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Fracturas de Mano

MANUAL DE EMERGENCIAS MENORES



Las fracturas de mano son lesiones comunes que pueden afectar cualquiera de los 27 huesos que forman la mano, incluidos los metacarpianos y las falanges. Estas fracturas pueden resultar de traumatismos directos, como caídas, golpes o aplastamientos, y pueden comprometer tanto la estabilidad estructural como la funcionalidad de la mano. Si no se tratan adecuadamente, pueden provocar deformidades permanentes, pérdida de movilidad y debilidad en la mano.


Diagnóstico


El diagnóstico de una fractura de mano comienza con una historia clínica detallada, incluyendo el mecanismo del trauma. Los síntomas incluyen dolor localizado, hinchazón, sensibilidad a la palpación, deformidad visible (en fracturas desplazadas) y dificultad para mover los dedos o la mano. El examen físico puede revelar crepitación o inestabilidad en el sitio de la fractura.


La confirmación diagnóstica se realiza mediante radiografías en múltiples vistas (anteroposterior, lateral y oblicua) para evaluar la localización, el desplazamiento y la angulación de la fractura. En casos complejos o fracturas intraarticulares, puede ser necesaria una tomografía computarizada (TC) para planificar el tratamiento quirúrgico.


Diagnóstico Diferencial

Condición

Características Clínicas Principales

Diferenciación Clave

Luxación articular

Deformidad, dolor intenso, pérdida de movimiento

Sin fractura ósea en las radiografías

Lesión ligamentosa

Dolor e inestabilidad articular

Sin fractura ni deformidad ósea visible

Contusión o esguince

Dolor e hinchazón sin deformidad

Radiografías normales, sin evidencia de fractura

Infección o celulitis

Hinchazón, eritema, dolor difuso

Sin antecedente traumático significativo, signos de infección

Fractura oculta

Dolor persistente sin fractura visible

Lesión no evidente en radiografía inicial; puede requerir TC o RM

Manejo de Emergencia


El manejo inicial de una fractura de mano incluye la inmovilización para evitar un mayor desplazamiento de los huesos fracturados y reducir el dolor. Esto puede lograrse mediante una férula volar o en posición funcional, dependiendo del tipo de fractura. Aplicar hielo, elevar la mano y administrar analgésicos son pasos iniciales para controlar el dolor y la inflamación.


Es crucial realizar una evaluación neurológica y vascular para descartar lesiones concurrentes de nervios o vasos sanguíneos, especialmente en fracturas severas o abiertas. Si hay heridas abiertas asociadas a la fractura, se debe administrar profilaxis antibiótica y actualizar la vacunación antitetánica.


Las fracturas desplazadas, abiertas, inestables o que comprometen la articulación requieren evaluación urgente por un cirujano de mano para planificar una reducción cerrada o abierta con fijación interna.


Tratamiento Definitivo


El tratamiento definitivo depende de la gravedad y del tipo de fractura:


  • Fracturas estables o no desplazadas: Generalmente se manejan con inmovilización mediante yeso o férula por 4 a 6 semanas. Las fracturas de falanges y metacarpianos sin desplazamiento pueden tratarse de forma conservadora, con seguimiento radiográfico para asegurar una adecuada consolidación ósea.


  • Fracturas desplazadas o inestables: Requieren reducción cerrada o abierta con fijación interna, utilizando placas, tornillos, clavos o agujas de Kirschner para realinear los huesos y mantener la estabilidad. Las fracturas intraarticulares o aquellas que afectan el eje funcional de la mano también suelen requerir cirugía para prevenir deformidades y restaurar la función.


  • Fracturas abiertas: Necesitan intervención quirúrgica urgente, que incluye limpieza y desbridamiento de la herida, además de la estabilización ósea mediante técnicas quirúrgicas.

 
 
 

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