Manejo de la Ictericia en adultos
Evaluación inicial:
Historia clínica: Incluir la duración de la ictericia, cambios en el color de la orina y heces, dolor, prurito, fiebre, pérdida de peso y antecedentes médicos, como el consumo de alcohol, uso de drogas hepatotóxicas, y viajes recientes.
Examen físico: Buscar signos de enfermedad hepática crónica (arañas vasculares, eritema palmar), encefalopatía hepática (confusión, asterixis), linfadenopatía, masas abdominales, y dolor abdominal en el cuadrante superior derecho.
Pruebas de laboratorio: Realizar un hemograma completo, pruebas de función hepática (LFTs), pruebas de coagulación, urea y electrolitos. También se pueden incluir pruebas adicionales para hepatitis viral y análisis de bilirrubina en orina.
Investigaciones adicionales:
Ecografía abdominal: Para evaluar la vesícula biliar, los conductos biliares, y la presencia de masas pancreáticas o hepáticas. La ecografía es útil para detectar cálculos biliares y dilatación de los conductos biliares.
Tomografía computarizada (CT): Si la ecografía no es concluyente, la tomografía es útil para identificar lesiones más pequeñas en el hígado o el páncreas.
Derivación a atención especializada:
Admisión hospitalaria: Se debe considerar la admisión inmediata si el paciente presenta signos de encefalopatía, coagulopatía, insuficiencia renal o colangitis. Los niveles elevados de bilirrubina (>100 micromol/L) o resultados anormales en las pruebas de coagulación también requieren atención urgente.
Referencias especializadas: Las personas con sospecha de malignidad (como cáncer de páncreas), hepatitis viral, colestasis o enfermedad hepática grave deben ser derivadas a gastroenterología o hepatología para un manejo más exhaustivo.
Tratamiento en atención primaria:
Manejo en primaria: Algunas condiciones benignas, como el síndrome de Gilbert o la hepatitis A leve, pueden ser manejadas en atención primaria. En estos casos, el enfoque se centra en aliviar los síntomas y controlar el bienestar general del paciente.
Alivio sintomático: El prurito asociado a la ictericia puede aliviarse con emolientes o antihistamínicos. También se recomienda evitar el consumo de alcohol y mantener una dieta saludable para reducir la carga hepática.
Diagnóstico
Historia clínica detallada:
Preguntar sobre:
Duración y episodios previos de ictericia.
Cambios en el color de orina y heces: La orina oscura y las heces pálidas pueden indicar obstrucción biliar.
Dolor abdominal: En particular, dolor en el cuadrante superior derecho o dolor irradiado a la espalda, que puede indicar pancreatitis o colecistitis.
Síntomas sistémicos: Fiebre, fatiga, pérdida de peso, y náuseas.
Uso de medicamentos hepatotóxicos o suplementos herbales.
Viajes recientes a áreas endémicas de hepatitis viral o infecciones parasitarias.
Examen físico:
Buscar signos de enfermedad hepática crónica, como eritema palmar, arañas vasculares, ginecomastia, o ictericia evidente en la esclerótica.
Palpación abdominal para detectar hepatomegalia, esplenomegalia o vesícula palpable (signo de Courvoisier), que puede sugerir una obstrucción biliar.
Evaluar signos de encefalopatía hepática, como confusión o asterixis (temblor aleteante).
Pruebas de laboratorio:
Liver Function Tests (LFTs): Para identificar un patrón colestásico (elevación de la fosfatasa alcalina) o un patrón hepático (aumento de las transaminasas, ALT y AST).
Bilirrubina sérica: Los niveles elevados de bilirrubina pueden ser indicativos de enfermedad hepática o de obstrucción biliar.
Hemograma completo: Para descartar anemia hemolítica o infecciones.
Pruebas de coagulación: Para evaluar la función hepática y descartar coagulopatía.
Amilasa y lipasa: Si se sospecha pancreatitis.
Pruebas adicionales: Incluyen anticuerpos antinucleares, ferritina, ceruloplasmina, y alfa-fetoproteína si se sospecha enfermedad metabólica o cáncer hepático.
Diagnóstico diferencial
Ictericia prehepática:
Anemias hemolíticas: La destrucción acelerada de glóbulos rojos puede causar un aumento de la bilirrubina no conjugada.
Síndrome de Gilbert: Un trastorno benigno del metabolismo de la bilirrubina que causa hiperbilirrubinemia no conjugada.
Fármacos: Algunos medicamentos, como metildopa y rifampicina, pueden inducir hemólisis o afectar el metabolismo de la bilirrubina.
Ictericia intrahepática:
Hepatitis viral: La inflamación del hígado por infecciones virales como hepatitis A, B y C puede interrumpir el transporte de bilirrubina.
Hepatopatía alcohólica: El consumo excesivo de alcohol puede causar cirrosis o hepatitis alcohólica, lo que lleva a ictericia.
Hepatitis autoinmune: Una condición inflamatoria crónica del hígado que puede progresar a cirrosis si no se trata.
Síndromes hereditarios: Como el síndrome de Dubin-Johnson y el síndrome de Rotor, que afectan el transporte de bilirrubina conjugada.
Ictericia poshepática (obstructiva):
Cálculos biliares: Los cálculos que bloquean los conductos biliares pueden causar ictericia obstructiva.
Cáncer de páncreas o colangiocarcinoma: Los tumores malignos pueden obstruir los conductos biliares y causar ictericia.
Pancreatitis: La inflamación del páncreas puede causar edema y obstrucción del flujo biliar.
Definición
La ictericia es la coloración amarillenta de la piel, las escleróticas y las mucosas debido al aumento de la bilirrubina en la sangre. Esto puede ocurrir cuando los niveles de bilirrubina superan los 51 micromol/L.
La ictericia es un signo clínico que refleja una alteración en el metabolismo de la bilirrubina, que puede clasificarse en tres categorías: prehepática (exceso de producción de bilirrubina no conjugada), intrahepática (fallo en la conjugación o excreción de bilirrubina en el hígado) y poshepática (obstrucción del flujo biliar).
Comentarios