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Hemorragia Digestiva Inferior

MANUAL DE EMERGENCIAS 2025



La hemorragia digestiva inferior (HDI) se define como la pérdida de sangre originada en el tracto gastrointestinal distal al ángulo de Treitz. Esta condición representa una emergencia médica frecuente que requiere un abordaje diagnóstico y terapéutico oportuno.


Síntomas


Los síntomas más comunes del IDH incluyen:


  • Hematoquecia (sangre roja brillante en las heces)[4]

  • Rectorragia (sangrado rectal)[3]

  • Dolor abdominal[4]

  • Debilidad y mareos[4]

  • Palpitaciones[4]


En casos de sangrado masivo, pueden presentarse síntomas de shock hipovolémico como confusión y síncope[4].


Signos Clínicos


Los signos clínicos que pueden observarse en pacientes con HDI son:


  • Taquicardia (frecuencia cardíaca >100 latidos por minuto)[8]

  • Hipotensión arterial[3]

  • Palidez cutáneo-mucosa[1]

  • Sudoración fría[1]

  • Alteración del estado de conciencia en casos graves[1]


Exploración


La exploración física debe incluir:


  • Evaluación del estado hemodinámico[3]

  • Tacto rectal para verificar la presencia de sangre y sus características[2]

  • Inspección anal para descartar hemorroides o fisuras[7]

  • Auscultación abdominal para evaluar ruidos intestinales[1]


Pruebas Diagnósticas


Las principales pruebas diagnósticas utilizadas en el IDH son:


  1. Análisis de laboratorio:


    • Hemograma completo[8]

    • Pruebas de coagulación[8]

    • Función renal y hepática[8]


  2. Endoscopia:


    • Colonoscopia (estándar de oro para el IDH)[2][8]

    • Esofagogastroduodenoscopia (para descartar sangrado alto)[2]


  3. Estudios de imagen:


    • Angio-TC (para detectar sangrado activo)[8]

    • Arteriografía (en casos de sangrado masivo)[8]


  4. Gammagrafía con tecnecio-99m (para sangrados de bajo flujo)[3]


Manejo de emergencias


El manejo inicial de la HDI en el servicio de emergencias debe seguir estos pasos:


  1. Evaluación y estabilización hemodinámica:


    • Canalización de dos vías venosas periféricas de gran calibre[8]

    • Reposición de volumen con cristaloides[8]

    • Transfusión de hemoderivados si es necesario[3]


  2. Monitorización de signos vitales y diuresis[1]


  3. Colocación de sonda nasogástrica para descartar sangrado alto[7]


  4. Suspensión de la vía oral[8]


  5. Corrección de coagulopatías si están presentes[3]


  6. Tratamiento específico según la etiología:


    • Escleroterapia endoscópica para varices[3]

    • Coagulación por calor o láser para lesiones sangrantes[3]

    • Embolización arterial selectiva en casos de sangrado masivo[8]


  7. Considerar cirugía de urgencia en casos de sangrado persistente o masivo que no responde a otras terapias[5]


Es fundamental recordar que el 80% de las IDH cesan espontáneamente[7]. Sin embargo, la evaluación y el manejo adecuado son cruciales para prevenir complicaciones y reducir la mortalidad, que oscila entre el 2% y el 4%[8].


El abordaje multidisciplinario, involucrando a gastroenterólogos, radiólogos intervencionistas y cirujanos, es esencial para optimizar el manejo de estos pacientes en el servicio de emergencias.


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