MANUAL DE EMERGENCIAS 2024
Manejo de Herpes simple - genital
El manejo del herpes genital se centra en aliviar los síntomas, prevenir las recurrencias y minimizar la transmisión del virus. Las estrategias clave incluyen:
Tratamiento antiviral:
En un primer episodio o cuando los síntomas son graves, se utilizan antivirales orales como aciclovir (400 mg tres veces al día durante 5 días), valaciclovir (500 mg dos veces al día por 5 días) o famciclovir.
Para las personas con recurrencias frecuentes (seis o más episodios al año), se puede ofrecer tratamiento supresivo diario para reducir la frecuencia y gravedad de los episodios, usando aciclovir (400 mg dos veces al día), valaciclovir (500 mg al día) o famciclovir.
En casos de personas inmunocomprometidas, se pueden ajustar las dosis y duración del tratamiento antiviral.
Medidas de autocuidado:
Bañarse en solución salina puede ayudar a aliviar los síntomas y promover la cicatrización de las lesiones.
Usar analgésicos de venta libre como paracetamol o ibuprofeno para el dolor, y aplicar petróleo o gel de lidocaína en las lesiones antes de orinar para reducir la molestia.
Prevención de la transmisión:
Evitar el contacto sexual durante los episodios sintomáticos. Aunque los condones pueden reducir el riesgo de transmisión, el virus puede propagarse a través del contacto de piel a piel en áreas no cubiertas por el condón.
Informar a las parejas sexuales y evitar compartir objetos que puedan estar contaminados con secreciones infectadas, como toallas y ropa interior.
Apoyo emocional:
El herpes genital puede tener un impacto significativo en el bienestar psicológico. Es importante proporcionar recursos de apoyo y asesoramiento.
Referencias a especialistas:
Se debe derivar a un especialista en salud sexual si la persona presenta complicaciones graves, un diagnóstico incierto, o si está embarazada y tiene un primer episodio, ya que existe riesgo de transmisión al neonato.
Diagnóstico
El diagnóstico del herpes genital se basa en la historia clínica y el examen físico, apoyado por pruebas de laboratorio:
Síntomas clínicos:
Se sospecha herpes genital si la persona presenta vesículas dolorosas o úlceras en los genitales, que pueden ir acompañadas de disuria, flujo vaginal o uretral, fiebre, malestar general y linfadenopatía inguinal.
Un episodio recurrente tiende a ser más leve, con lesiones localizadas y unilaterales, y puede estar precedido por una fase prodrómica de hormigueo o dolor en la zona genital.
Pruebas diagnósticas:
Se puede realizar un frotis viral de las lesiones anogenitales para detectar el virus del herpes mediante PCR. Esta es la prueba de confirmación estándar.
Si la persona no puede o no quiere acudir a un servicio especializado en salud sexual, el médico de atención primaria puede tomar la muestra para su análisis.
En algunos casos, se recomienda hacer pruebas para detectar otras infecciones de transmisión sexual (ITS).
Diagnóstico diferencial
Algunas condiciones pueden parecerse al herpes genital y deben considerarse en el diagnóstico diferencial:
Infecciones:
Sífilis: Una úlcera única e indolora (chancro).
Chancroide: Úlcera dolorosa con base necrótica.
Linfogranuloma venéreo: Úlcera con linfadenopatía.
Herpes zóster: Vesículas unilaterales en la zona genital.
Candidiasis: Puede causar lesiones similares pero sin vesículas.
Condiciones no infecciosas:
Enfermedades de la piel: Como psoriasis o liquen escleroso.
Trauma sexual o erupciones fijas por medicamentos.
Definición
El herpes genital es una infección de transmisión sexual causada por el virus del herpes simple (HSV), que puede ser de dos tipos: HSV-1, que generalmente afecta los labios pero puede causar infecciones genitales, y HSV-2, que es más comúnmente responsable de las infecciones recurrentes en los genitales.
El virus se transmite principalmente a través del contacto directo con lesiones o secreciones infectadas durante las relaciones sexuales vaginales, anales u orales. Tras la infección primaria, el virus permanece latente en los ganglios sensoriales, y puede reactivarse posteriormente, causando episodios recurrentes de lesiones genitales.
El herpes genital es una condición crónica, y aunque los episodios tienden a volverse menos frecuentes y graves con el tiempo, el virus puede seguir eliminándose de manera asintomática, lo que representa un riesgo de transmisión.
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