MANUAL DE EMERGENCIAS 2025
La hemorragia anteparto (HAP) es una complicación obstétrica que ocurre después de la semana 24 de gestación y antes del parto, afectando aproximadamente al 3-5% de los embarazos[2]. Esta condición puede tener consecuencias graves tanto para la madre como para el feto, siendo responsable de una proporción significativa de nacimientos prematuros y problemas neonatales[5].
Las principales causas de HAP incluyen:
Placenta previa (0,5% de los embarazos)[1][5]
Desprendimiento prematuro de placenta normoinserta (DPPNI) (10% de los casos de HAP)[1][5]
Placenta acreta, increta o percreta[5]
Síntomas
Los síntomas de la HAP pueden variar según la causa subyacente, pero generalmente incluyen:
Sangrado vaginal indoloro, especialmente en casos de placenta previa[1][5]
Dolor abdominal o pélvico, particularmente en casos de DPPNI[1][3]
Contracciones uterinas[3]
Debilidad, vértigo o síncope[1]
Signos clínicos
Los signos clínicos observados en pacientes con HAP incluyen:
Hemorragia genital de cantidad variable[1]
Útero hipertónico o de consistencia “leñosa” en casos de DPPNI[1]
Taquicardia materna[1][5]
Hipotensión[1][5]
ignos de shock hipovolémico en casos severos[1][2]
Exploración
Durante la exploración física, el médico debe evaluar:
La cantidad y características del sangrado vaginal[1][5]
La consistencia y sensibilidad del útero[1]
La frecuencia cardiaca fetal y signos de sufrimiento fetal[1][3]
Los signos vitales maternos, incluyendo presión arterial y frecuencia cardíaca[1][5]
Pruebas diagnósticas
Las pruebas diagnósticas fundamentales para la HAP incluyen:
Ecografía obstétrica: Es la herramienta principal para diagnosticar la placenta previa y evaluar la localización placentaria[1][2]
Monitorización fetal electrónica: Para evaluar el bienestar fetal[3][5]
Hemograma completo: Para evaluar el grado de pérdida sanguínea[1]
Pruebas de coagulación: Especialmente importantes en casos de DPPNI, donde puede desarrollarse coagulopatía[1][5]
Manejo de emergencias
El manejo de la HAP en el servicio de emergencias debe ser rápido y eficiente:
Evaluación inicial: Valorar el estado hemodinámico de la paciente y el bienestar fetal[3][5]
Estabilización materna:
Establecer dos accesorios venosos de gran calibre[3]
Administrar oxígeno suplementario[3]
Iniciar fluidoterapia con solución salina normal o lactato Ringer[3]
Monitorización continua:
Signos vitales maternos[3][5]
Frecuencia cardiaca fetal[3][5]
Cuantifiación del sangrado vaginal[3]
Manejo específico según la causa:
En placenta previa: Manejo expectante si no hay compromiso materno-fetal[1][5]
En DPPNI: Considerar parto inmediato, especialmente si hay compromiso materno o fetal[1][5]
Preparación para posibles complicaciones:
Disponer de hemoderivados[3]
Preparar para una posible cesárea de emergencia[1][5]
Traslado a un centro de mayor complejidad si es necesario[3]
La hemorragia anteparto es una condición obstétrica grave que requiere un diagnóstico rápido y un manejo multidisciplinario. El reconocimiento temprano de los síntomas y signos, junto con una evaluación diagnóstica adecuada, es crucial para optimizar los resultados maternos y fetales. El manejo en emergencias debe centrarse en la estabilización materna, la evaluación del bienestar fetal y la preparación para una intervención rápida si es necesaria.
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