre, vómitos, letargo, irritabilidad, mala alimentación y retraso en el crecimiento. Estos síntomas pueden confundirse fácilmente con otras condiciones, por lo que es crucial considerar la posibilidad de una ITU en cualquier bebé con estos signos.


  • Infección del tracto urinario en niños mayores de 3 meses: Los síntomas clásicos incluyen fiebre, frecuencia urinaria, disuria (dolor al orinar), dolor abdominal, vómitos y cambios en la continencia (incontinencia urinaria). También puede haber orina maloliente, turbia o de color oscuro. Otros síntomas menos comunes incluyen letargo, irritabilidad, hematuria (sangre en la orina) y malestar general.


  • Evaluación mediante análisis de tira reactiva (dipstick): En niños de 3 meses o más, se puede utilizar el análisis de tira reactiva para detectar la presencia de esterasa leucocitaria y nitritos en la orina. Si ambas pruebas son positivas, se debe iniciar el tratamiento antibiótico. Si ambas son negativas, no se recomienda el tratamiento antibiótico ni enviar la muestra para cultivo, a menos que haya fuerte sospecha clínica de ITU.


  • Microscopía y cultivo de orina: Si el análisis de tira reactiva es indeterminado (por ejemplo, esterasa leucocitaria positiva y nitritos negativos), se debe enviar la muestra de orina para cultivo. En niños menores de 3 años, se debe iniciar el tratamiento antibiótico mientras se espera el resultado del cultivo. Para niños de 3 años o más, se recomienda esperar los resultados del cultivo antes de iniciar el tratamiento, a menos que haya evidencia clínica clara de ITU.


Diagnóstico Diferencial


Las condiciones que pueden simular los síntomas de una infección urinaria incluyen:


  • Apendicitis: Se caracteriza por dolor localizado en el cuadrante inferior derecho del abdomen, acompañado de defensa abdominal.


  • Gastroenteritis: Presencia de diarrea junto con dolor abdominal y fiebre.


  • Glomerulonefritis: Se manifiesta con hinchazón en manos o pies, hematuria (sangre visible en la orina) e hipertensión.


  • Cistitis hemorrágica: Más común en infecciones virales, presenta hematuria (sangre en la orina).


  • Cistitis intersticial: Caracterizada por frecuencia urinaria, urgencia y dolor vesical que mejora con la micción.


  • Kawasaki: Enfermedad infantil que puede presentar fiebre prolongada, erupción cutánea, conjuntivitis, y linfadenopatía. Suele asociarse con piuria estéril.


  • Litiasis renal: Dolor cólico en el abdomen o los flancos, historia familiar de cálculos renales y posible paso de partículas de orina.


  • Meningitis: Puede presentar fiebre, rigidez en el cuello, fotofobia y erupción cutánea.


  • Sepsis sin fuente urinaria: Caracterizada por ictericia y signos de inestabilidad hemodinámica.


  • Enfermedades de transmisión sexual: Disuria, secreción uretral o vaginal, y antecedentes de actividad sexual.


  • Abuso infantil: Considerar en casos de disuria persistente o recurrente sin una causa médica evidente.


Definición


Una infección del tracto urinario (ITU) es una condición causada por la presencia de microorganismos en el tracto urinario, que incluye la uretra, vejiga, uréteres y riñones. Dependiendo de la ubicación, la ITU puede clasificarse en:


  • Cistitis (infección del tracto urinario inferior): Afecta la vejiga y la uretra, y los síntomas suelen incluir dolor al orinar (disuria), frecuencia urinaria y sensación de urgencia para orinar.


  • Pielonefritis (infección del tracto urinario superior): Afecta la pelvis renal y los riñones. Es más grave que la cistitis y puede presentar fiebre alta, dolor en los costados y sensibilidad lumbar.


La bacteriuria asintomática se refiere a la presencia de bacterias en la orina sin signos o síntomas de infección. Esta condición no suele requerir tratamiento, a menos que el paciente esté en riesgo, como las mujeres embarazadas.


Las ITU recurrentes se definen como la ocurrencia de múltiples episodios de ITU:


  • Dos o más episodios de pielonefritis.

  • Un episodio de pielonefritis y uno o más episodios de cistitis.

  • Tres o más episodios de cistitis.


Las infecciones urinarias son comunes en la infancia, afectando más frecuentemente a las niñas. La Escherichia coli es la bacteria causante más común, responsable de aproximadamente el 85% de los casos.


Otros microorganismos incluyen Klebsiella y Staphylococcus saprophyticus. En niños con malformaciones del tracto urinario o inmunocomprometidos, también pueden encontrarse patógenos como Pseudomonas, Enterococcus y Candida.

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