MANUAL DE EMERGENCIAS 2025
El glaucoma es una neuropatía óptica progresiva que constituye la segunda causa más frecuente de ceguera irreversible a nivel mundial[2][6]. Se caracteriza por el daño al nervio óptico y la pérdida gradual del campo visual, generalmente asociada a un aumento de la presión intraocular[1][4].
Síntomas
El glaucoma crónico, el tipo más común, suele ser asintomático en sus etapas iniciales[1]. Sin embargo, a medida que la enfermedad progresa, pueden aparecer los siguientes síntomas:
Pérdida gradual de la visión periférica
Disminución de la agudeza visual
Halos de luz alrededor de fuentes luminosas
Dolor de cabeza ocasional[1][3]
En el caso del glaucoma de ángulo cerrado agudo, los síntomas son más abruptos e incluyen:
Dolor ocular intenso
Enrojecimiento del ojo
Visión borrosa repentina
Náuseas y vómitos[5][7]
Signos
Los principales signos clínicos del glaucoma incluyen:
Aumento de la presión intraocular (generalmente >21 mmHg)
Excavación y atrofia del nervio óptico.
Adelgazamiento del borde neurorretiniano
Pérdida progresiva de células ganglionares de la retina[1][4]
Exploración
La exploración oftalmológica para el glaucoma incluye:
Tonometría: medición de la presión intraocular
Oftalmoscopía: evaluación del nervio óptico
Gonioscopia: examen del ángulo iridocorneal
Paquimetría: medición del espesor corneal[1][3][10]
Pruebas diagnósticas
Las principales pruebas diagnósticas para el glaucoma son:
Campimetría: evaluación del campo visual
Tomografía de coherencia óptica (OCT): análisis de la capa de fibras nerviosas de la retina
Fotografía del fondo de ojo: documentación de cambios en el nervio óptico[3][7][10]
Manejo de emergencias
El glaucoma de ángulo cerrado agudo es una emergencia oftalmológica que requiere atención inmediata. El manejo incluye:
Administración de medicamentos para reducir la presión intraocular (betabloqueantes tópicos, inhibidores de la anhidrasa carbónica)
Analgésicos para el control del dolor.
Antieméticos si hay náuseas y vómitos.
Iridotomía con láser una vez estabilizada la presión intraocular[5][7]
Es crucial que los pacientes con síntomas de glaucoma agudo sean derivados inmediatamente a un servicio de oftalmología, ya que la pérdida visual puede ocurrir en cuestión de horas si no se trata adecuadamente[3][5].
El glaucoma es una enfermedad ocular compleja que requiere un diagnóstico temprano y un manejo adecuado para prevenir la pérdida irreversible de la visión. La detección precoz mediante exámenes oftalmológicos regulares, especialmente en personas mayores de 40 años o con factores de riesgo, es fundamental para el control efectivo de esta patología[1][6].
Citas
[3] https://www.nei.nih.gov/espanol/aprenda-sobre-la-salud-ocular/enfermedades-y-afecciones-de-los-ojos/glaucoma
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