MANUAL DE EMERGENCIAS 2024
Manejo del Herpes simple - ocular
El manejo del herpes simple ocular se centra en la identificación temprana de los síntomas, la prevención de complicaciones graves y la derivación oportuna a especialistas para tratamiento adecuado. Las medidas principales incluyen:
Derivación urgente:
Todos los casos sospechosos de infección ocular por herpes simple deben ser derivados a un servicio de urgencias oftalmológicas o una consulta especializada para una evaluación el mismo día.
Si la evaluación en el mismo día no es posible, se debe buscar asesoramiento especializado inmediato para decidir si se debe iniciar tratamiento antiviral en atención primaria.
Tratamiento antiviral:
El tratamiento estándar para la queratitis epitelial por herpes simple incluye el uso de antivirales tópicos como aciclovir o ganciclovir. También puede considerarse el uso de antivirales orales, como el valaciclovir o aciclovir oral, especialmente en infecciones recurrentes o casos severos.
En la queratitis estromal, se debe administrar una combinación de antivirales con corticosteroides tópicos para controlar la inflamación, ya que esta puede progresar y causar complicaciones graves como la perforación corneal.
En los casos más severos o recurrentes, se puede optar por la profilaxis antiviral oral a largo plazo con aciclovir o valaciclovir para reducir el riesgo de recurrencias.
Medidas adicionales:
Para casos de blefaroconjuntivitis simple, se recomienda el uso de compresas tibias para aliviar los síntomas.
Se debe indicar al paciente que evite usar lentes de contacto hasta al menos 24 horas después de la desaparición completa de los síntomas.
Los pacientes deben ser informados de que el herpes simple puede ser altamente contagioso y deben tomar precauciones, como evitar tocar las lesiones y lavarse las manos con frecuencia.
Tratamientos quirúrgicos:
En casos graves que causen cicatrización corneal significativa y pérdida de visión, se puede recurrir a una queratoplastia penetrante (trasplante de córnea) para restaurar la visión. No obstante, sigue existiendo el riesgo de que el herpes recurrente afecte el injerto corneal.
Diagnóstico
El diagnóstico de herpes simple ocular en atención primaria se basa en la presentación clínica del paciente. Los signos y síntomas suelen ser unilaterales, aunque pueden ser bilaterales en personas inmunosuprimidas o con atopia.
Síntomas comunes:
Dolor ocular o sensación de irritación, a menudo acompañada de fotofobia y lagrimeo.
Visión borrosa o disminución de la agudeza visual.
Ojo rojo agudo y la presencia de vesículas o úlceras en los párpados o en la piel periocular, que evolucionan a costras.
Sensación de cuerpo extraño en el ojo y, en casos más graves, opacidad corneal o inyección periquerática.
Evaluación clínica:
Preguntar por antecedentes de infecciones oculares previas por herpes simple.
Realizar un examen detallado de los ojos, buscando signos de infección conjuntival, lesiones cutáneas en los párpados y opacidades corneales.
Utilizar fluoresceína para identificar úlceras dendríticas o úlceras en forma de rama en el epitelio corneal, características del herpes ocular.
Evaluar la sensibilidad corneal y la agudeza visual con un examen de la vista usando una cartilla de Snellen.
Diagnóstico diferencial
El herpes simple ocular puede confundirse con otras afecciones oculares que causan síntomas similares, como:
Herpes zóster oftálmico: Presenta un rash vesicular en la distribución del nervio trigémino.
Glaucoma agudo de ángulo cerrado: Se manifiesta con dolor ocular severo, ojo rojo y visión borrosa.
Iritis o uveítis: Inflamación del iris o de la úvea que puede causar ojo rojo, dolor y fotofobia.
Queratitis infecciosa: Causada por otras infecciones virales, bacterianas o fúngicas, especialmente en usuarios de lentes de contacto.
Conjuntivitis: Puede causar ojo rojo bilateral con secreción purulenta, pero no presenta las lesiones típicas del herpes ocular.
Definición
El herpes simple ocular es una infección del ojo causada principalmente por el virus del herpes simple tipo 1 (HSV-1), aunque también puede ser provocada en raras ocasiones por el virus del herpes simple tipo 2 (HSV-2), particularmente en casos asociados con contacto sexual orogenital. Afecta diversas partes del ojo, como:
Córnea (queratitis).
Iris y tracto uveal (iritis o uveítis).
Retina (retinitis).
Conjuntiva (conjuntivitis).
Párpados (blefaritis).
Piel periocular (dermatitis periocular).
La infección puede presentarse como una primoinfección, que generalmente es asintomática, o como una infección recurrente, que es mucho más común y se caracteriza por la reactivación del virus latente en el ganglio del nervio trigémino. Estas recurrencias pueden provocar queratitis epitelial, la forma más común de manifestación ocular, y en algunos casos pueden evolucionar hacia complicaciones graves como queratitis estromal o perforación corneal.
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