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Fractura por Estrés de los Metatarsianos

Actualizado: 23 jul

MANUAL DE EMERGENCIAS MENORES



Una fractura por estrés de los metatarsianos es una lesión por sobreuso que ocurre cuando las fuerzas repetitivas aplicadas al pie superan la capacidad del hueso para repararse. Es común en corredores, bailarines y personal militar, y afecta con mayor frecuencia al segundo y tercer metatarsiano.


Esta condición se desarrolla de forma progresiva y se presenta con dolor localizado en la parte media del pie, que empeora con la actividad física.


Diagnóstico


El diagnóstico se basa en el historial clínico de dolor progresivo durante la actividad física y el examen físico, que revela sensibilidad a la palpación sobre el metatarsiano afectado. Las radiografías iniciales pueden ser normales, pero después de 2 a 3 semanas pueden mostrar signos de fractura.


En casos tempranos, la resonancia magnética (RM) o la gammagrafía ósea son útiles para detectar la lesión.


Diagnóstico Diferencial

Condición

Diferencia Clave

Fractura aguda de metatarsiano

Se produce tras un trauma directo o torsión, con inicio repentino del dolor.

Fractura de Jones

Fractura en la base del 5.º metatarsiano, con bajo potencial de curación.

Fascitis plantar

Dolor en el talón o la planta del pie, no sobre los metatarsianos.

Tendinitis

Dolor localizado en los tendones del pie, sin evidencia radiológica de fractura.

Manejo de Emergencia


En el servicio de urgencias, es fundamental aconsejar al paciente evitar la carga de peso sobre el pie afectado y recomendar el uso de muletas o una bota de inmovilización. Debe proporcionarse analgesia con AINEs o analgésicos. El paciente debe ser derivado a un especialista en ortopedia o medicina deportiva para evaluación y seguimiento adicionales.


Tratamiento Definitivo


El tratamiento conservador es el enfoque estándar, que consiste en el descanso de actividades de impacto durante 6 a 8 semanas. Es fundamental evitar las actividades que causaron la lesión hasta que los síntomas desaparezcan por completo. En algunos casos, la fisioterapia es útil para fortalecer los músculos del pie y mejorar la biomecánica. Si la consolidación se retrasa o la fractura es compleja, se puede considerar la intervención quirúrgica.

 
 
 

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