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Gastroenteritis / intoxicación alimentaria.

Actualizado: 12 dic 2024

MANUAL DE EMERGENCIAS 2025



La gastroenteritis aguda (GEA) es una inflamación y/o disfunción del intestino causada por un agente infeccioso o sus toxinas, que altera la capacidad del intestino para regular la absorción y secreción de sales y agua, provocando diarrea[1][3]. Este artículo académico abordará los aspectos clave de la GEA, incluyendo síntomas, signos clínicos, exploración, pruebas diagnósticas y manejo en emergencias.


Síntomas


Los síntomas principales de la GEA incluyen:


  1. Diarrea: Definida como una disminución en la consistencia de las heces o un aumento en el número de deposiciones (3 o más en 24 horas)[2][3].

  2. Vómitos: Pueden aparecer antes o después del inicio de la diarrea[1].

  3. Dolor abdominal: Generalmente de tipo cólico o retortijón[3].

  4. Fiebre: No siempre presente, pero puede ocurrir, especialmente en infecciones bacterianas[1][2].

  5. Anorexia y malestar general[1].


La duración típica de los síntomas es de 3 a 5 días, aunque puede extenderse hasta 14 días en algunos casos[3].


Signos clínicos


Los signos clínicos varían según la etiología y la gravedad de la GEA:


  1. Deshidratación: El signo más importante y potencialmente peligroso[2].

  2. Distensión abdominal[1].

  3. Ruidos hidroaéreos hiperactivos en la auscultación[1].

  4. Hipotensión y taquicardia en casos de deshidratación severa[1].

  5. Signos de shock hipovolémico en casos graves[1].


Exploración


La exploración física debe enfocarse en evaluar:


  1. Estado de hidratación: Observar turgencia cutánea, humedad de mucosas y estado mental[2][4].

  2. Signos vitales: Frecuencia cardíaca, presión arterial, frecuencia respiratoria[4].

  3. Exploración abdominal: Palpación para detectar dolor, distensión o defensa muscular[1].

  4. Auscultación de ruidos intestinales[1].

  5. Evaluación del estado general y nivel de conciencia[2][4].


Pruebas diagnósticas


En la mayoría de los casos, el diagnóstico de GEA es clínico y no requiere pruebas complementarias[2]. Sin embargo, en casos seleccionados, pueden realizarse:


  1. Coprocultivo: Indicado en diarrea persistente, sospecha de infección bacteriana, o en pacientes inmunodeprimidos[2].

  2. Detección de antígenos virales en heces: Para rotavirus, adenovirus y astrovirus[2].

  3. Análisis de sangre: En casos de deshidratación moderada a severa, incluyendo hemograma, electrolitos, función renal y gasometría[2].

  4. Determinación de toxina de Clostridium difficile: En pacientes con factores de riesgo específicos[2].


Manejo de emergencias


El manejo en emergencias de la GEA se centra en:


  1. Evaluación del grado de deshidratación: Clasificar como mínima/ausente, leve a moderada, o severa[4].


  2. Reposición hidroelectrolítica:


    • Deshidratación leve a moderada: Rehidratación oral con soluciones de sales y azúcares[3][4].


    • Deshidratación severa: Rehidratación intravenosa[4].


  3. Manejo sintomático:


    • Antieméticos: Considerar ondansetrón para control de vómitos[4].

    • Antidiarreicos: Racecadotrilo puede ser beneficioso, pero evita la sospecha de diarrea invasiva[3][4].


  4. Probióticos: Lactobacillus GG y Saccharomyces boulardii pueden ofrecer beneficios sintomáticos[4].


  5. Antibióticos: Solo en casos seleccionados, como diarrea invasiva o pacientes inmunodeprimidos[3][4].


  6. Educación al paciente: Sobre higiene, manipulación de alimentos y signos de alarma[4].


  7. Prevención: Considerar la vacunación contra rotavirus en grupos de alto riesgo[4].


El manejo adecuado y oportuno de la GEA en emergencias es crucial para prevenir complicaciones y reducir la morbilidad asociada a esta condición común pero potencialmente grave.


Citas


 
 
 

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